Me quedó la impresión de que Elton John, enorme, irrepetible, transgresor y a la vez muy correcto, hizo todo lo que se esperaba de él.
Nos dejó una retahíla de sus hits y se fue.
Fue en noviembre del 92, lo recuerdo, cuando llegó por primera vez. Hizo dos River.
Después volvió unos años después, en el 2009, y se presentó con James Blunt en la Bombonera. Hubo un tercer show, en 2013, en Vélez, el otro estadio porteño que le quedaba por llenar.
Y ahora el señor que conocimos alocado y transgresor, el de los mil pares de anteojos, el constructor de superéxitos, se retiró de los escenarios. Dijo basta.
Se lleva bien con la realeza, que lo nombró Sir, y subió a uno de sus autos carísimos, se arregló su peluquín, sonrió ante las cámaras y se tomó el olivo. Dijo chau.
Primero lo vimos en el cine, cuando aún era inalcanzable, haciendo de Pinball Wizard en Tommy de The Who. Por entonces, a mediados de los 70, ya había consolidado su formidable sociedad con el letrista Bernie Taupin y había hecho historia con Gooybye Yellow Brick Road, un disco eterno, bueno y además lleno de hits.
Después lo hizo todo. Todo bueno y exitoso. sabe como, claro.
Visitó el sur americano -o sea, estuvo en la Argentina- tres veces. En la primera, lo recuerdo, abrió su show con Don't Let The Sun Go Down On Me, siguió con el movedizo I'm Still Standing y luego pegó una versión de más de nueve minutos de I Guess That's Why They Call It The Blues, acaso para mostrar claramente que traía. Entre tema y tema, claro, la gente bramó: Eltón, Eltón, Olé olé olé , olé, Eltón, Eltón…
Esa vez, con su alcurnia y su serenidad, bajó con The One Tour, una gira mundial que serviría para apoyar su álbum recopilatorio de clásicos que se llamó, no casualmente, The One, El Uno, y que terminó durando dos años.
Siempre en estadios, siempre ante multitudes.
Sir Elton John tiene 77 años, una tremenda fortuna y una vida serena, ahora que dejó de hacer grandes giras.
Tiene dos hijos, un compañero que lo ama, una historia de nobles gestos, es todo un caballero.
Y es un maestro en el piano. Qué capo.