De jugar poco a ganar protagonismo y ser considerado “la peste” por grandes estrellas: la lupa sobre la primera temporada de Campazzo en la NBA

La cara de desazón de Facundo Campazzo lo decía todo. Con el 125-118 para Phoenix, los Suns liquidaron la serie de semifinales de la Conferencia del Oeste y dejaron en el camino a los Denver Nuggets. De esta manera, se terminó la primera temporada del base argentino en la NBA. Más allá del duro 4-0 en contra, la campaña para la franquicia de Colorado fue positiva. Y para el cordobés vaya si lo fue. Con 30 años, después de dominar el básquet de Europa con la camiseta del Real Madrid, se probó a sí mismo que puede jugar contra los mejores atletas del mundo de su deporte.
La historia de Campazzo en la temporada 2020-2021 se puede dividir en dos partes. En los primeros 22 partidos que disputó, el base de la selección argentina jugó poco y no impactó en el juego de Denver. En un lapso de casi dos meses, el argentino promedió menos de 12 minutos en la cancha en los que cosechó poco más de tres puntos por encuentro y menos de 2 asistencias. Pero todo cambió a mediados de febrero: el 17 del segundo mes del año nuevo, el entrenador Michael Malone decidió incluir al ex Peñarol de Mar del Plata en el quinteto inicial de los Nuggets.
Esa noche, en el TD Garden, la casa de los Boston Celtics, el cordobés fue titular y brilló en la victoria de los Nuggets con 15 puntos, 8 asistencias y 3 robos en 40 minutos de acción, un cambio drástico respecto de la participación hasta el momento. De ahí en más, todo comenzó a fluir para Campazzo en la NBA. Tanto que de los próximos 43 encuentros de la fase regular, fue el base titular en 19 ocasiones. Y en los playoffs, jugó nueve de los 10 partidos de su equipo desde el arranque -sólo no inició en la última derrota ante Phoenix-.
En resumen, las estadísticas de esa segunda etapa de la temporada para el número 7 de los Nuggets fueron bien distintas a las de la primera. Cerró con un promedio de 7.4 puntos, casi 5 pases gol, quedó a un paso de los 3 rebotes y logró 1.4 robos en ese período con 27 minutos por juego, más del doble que en sus primeros meses en la liga estadounidense.

Es más, si comparamos su promedio total de puntos (6.1), asistencias (3.6), rebotes (2.1) y robos (1.2), tuvo estadísticas similares a las de Manu Ginóbili en su estreno en la NBA. El 20 de San Antonio anotó un poco más (7.6), pero Campazzo tuvo mejor promedio de pases gol y la diferencia clave estuvo en los partidos como titular. Mientras que el bahiense actuó en cinco juegos, Facundo lo hizo en 28, aprovechando la ausencia del canadiense Jamal Murray, quien sufrió una dura lesión que lo alejó del resto del año en Denver.
Si de asistencias hablamos, ese fue el rubro más destacado en el aspecto ofensivo tras la campaña como rookie del papá de Sara. De caño o de faja, de espaldas luego de una penetración, o simplemente con el pase a su compañero que necesitaba la jugada, Campazzo cumplió y con creces. Tan bien lo hizo que la NBA eligió tres de sus mejores asistencias entre las 10 mejores de la temporada y también se llevó el N° 1: con el balón en sus manos, penetró hacia el aro y se encontró con tres rivales, pero cuando todos pensaban que iba a intentar un tiro, bajó la pelota y asistió sin mirar a Nnaji, que finalizó el ataque con un triple desde la esquina. Puro showtime del cordobés que se ganó el respeto de toda la NBA por eso y varias cosas más.
Otra de las variables positivas del debut de Campazzo fue el rigor defensivo que le imprimió a sus rivales. A pesar de su 1.78 metros, varias veces cuestionado en sus primeros partidos con los Nuggets por los especialistas en Estados Unidos, el argentino fue de los mejores en las rotaciones cerca de su aro, en los robos y en los manotazos al balón en la búsqueda de quedarse con la posesión del rival. Las conocidas como deflecciones -desviar la pelota- fueron un arma clave de Facundo a lo largo de la temporada: terminó con casi tres por juego (2.7) y se ganó el respeto de propios y extraños. En dicha estadística cerró su primera campaña en el top 20 de la NBA.

