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La pelea de la cantante con el dictador: Mercedes versus Alejandro Agustín

Hacerse el bravo con los malos cuando los malos están lejos es simple. El coraje se demuestra cuando ese malvado está el frente tuyo y vos mantenés tu bravura. Eso fue lo que hizo la corajuda Mercedes cuando al frente estaba el dictador Lanusse.

Inicia el show. Cantan los artistas. 1er intervalo. El dictador baja a los camarines para cumplir con el protocolo de saludar los músicos. Todos acceden. Menos ella. Mercedes les dice que no, que ella no lo va a saludar. Sus colegas le insisten, le piden, le ruegan. Ella responde, en su tucumano natal:

_ Yo no voy a saludarlo porque no me da la gana.

Es la única mujer. Es una joven mujer de 37 años. Es la única que enfrenta al poder que usurpa y fusila. Es Mercedes Sosa.

Vuelve show. Se reanuda la música. Mercedes elige la próxima pieza: Juana Azurduy:

_ Prestame tu fusil.
_ Que la revolución viene oliendo a jazmín.

Canta la tucumana mirando al general que usurpa la Casa Rosada. Canta la tucumana pero el militar no. No canta y se siente incómodo. Es el año 1972. Fusil y revolución son palabras habituales en boca de la juventud. La juventud que tiene como vocera a Mercedes Sosa.

El cierre del show es con Canción con todos, de César Isella, un canto latinoamericano.

“Y anda en mi sangre un río que libera en mi voz su caudal” retumba en el Colón. Y las palmas y voces atruenan cuando Mercedes arenga a la tropa al son de canta conmigo, canta, hermano americano
Libera tu esperanza con un grito en la voz.

Lanusse, incómodo, hace como que no escucha.

Al final del recital todos se retiran. Algún intrépido le pregunta al presidente si había cantado la canción de Isella. Lanusse, franco, reconoce:
_ No, apenas moví los labios. Si la cantaba me sacaban a patadas.

La otra protagonista de la noche también se retira. Convoca la atención de la prensa. Para los periodistas, esta noche Mercedes Sosa es más importante que el presidente. Quieren sus palabras después de haber destratado al hombre más poderoso del país, que calza uniforme y armas. Ella se mantiene en la simpleza de siempre, no imposta ni simula:

_ Quedó sanito el Colón, ¿no? -dice la cantante-. ¿Vieron que nuestra gente no vino con martillos a romperlo?

No era una indirecta: era un dardo envenenado para la dictadura autotitulada Revolución Argentina.

*

Ya en su vejez, el mismo Lanusse reconocía lo hecho por Mercedes Sosa:

_ No sólo no me saludó, sino que tuvo un acto de desprecio para conmigo. Me dolió. Pero tenía todo el derecho de sentir lo que sentía. Dicho sea de paso, qué bien canta esa mujer.

Hacerse el bravo, la brava, con los malos al frente. Para eso estaba Mercedes Sosa con sus jóvenes 37 años.

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