Córdoba

Joan Manuel Serrat 1983, en el retorno a casa

Sí, sí; las de 1983 fueron horas irrepetibles.

Los argentinos veníamos de la noche más terrible, la de la dictadura más sangrienta y feroz que el más pesimista del mundo podría haber imaginado, y salíamos de una guerra contra Inglaterra que se había perdido -Malvinas-, pero la música nos dio buenas noticias.

Primero fue el retorno de una gran voz local, Mercedes Sosa, en el Opera. Después, cuando ya era inevitable el derrumbe del gobierno militar y el retorno de la Demoracia, volvió Serrat, otro local, aunque nacido en lejanas tierras, también perseguido, también prohibido.

Joan Manuel Serrat había publicado un disco soberbio, En tránsito, y lanzaba otro también inolvidable y de alta estatura, Cada loco con su tema, cuando volvió a subir a un escenario argentino después de la censura verde oliva.

Joan Manuel Serrat 1983. Foto: Redes

Todos éramos Serrat. Los del folklore y los del rock.

Fio Páez, que en ese momento estaba dejando la banda de Juan Carlos Baglietto para hacerse solista, escribía sobre Serrat: Como decía un catalán, voy tratando de crecer y no de sentar cabeza.

Años después, León Gieco le pondría Joana a su hija menor -hoy música- en homenaje a su admirado Joan Manuel Serrat.

En el arranque de 1983, yo había conseguido trabajo como productor periodístico de FMR, la Frecuencia Modulada de Radio Rivadavia.

Había conseguido sumarme a la dupla Beto Tallón-Liliana Daunes en el programa a nocturno, OvniBus, y cuando me convocó Juan Alberto Badía para su equipo de Piedra Libre, no dudé y me mudé a la mañana. También hacía el informativo Radiocafé con Beto Tallón.

En ese momento, el conductor del atardecer de la programación en el ciclo Compromiso, Miguel Angel Merellano, se quedó sin productor general. Yo me ofrecí para ese puesto, en carácter ad honorem, porque admiraba mucho a Merellano, un maestro de verdad.

Y él me quería y me respetaba. Recuerdo que una vez, por esa particular movilidad que pueden tener los medios grades, hice la conducción una noche del programa 0db que hacía el Negro Luis Albornoz, y que al otro día le pregunté a Merellano si había escuchado algo de mi performence, y que él me dijo: -Bien, bien, estuviste bien, pero hablaste demasiado. Si tenés algo muy inteligente o bueno para decir en los próximos tres minutos, aprovechá y decilo; si no, poné una buena canción y tu programa va a ser buenísimo. Me acuerdo que me lo dijo con un ejemplar del LP Cada loco con su tema de Serrat que él, viejo y querido amigo del catalán, había recibido en adelanto.

A través de Merellano, blanco en canas desde joven, muy look Hemingway, fue que lo conocí.

Un día en la radio, mientras había una canción al aire, me dijo: -Nene, mañana almuerzo con Serrat, ¿querés venir? Casi me desmayo de la felicidad.

Así también, acompañando a Merellano, conocí personalmente a Alfredo Zitarrosa. Otro acontecimiento formidable en mi vida.

El inconciente colectivo registra que Serrat se reencontró con el público argentino en el estadio Luna Park.

No. Fue en el teatro Gran Rex.

Después hizo varios Luna Park., que emitió Radio Rivadavia, justamente, y un estadio (de fútbol) en Vélez.

Al volver a España, publicó el disco Serrat en Directo, que si bien no eran tomas de Buenos Aires, presentaba el mismo show que había dado acá, incluyendo una versión, muy serratiana y a la vez muy tanguera, de Cambalache.

Después siguió la vida.

En diciembre del 83 asumió Raúl Alfonsín, y así en la Argentina volvimos a tener un presidente civil.

Joan Manuel Serrat Concierto en el Luna Park 1983

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