SONICO, tango de vanguardia: la gira sudamericana hace escala en Córdoba con “ROVIRA 100”
Al borde del tango, al filo del género. SONICO se funda en esa idea tentadora, llena de futuro, de transitar los límites: el ensamble intercontinental trabaja y desvela la obra de una figura tan innovadora en la escena como la de su contemporáneo Astor Piazzolla: Eduardo Rovira. Piazzolla – Rovira: The Edge of Tango es el título que inevitablemente la formación le dio a su disco de 2021.
Bien al borde del género.
A días del centenario del nacimiento de Rovira (30 abril 1925 – 29 julio 1980) SONICO inicia una gira por Argentina y Chile con una primera parada -17 de abril- en el Aula Magna de la Universidad de Santiago, y dos escala en la provincia de Córdoba: el 19 en el Teatro Libertador de Capital, y el 20 en el Teatro Municipal de Río Cuarto. El grupo además se embarca en la grabación de su quinto disco de estudio: ROVIRA 100.
Más vivo que nunca, el lenguaje del tango -sus ademanes, su sonido, su drama progresivo- bien marca el pulso de la actual época de espasmos, turbulencia y desamparo. ¿Qué hay más allá de la vanguardia? SONICO ejecuta con precisión la tensión rítmica de las composiciones de Rovira, que se escuchan, más de medio siglo después, sencillamente contemporáneas.
“La ruptura que propone Rovira no es solamente estética, sino también existencial. Es la búsqueda de un espacio propio en un ecosistema saturado, donde las formas tradicionales comenzaban a repetirse y el espacio para la innovación era limitado. No se trata de una vanguardia elitista, sino de una urgencia creativa para mantener un género popular vivo”, dice a Cba24n, entre ensayo y ensayo, ya subido al ritmo de una gira exigente, el contrabajista Ariel Eberstein.
“En ese sentido -sigue Eberstein- Rovira no rompe con el tango para alejarse, sino para salvarlo. Su gesto es profundamente tanguero: revisitar, deconstruir y reinventar. En la historia del tango, su figura funciona como un punto de inflexión poco reconocido, pero fundamental para comprender la transición entre la época de oro y las múltiples formas contemporáneas del género que encontramos en los muchos y talentosos grupos en la actualidad”.
Si uno piensa en un quiebre, que transita de lo tradicional hacia el denominado tango moderno o de vanguardia, aparecen entonces los octetos de Piazzolla y Rovira, Octeto Buenos Aires y Octeto La Plata, respectivamente, dos caminos divergentes en busca de estímulo. "Hubo un tiempo en que Rovira fue más revolucionario que yo", dijo en su momento el hijo de Vicente “Nonino” Piazzolla.
-¿Qué ambiciones estéticas alimentan el trabajo de SONICO y dónde cree que reside el brillo particular de la música de Rovira?
Eberstein- En SONICO nos mueve una ambición estética doble: por un lado, la reconstrucción sonora de un legado olvidado; por otro, la proyección de ese legado hacia el presente y el futuro. Eduardo Rovira no sólo fue un compositor innovador, sino un artista profundamente reflexivo sobre el rol del tango en su época. Él consideraba que su tango no podía ser el mismo que el de los compadritos, los faroles a gas y el transporte a caballo. Él quería construir el tango del futuro, un futuro con rascacielos, aviones y bombas atómicas; un futuro con un tango ¡sónico!
"Rovira, con su Octeto La Plata, partió de una observación muy aguda de la tradición tanguera porteña y la llevó a su límite expresivo. Su brillo reside ahí: en la tensión constante entre lo conocido y lo imprevisible, entre el ritmo del arrabal y la abstracción de la música de cámara" Ariel Eberstein
–The Edge of Tango… resulta sin dudas una gran perspectiva para abordar el empuje del “tango moderno”. ¿Qué hay, qué se encuentra en esos bordes y filos, en el reverso de esas músicas?
Eberstein- The Edge of Tango, concepto que comenzamos a desarrollar a partir de nuestro tercer álbum, es para nosotros una metáfora viva. En esos bordes que Rovira (y Piazzolla) exploró -entre el tango, el jazz y la música contemporánea- se encuentra un territorio fértil, lleno de potencia. Esos márgenes son, al mismo tiempo, lugares de riesgo, de expansión estilística y de libertad. Hoy, más de 60 años después, su música todavía suena audaz, cargada de una modernidad que no se desgasta. Lo que encontramos allí no es sólo una estética, sino una ética del riesgo artístico. Y eso sigue siendo actual. Quizás lo más poderoso del legado de Rovira es que sigue empujando al tango hacia nuevas fronteras, incluso décadas después de haber escrito lo que escribió.
-¿Qué imágenes les devuelve el público cuando escucha estas piezas de indudable carácter rioplatense y, al mismo tiempo, con aire universal?
Eberstein- El público europeo escucha esta música con una mezcla de sorpresa y fascinación. Por un lado, reconocen el carácter rioplatense -esa identidad rítmica, melancólica, casi visceral- pero al mismo tiempo encuentran estructuras, armonías y climas que dialogan con otras tradiciones. Hay algo profundamente universal en la música de Rovira, quizás porque habla desde lo local con una honestidad brutal. Nos han dicho que suena como si Bartók hubiera nacido en Buenos Aires, o como si el tango hubiera entrado en el lenguaje de la música contemporánea sin perder su alma. Esas reacciones nos confirman que esta música tiene mucho para decir, hoy más que nunca.