El circuito Bowman Gray Stadium, conocido por su estilo de carreras agresivo y caótico en la NASCAR Regional estadounidense, fue escenario de un enfrentamiento vergonzoso entre los pilotos Zack Staley y Justin Alverson.
La disputa comenzó en la pista cuando Staley chocó intencionalmente el auto de Alverson, quien respondió de la misma manera. El altercado escaló rápidamente a una pelea física fuera de los vehículos, requiriendo la intervención policial para separar a los contendientes. Este incidente generó críticas y repudio por parte de los fanáticos, quienes lo catalogaron como un espectáculo bochornoso y exigieron sanciones para ambos pilotos.