La revolución «porteña» según Bustos Argañaráz
En una entrevista para Canal 10 de SRT Media, Prudencio Bustos Argañaraz, conocido historiador de Córdoba, trazó una perspectiva crítica sobre la Revolución de Mayo, destacando la resistencia de la provincia a los eventos que se desarrollaron en Buenos Aires. Argumenta que Buenos Aires impuso su visión y el gobierno, generando tensiones con las provincias y el inicio de una guerra civil.
¿Cómo se ubicaba Córdoba en medio de este grito de libertad que se producía en Buenos Aires, en mayo de 1.810?, se le preguntó al historiador, quien inició su razonamiento planteando que “Córdoba sufría mucho porque perdía su libertad. Para Córdoba es una verdadera tragedia. Te voy a hacer una comparación, imagínate que hoy, 2025, la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se reúne y dispone derrocar al presidente de la Nación y nombrar, de su seno, una junta para que gobierne todo el país. Diríamos que los porteños se han vuelto locos. Y además, si a las ciudades que se opusieran, a las provincias que se opusieran, les mandan ejército de ocupación, fusilan gente, matan, asesinan, porque matar a alguien a sangre fría sin haber cometido un delito es un crimen. ¿Qué diríamos nosotros? ¿Locos? Nosotros no vamos a aceptar eso, no queremos que nos gobiernen los porteños. Nosotros queremos un gobierno de todos los argentinos.”
“Eso fue lo que pasó y esa es la sensación de Córdoba. Y por eso Córdoba se opuso a la Revolución de Mayo, que en nombre del rey, porque todos lo hacían en nombre del rey, no se les caía de la boca, la junta se llamaba Junta Provisional para el Señor, ¿cómo se llamaba el rey? Ni me acuerdo, Fernando VII, así se llamaba la Junta Grande, el Triunvirato, todo era para nuestro sagrado Señor don Fernando VII. Y bueno, a Córdoba le cayó muy mal y no sólo Córdoba, sino que todas las capitales de gobernación, salvo una que fue Salta, todas las demás, Montevideo, La Plata, que es Sucre hoy en Bolivia, Asunción de Paraguay, se revelaron igual y allá mandaron los ejércitos a someterlas. La diferencia es que como ellas estaban en la periferia del Virreinato, se separaron simplemente, rechazaron a los ejércitos y se separaron, nosotros no pudimos hacerlo”, explicó Bustos Argañaraz.
O sea, ¿Córdoba no quería depender de Buenos Aires o en realidad no quería independizarse de España por algún tipo de conveniencia?, le consultamos y nos respondió que “La palabra independencia no se mencionó hasta 1816, cuando a mil y pico de kilómetros de Buenos Aires, las cosas habían cambiado un poco, con una representación equitativa de todas las provincias, se declaró la independencia, pero de la independencia jamás hablaron, no hacían más que invocar a Fernando VII”, describió el historiador cordobés.
“Luces y sombras de mayo”
Bustos Argañaraz destacó que “yo he escrito en un libro que se llama “Luces y sombras de mayo”, pero es muy difícil sintetizar en una charla lo que está en un libro de doscientos y pico de páginas, pero en este libro cuento, reproduzco incluso palabras de ellos mismos, por ejemplo, cuando Belgrano va a invadir Paraguay, les dice, las armas de Fernando VII no se rinden en nuestras manos, lo estaban perdiendo en la batalla de Tacuarí, venimos a levantar el estandarte de nuestro amado monarca, cuando invade Córdoba, Ortiz de Ocampo dice, ciudadanos de Buenos Aires, que son los que trae en su ejército, vais a entrar a una ciudad que ha renegado de nuestro querido monarca y Fernando VII de aquí y de allá, en 1813 no dejan en la asamblea incorporarse los diputados de la banda oriental del Uruguay, porque te llevaban la disposición y la orden de declarar la independencia, y al año siguiente, en 1814, el director supremo de la máxima autoridad, Posadas, manda a Belgrano y a Rivadavia, a Madrid, a felicitar a Fernando VII por haber sido liberado por Napoleón y pedirle que se ocupe de estas tierras suyas.”
