Fundación Juliana Gómez: el dolor de una madre que lucha por un futuro mejor para las futbolistas en memoria de su hija

Las tragedias como disparadoras de grandes cambios. Ojalá no tuviera que ser así, pero los ejemplos son constantes para, a esta altura, discutir lo que es casi un axioma en nuestro país. Marisa Gómez jamás hubiera querido que ocurra lo que ocurrió el 8 de octubre del año pasado, jamás hubiera querido perder a esa hija de 20 años que amaba el fútbol desde que era una niña. Y, al mismo tiempo, eligió convivir con ese dolor y encauzarlo en una causa noble: la Fundación Juliana Gómez, para que “ninguna otra familia se quede con los brazos vacíos”.
Hace 9 meses, tras el encuentro en que Atlético Rafaela le ganó como local a Argentino de Merlo por 1 a 0 en el marco del torneo de la Primera C del fútbol femenino, Juliana y tres compañeras más (Luján Benítez, Aldana Vargas y Tatiana Corso), representantes de la institución de la zona oeste del Conurbano bonaerense, regresaban a sus hogares junto al dirigente Ricardo López en el auto de éste. En la Ruta 9, a la altura del kilómetro 128, sufrieron un despiste. Juliana falleció en el acto, mientras que sus tres compañeras fueron gravemente heridas y aún siguen exhibiendo secuelas. López fue trasladado al hospital de Baradero y falleció allí.
Este caso expuso la desidia de un club que no era capaz de brindarle las condiciones mínimas a sus jugadoras que, a un partido en Santa Fe, debieron ir y volver en vehículos particulares. Exhibió también que los reconocibles avances que hay en el fútbol femenino no se han desparramado en la medida que se baja de categoría. En el mes del Mundial, donde Argentina buscará hacer historia pasando de ronda por primera vez, conversamos con Marisa Gómez, una madre del dolor, de sueños simples y una voluntad que puede desafiar cualquier adversidad.

-¿Quién era Juliana?
-Juliana tenía 20 años, amaba jugar al fútbol desde chiquita, empezó a los 8/9 años ya yendo a clubes de barrio. Entre los 4 y los 5 andaba pateando con los hermanos, no le importaba que la cargaran. Pero se esforzó, se anotó en Argentino de Merlo y cuando ascendieron fue su alegría más grande, porque amaba ese lugar, amaba a sus compañeras.
-¿Vos siempre la alentaste a que jugara, apoyaste su deseo?
-Sí, por supuesto. Ella viene de una familia futbolera. Cuando yo era más chica, jugué hasta casi los 4 meses de mi hijo que hoy tiene 26, siempre estábamos metidos en el club; el papá tenía categorías de chicos y el papá del “Polo” Quinteros (ex jugador de Argentinos Juniors, entre otros equipos) era quien nos entrenaba a nosotras las mujeres.
-Qué interesante lo que contás, porque en general ahora parece más fácil para una nena decir que quiere jugar al fútbol, pero tiempo atrás las dificultades o los prejuicios eran diferentes.
-A medida que iba creciendo, en la escuela se destacaba jugando, pero era difícil a veces, aunque a ella no le importaba nada, iba por su sueño. No sólo quería ser jugadora profesional, sino también médica, quería ser como Miriam Mayorga (actual jugadora de Boca).

