Icono del sitio TribuTV

Historias mínimas de una Córdoba con 100 milímetros de lluvia en unas horas

Cuando pasadas las 17:00 escuchó los primeros truenos, Patricio pensó en su vecino Domingo para que lo lleve al colegio al que acuden los hijos de ambos. No imaginó que, una hora después, la lluvia sería torrencial y salir desde barrio Alberdi hacia el oeste de la ciudad de Córdoba sería una odisea.

Una jornada como la de este martes, cuando las precipitaciones se adueñaron del día de manera persistente en la ciudad de Córdoba, tiene sus complicaciones.

Este vecino puntual sabía que el Palio en el que viajaban siete personas y lucía lleno para esa vuelta a casa era apenas un detalle. Porque el conductor veía poco, el agua no paraba de caer y el tráfico era amplio.

El lento proceso del desempañador complicó el regreso. Los paraguas no dieron abasto y alguna mochila sufrió las consecuencias.

Tomar avenida Duarte Quirós no es, ni por asomo, una buena decisión con precipitaciones recientes. Por más que sean 200 metros, el agua se instala en cada cuadra ante cada precipitación.

Al grito de “vamos por las calles de adentro”, el traslado fue a paso lento. Las historias de los pequeños tomaban protagonismo mientras la concentración de ‘Mingo’, ya sin remera, no podía ceder. Atravesó en perpendicular Maestro Vidal primero y Félix Paz después, y en un momento suspiró.

Patricio celebró llegar a casa y disfrutar de los mates. Pero su esposa estaba demorada: “No voy a llegar. Encontré una cuadra que no está inundada y me quedo acá con el auto”. Leyó el mensaje mientras tostaba el pan, y ya había sacado el agua que se colaba por el living.

Una hora después, ya casi al anochecer y tras la decisión de encarar un kilómetro de la Córdoba inundada, la familia estaba completa en la casa.

Miércoles de miércoles

Para Martín, salir de casa después de pocas horas de sueño tuvo como primera complicación los 15' tarde que se levantó. “¡Qué lindo está para dormir!”, pensó, desperezándose. En barrio Uritorco, la lluvia de madrugada parecía calma, pero en el momento en que salía de su casa, se transformó en diluvio.

"Atravesar la calle García Martínez para tomar el 42 es misión imposible", se dijo. Ya en viaje, valoró haberse puesto las zapatillas con agujeros que nunca cosió y traer otra muda de ropa en una mochila que detonaba.

Por la ventanilla vio a ese Peugeot manejando con prudencia por el carril rápido, y a los tres vehículos que, por detrás, lo hostigaron unos 150 metros para que haga lugar. Llegó al centro para el trasbordo y poco importó una Mariano Moreno con agua de bote a bote.

Notó que, para su suerte, llegó un colectivo nuevo al leer “Grupo FAM”. No se llovió adentro de la unidad, y sólo le quedó atravesar las últimas cuadras al bajar, como en muchos barrios de la ciudad, y arribar a destino con los calzados más que humedecidos.

Insultó al Volkswagen Gol que no bajó la velocidad y aportó unos centímetros cúbicos a su pantalón.

“Casi a horario”, sentenció mientras se cambiaba, ya en su lugar de trabajo.

Historias repetidas en varios sectores, y con complicaciones aún mayores en otras zonas, un paisaje que, ante copiosas lluvias, deja Córdoba capiiiiital.

Salir de la versión móvil