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Milimétrica y sin errores: la historia de la fuga de la cárcel del Buen Pastor

Milimétrico y sin errores. Así fue el plan ejecutado en la noche del 24 de mayo de 1975 y que liberó a 26 presas políticas que se encontraban detenidas en la vieja cárcel del Buen Pastor, en el barrio de Nueva Córdoba

Fue una fuga con tintes cuasi ficcionales y de película. Un operativo altamente coordinado que involucró a más de 200 militantes revolucionarios de diversas organizaciones como el PRT-ERP, FAL y Montoneros.

La cárcel del Buen Pastor, inaugurada a principios del siglo XX, se convirtió en la década del 70 – y en mayor medida desde 1974 – en un centro de reclusión para mujeres detenidas por razones políticas. En los primeros meses 1975 arribaron a la cárcel más de 40 militantes de organizaciones guerrilleras.

Volvamos al 24 de mayo de 1975. Ese día, tras meses de preparación, fue el indicado para llevar a cabo una operación de rescate que no tuvo precedente en la historia argentina. El escape fue diseñado y reservado en completo secreto (solo lo conocían un puñado de personas fuera de la cárcel y dentro de la misma).

La logística del plan se aprovechó de ciertas distracciones que desviaron los ojos del punto de escape: un casamiento en la Iglesia de los Capuchinos (a metros del Buen Pastor) y una función de gala en el Teatro Rivera Indarte (hoy Teatro Libertador San Martín, a unas cuadras de la cárcel)

Bajo el manto protector de la noche, minutos antes de las 20:00 horas un grupo de personas estacionó un camión Ford 350 cerca de la ventana de la cocina de la cárcel. A las 8 en punto y ayudado con un cable de acero, el camión arrancó la reja de la ventana. Y por allí escaparon las 26 mujeres que ya estaban listas y a la espera de la señal.

El movimiento de escape y huida fue cubierto por una serie de explosiones, tumultos e incendios generados en distintas partes del centro de la Ciudad y que llamaron la atención de la Policía.

La fuga en los periódicosImagen: La Izquierda Diario

Algunas de las presas ingresaron al camión, otras corrieron hacia vehículos particulares preparados para la ocasión e incluso algunas tomaron el transporte público con indicaciones precisas hacia donde dirigirse para estar a salvo.

A la huida le siguió la fase final del plan. Las presas, ahora liberadas, fueron ubicadas en distintas casas de seguridad de las organizaciones y de allí se las preparó para el paso a la clandestinidad.

Como un guiño del destino, minutos después de la fuga y en la misma función de gala en el Teatro Rivera Indarte, el brigadier Raúl Lacabanne (interventor de la Provincia) pronunciaba una frase que, a la luz de los hechos, fue inoportuna.

“La subversión esta totalmente aniquilada en Córdoba”, dijo Lacabanne. Claro que no sabia que a cuadras de allí y tan sólo unos minutos antes se acababa de consumar uno de los operativos de fuga mas increíbles de la historia.

Los detalles y la narrativa de la fuga se siguen construyendo incluso hoy, a 50 años de ocurrido. Nuevas historias y perspectivas van saliendo a la luz y el rompecabezas continua armándose.

De las 26 mujeres que se fugaron esa noche del 24 de mayo de 1975, 9 fueron desaparecidas y asesinadas años después por la Dictadura Militar. Algunas continuaron la resistencia en la clandestinidad y otras decidieron el exilio para salvaguardar su vida.

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