Sebástien Chabal fue uno de los mejores tercera línea de comienzos de los 2000 en el rugby. Con su metro 91 de estatura, barba larga y melena inconfundible, el francés se imponía ante cualquier adversario. Sin embargo, en una charla en el podcast deportivo Legend afirmó que no tiene "ni un sólo recuerdo" de los partidos que jugó.
Tuvo una gran carrera en el deporte. Disputó 62 partidos con Francia, alcanzando las semifinales de la Copa del Mundo tanto en 2003 como en 2007, año en el que perdieron el partido por el tercer lugar ante Los Pumas. Ganó dos veces el Seis Naciones, en 2007 y 2011, además de haber jugado más de 260 encuentros para los cuatro clubes de los que formó parte: Bourgoin, Racing 92, Lyon y Sale Sharks, con quienes ganó la Premiership en 2006/06.
En el 2015 puso punto final a su trayectoria con 36 años, pero no fue precisamente su retiro ideal. En su último partido como profesional, se rompió los ligamentos cruzados y laterales de la rodilla derecha. Sin embargo, poco puede recordar de todas esas vivencias. "No tengo ni un solo recuerdo de un partido que haya jugado. Y cuando digo ninguno, es realmente ninguno. Ni un solo segundo. No recuerdo ni una de las 62 veces que canté La Marsellesa", afirmó Chabal.
Incluso, su pérdida de memoria se trasladó a su vida personal: "Tengo algunos recuerdos de mi infancia. Son solo dos o tres y aún así no estoy seguro de que los recuerde. Creo que es por lo que la gente me contó de ellos. No tengo memoria de momentos pasados". Además agregó: "Cuando hablo de esto con mi mujer, le digo que siento como si no hubiera sido yo el que jugó al rugby".
El testimonio de Chabal deja en evidencia las secuelas que puede expermentar un jugador de alto rendimiento en el rugby. Muchos casos así lo ejemplifican, como el de Carl Hayman, ex rugbier de Nueva Zelanda, que fue diagnosticado con demencia precoz y encefalopatía crónica. También en los All Blacks, Billy Guyton falleció a los 33 años tras sufrir una encefalopatía traumática crónica, convirtiéndose en el primer profesional neozelandés en morir por esa causa.
Actualmente la World Rugby ha incluido protocolos para evaluar si los rugbiers sufren algún tipo de afección cerebral durante el partido. Incluso se ha hablado de la opción de rebajar la línea de tackle. Un estudio publicado por la Universidad de Edimburgo, Escocia, afirma que, de haber tomado esa medida, se podrían haber evitado un 45% de conmociones cerebrales.
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