Córdoba

Cacen a la perdiz

La sobrevida política de Estela Martínez, Isabelita, estaba agotada. Frente a esto, los tres comandantes, dueños del destino del país, le ofrecieron a Ítalo Lúder, segundo en la línea sucesoria y que ya había reemplazado a la presidenta, hacerse cargo del gobierno. La reunión fue en la casa del mismo Lúder, que se negó a ser el presidente porque, dijo, no podía ser desleal a la viuda de Perón. La negativa del dirigente fue determinante para que Videla y Massera acordaran dar el golpe horas después.

El último que intentó frenar lo que se venía fue el cordobés José Alberto Deheza, ministro del Interior de Isabel. Les pidió apoyo a los militares y Videla y Massera dijeron que no, que no era su función, que la decisión estaba tomada. Deheza, el que intentó salvar a la viuda de Perón, era yerno de Lonardi, el del golpe del ‘55. 20 años antes, Deheza había sido secretario privado del golpista que derrocó a Perón y ahora intentaba salvar a su viuda. Cosas únicas de la Argentina.

Volvamos.

Manifestación en apoyo a Isabel Perón el 23 de Marzo de 1976

En la noche del 23 de marzo, minutos antes del 24, Lorenzo Miguel bromeaba en la Casa Rosada junto a los periodistas corresponsales en Casa de gobierno:

– Mañana volveremos a encontrarnos con la presidente y el gabinete. Para mi está todo normal. El gobierno no negocia: juéguense por nosotros, pagamos 2,10. No hay golpe -decía con seguridad el líder de la UOM-.

Otro que andaba a altas horas de la noche por la Rosada era Deolindo Felipe Bitel, gobernador del Chaco, quien le gritó a Osvaldo Papaleo, secretario de prensa de Isabel (y padre de la actriz Carolina Papaleo):

– Chau papá, hasta mañana. Esto hay que festejarlo con champaña, todo se ha disipado.

Canal 10 Córdoba en Instagram: "1️⃣ Cacen a la Perdiz. Los momentos previos al 24 de marzo (Parte 1) ⌛ El destino de la presidencia era un secreto a voces. 👉🏼 La Operación Perdiz consistió en las maquinaciones de las Fuerzas Armadas para deponer a María Estela Martínez de Perón en marzo de 1976. ❗ Los tres comandantes con el destino del país en sus manos acordaron los pasos necesarios para tomar el poder. Mientras, las voces alrededor de la Casa Rosada se permitían bromear y festejar que no habría golpe. #24M #memoria #historia #dictadura"

Incrédulos, ingenuos, mentirosos. La Operación Perdiz estaba en marcha y lo sabía el país entero. La Operación Perdiz era, en el lenguaje cifrado de los militares, la detención de la presidenta, primera acción para dar el golpe. Detención que no debía ser ni en Olivos ni en Casa Rosada para evitar que algún acólito -sobre todo los granaderos- intentara defenderla. Entonces, en el aire, a bordo del helicóptero y con supuesto destino a la residencia presidencial, comenzó el operativo. El piloto le mintió a la presidenta que la máquina tenía un desperfecto y que debían aterrizar en Aeroparque y no en Olivos. Ya en tierra, llevaron a Isabel a unas oficinas, cerraron todos los ingresos y el general Villareal le informó que las Fuerzas Armadas se hacían cargo del gobierno. La primera pregunta de la mujer destituida fue de tipo personal:

– ¿Me van a fusilar?

Le dijeron que no, que estaba garantizada su integridad física. Isabel no se quedó callada. Habló todo lo que no había hablado durante su presidencia. Enérgica, temperamental, decidida. Lo que no había demostrado en sus 2 años de mandato. Les dijo que debía haber un error, que ella tenía un acuerdo con los 3 comandantes, que podía cerrar el Congreso, que la CGT le respondía, que el peronismo era suyo, suyo, suyo. Que si no modificaban la actitud, iban a correr ríos de sangre.

Después de escucharla y sólo responderle que ese país que ella imaginaba no existía, un oficial de menor rango tomó la radio y dio la contraseña que esperaban los comandantes:

– La perdiz cayó en el lazo.

Con Isabel detenida, le retuvieron su cartera. En su interior tenía una carpeta con todo el plan para intervenir el Congreso, basado en la experiencia uruguaya que había llevado adelante el presidente Bordaberri. Tras la Operación Perdiz, siguió, minutos después, la Operación Bolsa: detener a todos los dirigentes peronistas. Fueron cayendo uno a uno. El ingenuo Lorenzo Miguel, el gobernador riojano Carlos Menem y el mismo Lúder, que se había negado a asumir la presidencia. Norma López Rega, la hija de, y su esposo Raúl Lastiri se escondieron en la casa del peluquero Miguel Romano. Fueron descubiertos a la semana. Pero hubo uno que pudo zafar. En la lista de los hombres detener estaba el diputado Rodolfo Arce, un peronista ortodoxo y verticalista. Cuando los militares lo encontraron, le preguntaron:

– ¿Usted es Arce?

– No, nada que ver -dijo-, yo soy el veterinario.

Y se escapó. Esa perdiz no cayó en el lazo.

Anuncio del golpe 24 de marzo de 1976

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