El presidente Milei decretó el fin de la “teoría de la explotación”
¿Casualidad o causalidad?
Ayer por la tarde, a las 16.30 hora Argentina había fumata blanca y unos 40 minutos después, se conocía que el nuevo Papa, elegía su nombre, León XIV seguramente como homenaje a un predecesor que marcaba un rumbo para la mirada cristiana de las relaciones del trabajo.
Y casi en simultáneo, el presidente Javier Milei, citando al anarcocapitalista Murray Rothbard, decretaba el fin de lo que llama “La Teoría de la Explotación”.
La posible duda sobre la intencionalidad, se desvanece cuando se comprueba que Milei hacía sus afirmaciones sin conocer aún quién era el nuevo Papa. Y el desconcierto mundial con que se recibió la noticia de esta elección hacen muy improbable que nuestro presidente manejase información privilegiada, una práctica común y aceptada en los cánones con los que se maneja esta administración.
En cualquier caso, no será casualidad sino, probablemente, el signo del tiempo que vivimos.
Paradojal
Porque la paradoja se sostiene.
Fue León XIII (1878-1903) el papa que por primera vez en su encíclica Rerum Novarum (1891), habló de los obreros, en plena Revolución Industrial, dando a luz la moderna doctrina social de la Iglesia.
“No sólo la contratación del trabajo, sino también las relaciones comerciales de toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios” dice en uno de sus 42 acápites.
Ubicados en la época, la encíclica proponía una solución cristina al dilema que ponía en ebullición a trabajadores de todo el planeta. Asumía la existencia de la explotación de los propietarios para responder a “los socialistas” que “atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes”.
Se escribió en el turbulento período entre el Manifiesto Comunista (1848) y la Revolución Rusa (1917).
Precisamente, como una repuesta al desarrollo del socialismo, asumía que la cuestión “no puede tener una solución eficaz si no es dando por sentado y aceptado que el derecho de propiedad debe considerarse inviolable. Por ello, las leyes deben favorecer este derecho y proveer, en la medida de lo posible, a que la mayor parte de la masa obrera tenga algo en propiedad. Con ello se obtendrían notables ventajas, y en primer lugar, sin duda alguna, una más equitativa distribución de las riquezas”.
Promulgada el 15 de mayo de 1891 resulta de una actualidad sorprendente, más de 130 años después.
“La violencia de las revoluciones civiles ha dividido a las naciones en dos clases de ciudadanos, abriendo un inmenso abismo entre una y otra. En un lado, la clase poderosa, por rica, que monopoliza la producción y el comercio, aprovechando en su propia comodidad y beneficio toda la potencia productiva de las riquezas, y goza de no poca influencia en la administración del Estado. En el otro, la multitud desamparada y débil, con el alma lacerada y dispuesta en todo momento al alboroto”.
Milei contra León XIII
El presidente Javier Milei dijo este jueves que destruyó “la teoría de la explotación”, por la cual el patrón explota el trabajo de su empleado y se queda con un plus de esa labor -la teoría de la plusvalía de Karl Marx-, porque los empleadores, en rigor, le venden dinero a sus empleados.
De los detalles sobre la propiedad privada de los medios de producción y su papel como estructurador de las relaciones de trabajo, el fundamento que, según Marx, genera la existencia de empleadores con dinero y trabajadores que lo necesitan, no dijo nada.
De la existencia de la explotación afirmada por León XIII, tampoco.
Explotación o compra de dinero
“Lo que hay que entender es que, si el dinero es un bien de intercambio indirecto, quiere decir que ustedes lo demandan porque sirve para comprar otros bienes. Por ejemplo: ustedes le venden trabajo, a su empleador, a cambio de pesos para -con esos pesos- comprar otros bienes”, sostuvo el jefe de Estado durante un fragmento de su discurso, en el habitual tono profesoral que utiliza el presidente en estos casos.
“No sé si se acaban de dar cuenta de que acabo de usar un formato, a la (Murray) Rothbard, que acaba de destruir la teoría de la explotación: ustedes le compran dinero a su empleador. Se acabó la Teoría de la Explotación”.
En esa línea, agregó ante el auditorio que “sólo por plantear la discusión de una manera distinta, hace que se termine con la teoría de la explotación, salvo que los trabajadores estén explotando a los empresarios. Porque son los que compran dinero a cambio de trabajo”.
Los dólares del colchón
Milei sostuvo que “en los colchones los argentinos debemos tener 200.000 millones de dólares, o 300 mil millones, o 400 mil, según a quién le pregunten para hacer la estimación. Y eso podría ser una inyección enorme que ese ahorro, que entre en el sistema y permita un boom de inversión, y que Argentina acelere el proceso de crecimiento”.
Dijo que el objetivo es que “en un rango -de 30 a 40 años- Argentina se convierta en una de las máximas potencias mundiales, con la nota de color de que dos tercios de esa mejora se podría ver en el lapso de 10 a 15 años». Explicó que con ese objetivo se está buscando la “dolarización endógena, justamente para que ese proceso no se vea empastado o retrasado, en el tiempo, o que lo haga a menos velocidad”.
“El punto es el siguiente: si hoy está permitido hacer transacciones en moneda extranjera, ¿por qué entonces necesitamos avanzar? ¿Saben por qué? Porque todo los que tienen los dólares en el colchón tienen miedo de que después dejan los dedos marcados y los vayan a buscar, esa es la realidad”, explicó.
Por lo tanto, dijo que se está trabajando -entre Arca, Ministerio de Economía y Banco Central- el mecanismo como para que la gente pueda ingresar los dólares, adentro del sistema, pueda comprar lo que quieran y que no dejen los dedos marcados para que nadie los vaya a perseguir», lo que despertó un fuerte aplauso de su audiencia.
Estos aplausos son, probablemente, el mejor signo de los tiempo: es el tránsito de empresarios “fugadores”, “delincuentes” y “negreros” a “héroes”.
“En algún momento dije que los que tenían los dólares en el colchón eran los héroes que iban a sacar adelante a este país”, recordó Milei. Y señaló: “Ustedes no metieron dólares abajo del colchón porque odian al país; ustedes metieron dólares abajo del colchón porque del otro lado había un conjunto de hijos de puta, delincuentes, que les afanaron con el impuesto inflacionario”.
“Esos que llevaron los dólares al colchón no son delincuentes, son personas que se escaparon de los delincuentes legales, que son los políticos y ladrón que roba todo el ladrón tiene mil años de perdón”, ironizó Milei.
Es notable que, ante afirmaciones que, por lo menos constituyen apología de un delito contra las leyes vigentes (la evasión fiscal sigue siendo un delito en Argentina y en el resto del mundo), no actúen de oficio los fiscales.
“Es como que ustedes se defendieron de un chorro y los castiguen a ustedes para seguir premiando el chorro. No, eso no, eso está mal, acá se va a ponderar a la gente de bien y -por ende- van a poder sacar sus dólares sin tener que dejar los dedos marcados, porque fueron dólares ganados honestamente y para evitar que los robaran la basura de los políticos”, enfatizó.
Tanto en las afirmaciones del presidente, como en las del ministro de Economía, no se dan detalles cómo se evitaría que estos dólares de la “gente de bien”, no se mezclen con los dólares del narotráfico, del tráfico de armas, de la trata de personas y de todos los delitos que, aunque se los ignoren, azotan al país y a la humanidad.
Es difícil imaginarse a León XIV aceptando manzamente la doctrina del fin de la explotación y la connivencia del santo con el delincuente. Silgo XXI también cabalache de biblias y calefones.