Poder sindical, un mensaje mafioso y un impactante arsenal: así cayó “Cochinón” Figueredo, en medio de la guerra por la barra de Defensa y Justicia
El 16 de enero, Defensa y Justicia buscaba subir un peldaño más hacia la gloria. Recibía a Coquimbo de Chile por la revancha de la semifinal de la Copa Sudamericana. Y aunque el fútbol se juega sin público por la pandemia, los barras hacen caso omiso al distanciamiento social impuesto por el Gobierno. Y entonces hubo un banderazo organizado por la facción oficial de la barra del Halcón. Al que se sumaron un montón de hinchas comunes. Pero todo terminó muy mal: aquella tarde calurosa la facción disidente de los violentos decidió que era un terreno fértil para dirimir el poder y en el enfrentamiento hubo tres heridos de bala.
El partido se jugó igual, Defensa ganó (días después se consagraría campeón ante Lanús) y la UFI 1 de Florencio Varela a cargo del doctor Darío Provisionato empezó a investigar. Y cuatro días atrás llegó a una conclusión que vuelve a mostrar los vínculos de los barras con el poder, en este caso del sindicalismo: fue aprehendido como parte del grupo Darío Fabián Figueredo, alias Cochinón, un hombre que llegó a tener mucho poder en la UOCRA local, ya que fue secretario adjunto de la seccional Quilmes-Varela-Berazategui y estuvo involucrado en varios episodios tremendos en la guerra por el control del gremio en la zona Sur del Conurbano. Lo que le incautaron en el allanamiento ya da una idea de su perfil: tres pistolas semiautomáticas todas de distinto calibre, dos revólveres calibre 22, una carabina y decenas de cartuchos para todas esas armas. Por todo esto quedó imputado en la causa por abuso de armas, lesiones, robo automotor y portación ilegal de armas de guerra todo en concurso real en cinco hechos. Tremendo.
Además se le incautó la camioneta que supuestamente se utilizó en el ataque. En el caso también hay dos prófugos, el Boli Contreras y el Choco, que serían autores de los disparos y pertenecen también a la facción disidente conocida como “la banda de César”, en referencia a César Ledesma, su líder, que fue asesinado el 30 de noviembre del año pasado en medio de la lucha sin cuartel por el control de la tribuna que enfrenta además a dos barrios: Mataderos y Zeballos.


El caso del Cochinón Figueredo es muy particular. Fue hombre fuerte de la UOCRA de Gerardo Martínez en la zona Sur encolumnado detrás de Juan el Lagarto Olmedo y conformando un grupo pesadísimo junto a su hermano Daniel y el capo de la seccional Lomas de Zamora, Walter Lobizón Leguizamón, quien además era su cuñado. Pero el poder los encegueció, se enfrentaron y hubo batallas a los tiros como la de abril de 2012, que dejó 11 heridos de bala en la casa de los Figueredo, uno de ellos terminó parapléjico, y que tuvieron varios capítulos de venganza hasta 2015 cuando Cochinón tuvo que dejar la filial envuelto en una causa por presunto abuso sexual agravado. Y siempre se supo que en varios de los enfrentamientos participaban barras de Defensa, Quilmes, Argentino de Quilmes y Berazategui.
Pero desde hace un tiempo, Cochinón, además de intentar liderar la tribuna del Halcón, también quiere volver a tener peso en el sindicato. De hecho en 2019 armó una línea interna para tratar de recuperar el peso perdido. Pero en ambas batallas tiene frentes abiertos: el 5 de enero de este año le incendiaron una vivienda rural de su propiedad y un ñandú que tenía por mascota se lo ofrendaron muerto y destripado al lado de las cenizas de lo que era su casa. Porque la mafia manda mensajes de forma directa. Si el hecho fue por el gremio o por la tribuna no se supo, lo cierto es que 11 días después la facción que integra arremetió a los tiros por el centro de Varela contra la barra oficial. Ahora quedó preso pero visto su prontuario y su poder, la gente en la zona se pregunta hasta cuándo, mientras en las calles los rumores de venganza están a la orden del día.

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