-¿En qué momento posterior a la tragedia hay un clic que te permite empezar a pensar en la idea de la Fundación?
-Cuando pasó todo lo terriblemente ya conocido, me puse a pensar y dije “si yo me siento, me encierro en mi casa a llorar o a querer buscar culpables, a odiar a todo el mundo, no sirve de nada, va a ser un episodio más y punto”. Y la verdad es que vi en esas compañeras, cómo quedaron las chicas, y dije “no las puedo dejar solas, algo tengo que hacer”.
-¿Cómo definirías el objetivo principal de la Fundación?
-Principalmente es para que las chicas tengan la seguridad que se merecen, la contención y la inclusión.
-¿Cuál es el estadio de la Fundación en relación a lugar físico donde funcionar?
-En primer lugar ya tenemos la personería jurídica, hicimos todos los trámites gracias a una asociación civil de Hurlingham que se llama Primero de Junio, que si no fuera por ellos esto no podría ser posible. En cuanto al espacio físico, estoy esperando que Menéndez – actual intendente de Merlo – me dé una reunión hace dos meses. No pierdo la esperanza, ya que la idea es que la primera sede sea en Merlo, porque después tengo propuestas de poder hacerlo en Neuquén, otra en Santa Fe que fue el lugar del que mi hija nunca regresó.
De hecho, van a hacer dentro de poco un acto para recibirme que se llama “Marisa, Santa Fe te abraza”. Y de otras provincias también.
-¿Quiénes te están acompañando hoy en el día a día de la Fundación para que pueda desplegar todo lo que pretendés hacer?
-En principio tengo un equipo que, por ahora, somos más o menos 10 personas, una abogada, una asistente social, docentes, porque estamos armando, no solo cómo vamos a desempeñar la Fundación, sino también para que podamos presentar un proyecto de ley para que las chicas tengan un micro como corresponde, que tengan seguridad, que tengan su indumentaria completa, que puedan ir y regresar a sus casas sanas y salvas.
-Un equipo interdisciplinario para pensar que si una futbolista se acerca con alguna problemática, ustedes puedan abordarla desde el ángulo que corresponda.
-Por supuesto, esto va a tener ayuda psicológica, social, asesoría legal, entonces la idea es que en cada sede tengan un lugar donde venir y sentir que te van a escuchar y van a tratar de ayudarte. No solamente a darte un par de botines o tratar de colaborar, sino que hay cosas un poco más profundas, hay chicas que vienen de problemáticas terribles y el fútbol les da el talento de vida, esas ganas de seguir adelante, por eso es importante la contención.
-¿Han tenido algún tipo de diálogo con la AFA?
-Con AFA, cuando pasó todo esto, lo primero que quería es hablar con ellos, porque tenés que ir arriba para poder solucionar las cosas. Gracias a Dios me recibieron la señora Paula Ojeda (gerenta de Equidad y Género) y Andrés Patón Urich (asesor legal), lo primero que les pregunté es si ellos tenían la obligación de pasarle el dinero para los micros, yo sin saber absolutamente nada de cómo se maneja el tema, pero quería sacarme la duda como mamá, porque si otra hubiera sido la respuesta de ellos “sí, nosotros le pasamos al club y no lo invirtieron, se lo gastaron”, sería otro el tema.

Pero cuando me dijeron que no, que AFA no tiene la obligación, a menos que el club se los pida, entonces yo les transmití mi idea. Inmediatamente me dijeron los dos que a ellos les gustaría que la Fundación sea un nexo entre ellos y los clubes y que estarían de acuerdo con el tema de la ley.
-¿Cómo empezó a gestarse lo de los videos? Hemos visto varias personalidades que han expresado su apoyo (en la cuenta de Instagram @todoporjuli1 se puede ver cada uno de los videos o fotos en solidaridad con Marisa y la fundación, además de poder contactarse con ella).
-Empecé a pedir ayuda, el primero que me dio una mano fue el periodista Norman Díaz de Primer Plano Online, que fue quien me dio la idea. Continuó otro periodista, Marcelinho Witteczeck, él después me pasó el teléfono del Profe Signorini, y ahí cambió todo. Cuando lo conocí a Signorini, se me abrió un abanico de personas. Todavía no pude conseguir el de Riquelme, que sería un sueño porque mi hija lo amaba a Riquelme, tenía pasión por él. Igual no pierdo la esperanza, y ya que el otro día haya hecho el video Scaloni fue maravilloso.
-¿Es cierto que a tu hija la cargabas y le decías que se parecía a Paula Pareto?
-Mi hija medía un metro 70 y pico, ella hacía mucho fitness, aparte de entrenar y trabajaba en un gimnasio así que tenía un físico importante. La última vez que la veo, estábamos tomando mate y yo le decía “¿y, Pareto? No te puedo decir la Peque porque sos grandota, pero estás igual”, ella hacía sus mímicas y nos matábamos de risa porque éramos muy compañeras. Me saludó, agarró su bolsito, se fue y a las cuantas horas le escribo “¿y, Pareto cómo estás, cómo fue todo?” y son mensajes que nunca fueron respondidos. Para mí que la Peque se haya prestado y haya hecho un video fue terrible, cada vez que lo veo lloro, pero también me da el impulso para seguir adelante.
-¿Con el club nada?
-Con el club yo no tengo ningún litigio, porque la verdad es que tenía todo el derecho de hacerlo, pero ¿sabés una cosa? Mi hija venía de un quiebre terrible que fue cuando falleció su hermano hace 15 años, tratando de salir siempre adelante y ella salió de la depresión jugando en ese club, entonces no va con lo que yo predico si voy y le hago juicio. Si no me lleno de odio y de bronca y voy para otro lado y no es lo que quiero. Lo que quise es sacar algo de esto, sino qué sentido tiene que mi hija ya no esté, ella no se va a ir nunca del fútbol femenino. Mi objetivo es que ninguna otra familia se quede con los brazos vacíos.
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