Recuerdo cuando hace unos 25 años, su papá Natalio Russo llamaba ansioso y cordial a Radio Universidad y me contaba sobre su hija Gabriela, arpista y con un orgullo enorme relataba que formaba parte de la Orquesta Provincial de Rosario y él, padre amoroso deseaba ternerla cerca, a ella y a sus nietas. Con el tiempo se dio la oportunidad de que la artista pudiera instalarse en Córdoba e ingresara a las filas de la Orquesta Sinfónica Provincial y don Russo se sintió enteramente feliz.
Una larga historia…
Y hoy, flamante jubilada de esa función Gabriela cuenta textualmente en sus redes:
“Comencé a estudiar en Rosario con el maestro Juan Carlos Zorzi, quien me dio las primeras herramientas para aprender y entender cómo es el oficio de un músico de orquesta. Mi retorno a Córdoba se dió con una mochila cargada de conocimientos y experiencias recogidas en distintas orquesta, y tras haber recorrido muchos países, convocada para congresos, conciertos y recitales, priorizando siempre la música argentina para arpa”.
“Córdoba me dió la oportunidad de dar a conocer un instrumento para muchos exótico; conciertos de cámara, ensambles, conciertos corales, la grabación de discos. A lo largo de estos años, el repertorio que interpreté fue muy amplio”.
“En la Orquesta Sinfónica de Córdoba, con la que me seguí nutrí de ballets, óperas y música sinfónica. En la Banda Sinfónica de la Provincia impulsé la creación del cargo de solista de arpa. Fueron años de mucho trabajo”.
“Con mi familia y colegas compartí mi formación, recibí el apoyo y el soporte necesario para llegar al final de un camino dorado como integrante de un gran organismo, pero no de la música con la que seguiré dando lo mejor que sé hacer, ser arpista”.
Y finaliza diciendo emocionada: "Gracias, Teatro del Libertador."
Preguntamos a Gabriela cuántos años fueron con la Orquesta Provincial y recuerda que su ingreso se dio hace 20 años cuando el cuerpo era dirigido por el Maestro Plis Steremberg y confirma que diez años antes había formado parte de la Orquesta Sinfónica de Rosario.
Un arpa centenaria, un arpa en suspenso…
Con respecto al interés que despierta el instrumento, Gabriela señala que su aprendizaje siempre provoca interés en los músicos y, si bien en una época su estudio era encarado mayoritariamente por mujeres, en la actualidad es compartido por ambos géneros.
Sobre el instrumento que ejecutó a lo largo del tiempo en el Teatro, Gabriela se enorgullece de haber sacado brillo al arpa viejita del Libertador, que cuenta con más de 200 años. Mientras tanto quedó en suspenso un arpa que donó, perteneciente a una música amiga residente en Nueva York, los años fueron pasando y el instrumento nunca fue transportado desde esa ciudad a Córdoba.
Le consulto sobre las características físicas de las arpas clásicas y Gabriela detalla que “con el paso del tiempo han cambiado sobre todo la fabricación de las nuevas electroacústicas. Los luthiers han investigado tamaño, color, sonido y en la actualidad son más modernas, adaptables a otras músicas y grupos; son de menor tamaño incluso más transportables”.
¿Y ahora qué?
Gabriela es una mujer inquieta por lo tanto le pregunto sobre qué prepara para esta nueva etapa en su vida y expresa el deseo de “cambiar el ritmo estresante que vivía durante su actividad, tomaré con calma unas propuestas que me han llegado y por ahora terminar el año y descansar. Por lo pronto ya hay una fecha con Ingrid mi hija para octubre de 2025 en Buenos Aires conformando un trío de violín, cello y arpa”.
Gabriela, la mamá de Ingrid
A propósito le pregunto sobre la carrera de su hija menor y detalla, justificadamente orgullosa que Ingrid Prytz Nilsson es violinista, integrante de la Orquesta Filarmónica del Teatro Colón de Buenos Airess y este año estuvo seleccionada para el Festival Schleswig-Holstein en Alemania acompañando a Lang Lang, el afamado pianista chino, en su gira por el norte de ese pais.
El arpa: soledad, plenitud y satisfacción
Finalmente le consulto sobre la sensación de una arpista en su rol solitario y protagónico en una Orquesta y Gabriela reflexiona que es un sentimiento difícil de expresar porque en igual medida se tiene la satisfacción de desempeñar un papel tan singular en la orquesta lo que representa una responsabilidad enorme. Y añade: “La arpista no forma parte de una fila de músicos que la proteja o la apoye, por lo tanto la sensación de soledad en la ejecución, va la par de la plenitud y la satisfacción por el trabajo desempeñado”.
Escuchemos y veamos su trabajo en la interpretación del Himno Nacional Argentino en diversos sitios de la ciudad, crédito de Canal 12.