Córdoba

El Papa Francisco: un pata dura apasionado del fútbol y del deporte

La afición al fútbol y el deporte, que se remonta a su infancia en Buenos Aires, no fue un mero pasatiempo, sino que se entrelazó con su visión sobre el rol del deporte en la sociedad y su potencial para transmitir valores universales.

Un "Cuervo" de corazón:

Desde su elección como Sumo Pontífice en 2013, Jorge Mario Bergoglio nunca ha ocultado su fanatismo por San Lorenzo. Su número de socio, el 88.235N-0, lo vincula directamente con la historia del club. Incluso antes de ser Papa, celebraba misas en la capilla del club y podía ver el estadio Nuevo Gasómetro desde el púlpito de la Villa Olímpica.

La obtención de la Copa Libertadores por parte de San Lorenzo fue motivo de alegría para el Papa, quien recibió al plantel y a los dirigentes en el Vaticano. Su conexión con el club es tan fuerte que incluso una bandera azulgrana con su rostro flameó en la Plaza San Pedro. En su autobiografía, el Papa recuerda con cariño su infancia ligada al club, las idas a la cancha con su padre y hermanos al "Viejo Gasómetro", y la figura de jugadores emblemáticos como Pontoni.

El deporte como escuela de valores:

Más allá de su pasión personal, el Papa Francisco ha expresado en múltiples ocasiones su visión sobre el deporte como una herramienta poderosa para la educación y la transmisión de valores positivos. En un discurso a deportistas y organizadores del "Partido de Fútbol por la Paz", destacó valores universales que el fútbol y el deporte en general pueden favorecer: la lealtad, el compartir, la acogida, el diálogo y la confianza en el otro. Estos valores, según el Papa, invitan a cada persona a prescindir de la raza, la cultura y el credo religioso, construyendo una cultura del encuentro y un mundo de paz.

Para Francisco, el deporte es alegría de vivir, juego y fiesta, y debe ser valorizado mediante la recuperación de su gratuidad, su capacidad de estrechar vínculos de amistad y la apertura hacia los demás. También subraya que el deporte enseña el valor de la fraternidad, recordando que en el campo no importa el origen, la lengua o la cultura, sino el compromiso y el objetivo común. Esta unidad en el deporte es una metáfora de la vida, recordando que, a pesar de las diferencias, todos somos miembros de la misma familia humana.

El Papa también destaca que el deporte es una escuela de lealtad, coraje, resistencia, determinación y fraternidad universal. Asimismo, enseña a afrontar los límites con paciencia y determinación, transmitiendo un mensaje de esperanza y valentía, especialmente para los jóvenes.

Encuentros con deportistas y el mundo olímpico:

A lo largo de su papado, el Papa Francisco ha recibido a numerosas figuras del deporte argentino e internacional. Estos encuentros han simbolizado la conexión entre el liderazgo espiritual y el mundo deportivo. Entre los deportistas que lo han visitado se encuentran Lionel Messi, Diego Maradona, Javier Zanetti, Carlos Tévez, Javier Mascherano, Maravilla Martínez, Luciana Aymar, Juan Martín Del Potro y Paula Pareto. En estos encuentros, ha recibido obsequios como camisetas firmadas y ha compartido reflexiones sobre el deporte y la vida.

El Papa también ha reconocido la labor de Athletica Vaticana, la asociación oficial multideportiva del Vaticano, por su testimonio cristiano en el mundo del deporte y su compromiso con la fraternidad, la inclusión y la solidaridad a través de iniciativas con jóvenes con discapacidad, presos, inmigrantes y familias necesitadas. En el marco del Año Olímpico y Paralímpico 2024, el Papa expresó su esperanza de que el deporte pueda tender puentes, derribar barreras y promover relaciones pacíficas, recordando el valor de la "tregua olímpica".

Críticas a la mercantilización del deporte:

Si bien el Papa Francisco reconoció los valores positivos del deporte, también manifestó su preocupación por la mercantilización excesiva que puede desvirtuar su verdadero espíritu. Criticó el deporte basado únicamente en parámetros económicos, que convierte a los atletas en "mera mercancía" de la que hay que sacar provecho. Advirtió que esta lógica atropella a los deportistas, haciéndoles perder la alegría de jugar que los atrajo en sus inicios. Para el Papa, si prevalece el afán desmedido de dinero y éxito, la armonía del deporte se despedaza.

El Papa Francisco encaró una figura única que combinó una profunda fe religiosa con una genuina pasión por el deporte, en particular el fútbol. Su visión va más allá del entretenimiento, destacando el poder del deporte para educar en valores esenciales como la fraternidad, la lealtad y el respeto mutuo, contribuyendo a la construcción de una sociedad más justa y pacífica. Sin embargo, también alerta sobre los riesgos de la comercialización excesiva que pueden deshumanizar el deporte y alejarlo de su propósito original. Su mensaje resuena en el mundo del deporte como una invitación a vivir la pasión con un espíritu de juego limpio y solidaridad, recordando que, como él mismo decía, "jugar te hace feliz aunque seas un pata dura".

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