En tradicional Tedeum en conmemoración a la Revolución de Mayo, el arzobispo de Buenos Aires Andrés García Cuerva, centró su homilía frente al Presidente Javier Milei, en salir de la “parálisis" que impide “ser solidarios con los que menos tienen”.
El mandatario llegó acompañado esta mañana por la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y por todo el gabinete nacional.
“Sabemos que hay parálisis que no se pueden procrastinar, su postergación en nombre de un futuro prometedor generarían consecuencias nefastas por irreversibles en la vida de las personas y por lo tanto de toda la sociedad”, dijo García Cuerva.
Entre los “ejemplos impostergables” el arzobispo enumeró: "la malnutrición en la primera infancia, la falta de escolarización y accesibilidad a los servicios de salud, los ancianos y jubilados incapaces de sostenerse diariamente con un mínimo de dignidad".
Ante el Presidente y todo el gabinete nacional, el arzobispo también pidió que Dios preserve a la Argentina de “de las manos manchadas de sangre por el narcotráfico, de las manos sucias de la corrupción y de la coima, de las manos en el bolsillo del egoísmo y de la indiferencia”.
García Cuerva también hizo referencia a la "indignación" que sintió Jesús frente a la "dureza del corazón" de los fariseos. "El señor tiene una mirada de indignación ante tanta crueldad de esos hombres que no se conmueven ante el sufrimiento del hombre enfermo", afirmó.