De ahí los elogios del resto del equipo y del coach Malone, que como lo dijeron en varias ocasiones, se enamoraron del juego en defensa del cordobés. ¿Y los rivales? Ya lo dijo el mejor tirador de todos los tiempos tras haber sufrido la marca estrecha de Campazzo. El propio Stephen Curry tuvo un enfrentamiento áspero contra el argentino, que provocó varios errores en el escolta de los Golden State, pero a su vez generó la reacción en la cancha del tres veces campeón de la NBA, que llegó hasta a gritarle un triple en la cara a Facundo. Una vez que finalizó el juego, el 30 de los Warriors fue contundente: “Saco lo mejor de mí”, dijo.
Además de Curry, otras estrellas de la liga como Damian Lillard o John Wall, remarcaron la exigencia de Campazzo en el mano a mano, algo que hasta los propios analistas de EEUU tildaron de que el base de los Nuggets es “como la peste”.
En este contexto, hasta el propio Facundo remarcó el valor que tuvo el hecho de cruzarse con estas figuras en su desembarco en la competencia tras su brillante paso por un gigante del básquet europeo como lo fue el Real Madrid. “Acá hay más espacio, pero hay jugadores más atléticos que pueden defenderte en un segundo. Ese fue mi desafío más grande, ser agresivo en ataque y en defensa tener que encargarme de jugadores muy peligrosos como Lillard, Curry y Chris Paul. Ese fue el desafío, competir contra ese tipo de jugadores”, mencionó Campazzo luego de la cuarta y última derrota contra los Suns en los playoffs.
El futuro marca que el base argentino tiene su contrato garantizado para la 2021-2022. Una vez que pasen los Juegos Olímpicos de Tokio, que será su tercera experiencia olímpica con la selección argentina, el subcampeón del mundo en China 2019 trabajará para mejorar en varios aspectos del juego. A la espera de que se defina la continuidad o no de otros bases como PJ Dozier -se lesionó en la segunda mitad de la campaña y su ausencia le permitió a Facundo tener más presencia- o Austin Rivers, que se sumó en el cierre de la temporada por tantas bajas, Campazzo sabe que deberá afinar su puntería en los tiros de tres y en una marca registrada de su juego con Argentina y en su paso por la Casa Blanca como lo son las penetraciones al aro.

Facundo terminó la campaña con un 35 por ciento de efectividad en triples. Si tenemos en cuenta que fue su debut con una línea de tres 50 centímetro más lejos que en el resto del básquet mundial, el saldo es positivo, pero para continuar trabajando. Encestó 76 de 216 intentos, y la diferencia marcada estuvo en sus disparos a pie firme o con el dribbling de la pelota: ahí el escenario fue de casi el 40% contra un poco más del 27 por ciento.
El escenario está planteado. Sin descanso tras su traumática salida del Real Madrid tras el pago de una cláusula millonaria -la más importante en la historia del básquet internacional-, Campazzo viajó a Denver con su pareja y su hija y, en tiempo récord, se instaló y saltó a la cancha para jugar en la NBA. La adaptación fue rápida. ¿Cuál fue la razón? Esperó toda su vida para jugar contra los mejores del mundo. Trabajó muy duro para eso y, cuando le llegó la hora de aceptar el reto, no eligió ponerse la camiseta de una franquicia en reconstrucción con el objetivo de jugar muchos minutos y tener más relevancia en el juego del equipo. Ante otras ofertas, Facundo se decidió por los Nuggets, un vestuario con marcado acento internacional que lo cobijó y, rápidamente, lo aceptó como el jugador que demostró ser desde que se puso la casaca de Muni en su querida Córdoba.
Con una temporada sobre sus espaldas, no habrá situación mejor que volver a ver a Campazzo en la NBA cuando se reinicie la actividad de cara a la próxima temporada. Él ya se dio cuenta de que ese es su lugar en el mundo. En el que están los mejores competidores de su disciplina: ya sea intentando un pase de fantasía o tirándose al piso para recuperar una pelota, él ya es uno de ellos.
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