Porqué vuelve la energía nuclear a pesar de las catástrofes
Actualmente, la energía nuclear proporciona el 10% de la electricidad de todo el planeta, a pesar de los cual algunos países tienen una matriz fundada casi exclusivamente en esta energía.
Es el caso particular de Francia, dónde en 2023/2024, la energía nuclear representa el 66.86% no solo de la generación de electricidad sino de toda su matriz energética. Es la principal fuente de energía de un país que cuenta con 56 reactores nucleares.
Las catástrofes
Wikipedia enumera los principales accidentes nucleares de la historia, con la valoración en la escala internacional aceptada para este tipo de eventos, la escala INES, que tiene su tope de escala en 7.
- 1957: Mayak (Rusia), magnitud 6.
- 1957: Windscale (Reino Unido), magnitud 5.
- 1979: Accidente de Three Mile Island (Estados Unidos), magnitud 5.
- 1983: Constituyentes (Argentina), magnitud 4.
- 1983: Ciudad Juárez (México), magnitud 6.
- 1986: Accidente nuclear de Chernóbil (Ucrania), magnitud 7.
- 1987: Goiânia (Brasil), magnitud 5.
- 1999: Tokaimura (Japón), magnitud 4.
- 2011: Fukushima (Japón), magnitud 7.
Seguramente, son pocos los lectores que recuerdan que en Argentina y Brasil, también tuvimos “incidentes”. Pero Chernobyl y Fukushima tuvieron la suficiente letalidad para trascender el mundo y poner en retroceso a la nuclear en casi todo el mundo.
Como ejemplo, el gobierno de Alemania, cerró en abril de 2023 sus últimas tres plantas de energía nuclear. La medida había estado programada para finales de 2022 pero la guerra en Ucrania obligó a su postergación por la interrupción del suministro del gas ruso.
En la práctica, tras un largo e intenso debate, el parlamento europeo decidió que tanto el gas como la energía nuclear eran opciones elegibles para brindar sostén financiero a los nuevos proyectos.
Vuelve la energía nuclear
Se podría argumentar que la situación de Europa es excepcional, por la guerra en Ucrania.
También podrían ser excepcionales noticias sorprendentes como el reciente anuncio de Microsoft, que financiará la rehabilitación de la cerrada central de Three Mile Island para comprarle el 100 % de la energía que genere, que aplicará íntegramente al desarrollo de Inteligencia Artificial.
Pero ni la decisión europea ni la de Microsoft son casos únicos; son sólo muestras de una tendencia muy general en casi todo el planeta.
China sostiene un agresivo programa con el que construirá en 15 años más reactores nucleares que el mundo en los últimos 35. Los objetivos climáticos de China dependen de la construcción de 150 plantas nucleares, con una inversión de 440.000 millones de dólares.
Y la foto de todo el planeta nos la entrega la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), que anuncia que la energía nuclear en el mundo aumentará un 22% entre 2022 y 2050.
Si se cumplen las proyecciones, como la demanda y generación de electricidad crecerá mucho más rápidamente, la participación de la energía nuclear disminuirá, pasando de alrededor del 10% de la generación eléctrica mundial en nuestros días a alrededor del 8% en 2050.
La pregunta sería: ¿En base a qué argumentos se producirá esta resurgimiento de la energía nuclear?
Densidad de potencia
Queda claro que con su alta densidad de potencia, la energía nuclear puede ser crucial para reducir las emisiones y satisfacer las necesidades energéticas mundiales en esta era de transición hacia la energía limpia.
La densidad de potencia es esencial para evaluar la eficiencia con la que funciona un sistema. Es una medida de la potencia que puede manejar o producir en comparación con su tamaño o volumen.
La infografía compara la densidad energética de distintas fuentes de energía (madera, petróleo, carbón y uranio) en función de la cantidad de energía que cada una puede generar en megavatios hora (MWh). La comparación utiliza una base de referencia de 11 MWh, que es el consumo eléctrico anual promedio de un hogar estadounidense.
Vale la pena señalar, que los consumos de los hogares Argentinos son sustancialmente menores que estos: en 2022 se consumían unos 370 KWh promedio por hogar y bimestre. Esto se correspondería con 2,2 MWh anuales, el 20% del consumo en Estados Unidos.
Volviendo al asunto de la energía nuclear, esta gráfica muestra que es mucho más eficiente que el resto, ya que una pequeña cantidad de uranio puede generar tanta energía como grandes cantidades de combustibles fósiles, carbón o madera.
Lo cierto es que tan solo se requieren 100 gramos de uranio para generar los 11 MWh. Esto pone de relieve la increíble densidad energética del combustible nuclear en comparación con los combustibles fósiles tradicionales o la biomasa.
Otras comparaciones
Para tener un panorama más amplio, es ilustrativo revisar la infografía preparada por Hannah Ritchie y Max Rose para el sitio web Our World in Data. Para este artículo, la adaptación fue realizada por Flor Pon.
En este aspecto, conociendo los antecedentes de catástrofes nucleares, el primer aspecto a considerar es la letalidad de las diferentes fuentes de energía.
El siguiente gráfico reúne datos valorando la esta cuestión, medida como tasa de mortalidad asociada directamente a la operación y accidentes, pero también computando las muertes generadas por contaminación del aire, un fenómeno poco considerado durante mucho tiempo.
En esta escala, lo que se observa es que las energías solar, nuclear y eólicas están varios órdenes de magnitud por debajo del resto: miles de veces más seguras que el carbón, decenas de veces más seguras que las restantes.
Otro punto a considerar es el impacto sobre el ambiente. La gráfica analiza las emisiones de gases contaminantes, calculadas en base a la producción total a lo largo del ciclo de vida útil de las centrales generadoras.
La energía nuclear es la fuente de electricidad menos contaminante. Hay que agregar aquí, que al realizar el cálculo sobre todo el período de vida útil de las centrales, en el caso nuclear se incluye la ponderación del tratamiento y almacenamiento de los residuos nucleares generados.
El argumento final del regreso
Apuntadas estas cuestiones, hay un elemento que parece haberse filtrado como una laguna en las planificaciones.
La energía solar es por estos días, la más barata de instalar cuando se mide el costo por KWh generado. Incluso la eólica ya compite con las tecnologías más baratas y más contaminantes existentes.
¿Por qué se sigue invirtiendo en centrales que son más caras y más sucias?
La respuesta parece sencilla: el sol y el viento no proporcionan un suministro constante de energía, lo que es imprescindible si se quiere una red eléctrica confiable, como necesitan hoy los grandes conglomerados urbanos, comerciales y fabriles, en dónde el pico de demanda ocurre después del ocaso y en dónde una racha de días sin vientos podría resultar catastrófica.
De hecho, se presentan fenómenos en los que el crecimiento en la generación de energía solar, se transforma en una mala noticia para los administradores de redes eléctricas, que colapsan por sobre oferta.
Allí es dónde cobra importancia el argumento decisivo de las nucleares: tienen la versatilidad de cualquier central de combustibles para “prenderse” y “apagarse”, pero sin la contaminación concomitante y con una tasa de mortalidad comparable a las energías alternativas.