Cabe preguntarse entonces ¿Cuál era la relación que tenía Córdoba con Buenos Aires pero antes de 1810 y esta gesta de libertad? “Pésima”, remarca Bustos Argañaráz y agrega que “Mi anteúltimo libro se llama Córdoba y Buenos Aires, un proyecto de país, que es un poco la historia de la relación precisamente entre ambas ciudades, que va variando por supuesto, pero en general no ha sido buena. ¿Por qué? Porque, como te decía, los primeros 200 años de nuestra historia, Córdoba fue superior, fue superior porque era más poblada, más importante, tenía las instituciones que Buenos Aires no tenía, tenía la universidad, y eso. Pero nos faltaba el puerto. Nos faltaba el puerto, pero Cabrera se ocupó de tenerlo, pero lamentablemente no le fue bien, perdimos.”
“Dos meses después de fundar la ciudad de Córdoba, el 17 de septiembre de 1573, Cabrera estaba fundando un puerto sobre el Paraná que se llamaba el puerto de San Luis de la ciudad de Córdoba. Y dos días más tarde, el 19 de septiembre, fundaba el otro puerto, un poquito más arriba, que se llamaba el puerto de Coronda, donde es hoy la ciudad de Coronda. Y ahí se encuentra con Juan de Garay, que no había fundado todavía Buenos Aires, Buenos Aires no existía, y ahí le dice, bueno, estaba rodeado por un grupo de indios que desde la costa lo tenían bastante cercado a Garay, entonces cuando llega Cabrera con su pequeño ejército, porque era un puñado de hombres, los indios se van… agradecen, todos muy contentos de encontrarse, y Cabrera le dice, ¿qué está haciendo usted acá si yo estoy fundando esto? Es del Tucumán, la gobernación donde estaba Córdoba, se llama Gobernación del Tucumán. Y ahí vino el primer desencuentro de las ciudades, y después a lo largo del tiempo, es lo que relato en ese libro, fueron tremendas, pero cuando llegan los Borbones, el primer francés en 1701, Felipe V, ya la cosa empieza a cambiar. Y en el siglo XVIII ya el cambio es muy grande, porque Carlos III expulsa a los jesuitas, Córdoba era la capital de la provincia jesuítica del Paraguay, y eso lo hacía muy importante, que abarcaba todo el Cono Sur, y poco después crea el Virreinato del Río de la Plata, donde pone la capital en el puerto, un error garrafal”, declara el historiador.
Prudencio Bustos Argañaraz remarcó que “Vos no podés poner, sobre todo en un territorio grande, no podés poner el poder político concentrado donde está concentrado el poder económico, los puertos no deben ser capitales, son muy pocos los países que tienen la capital en un puerto, y los pocos que la tienen están rodeados de puertos, están llenos de puertos, entonces no es tan importante. Fíjate vos España misma, ¿cuál es la capital de España? Madrid, está en el punto más distante, en el centro mismo, en el punto más distante del mar, y tiene puertos pero a rolete.
La contrarrevolución de Córdoba
Bustos Argañaráz no describió quiénes lideraron esta contrarrevolución en Córdoba, al mencionar que fueron “los cordobeses en general, pero los que quisieron oponerse, cuando se enteran de que les mandan un ejército, toman los recaudos para defenderse, pero no era imposible, porque desde las invasiones inglesas, a las que Córdoba había contribuido con mucha tropa, Buenos Aires tenía un ejército regular, tenía regimientos ya importantes, profesionales, bien armados, Córdoba en ese aspecto no era poderosa, Córdoba era una ciudad intelectual, su fuerza era en lo cultural, y su ejército, por llamarlo así, eran las milicias urbanas, es decir, los ciudadanos en armas, que se preparaban para defenderla.”
“Liniers, que era militar y un hombre muy preparado, y que había salvado a Buenos Aires, había liberado de las invasiones inglesas, fue el que se puso a la cabeza, es decir, todo. El segundo era el coronel Santiago de Allende, que era el jefe de las milicias cordobesas, y bueno, todas las milicias, los milicianos, los vecinos de Córdoba, pero era imposible, tenía mil quinientos hombres armados y preparados, decidieron irse al norte y buscar en el Perú apoyo. Y bueno, fueron a buscarlos, los encontraron, y llegó, cuando los toman presos, llegó la orden, un decreto de la Junta, diciendo que en nombre de los sagrados derechos del rey, los fusilaran, los ascabusearan, en el lugar donde los encuentran. Y ahí se comete el brutal crimen de Liniers y de ellos.”
La posición de Deán Funes
“Deán Funes fue el único cordobés que apoyó la revolución desde el primer momento, pero fue un hombre que nunca abandonó a Córdoba, siempre defendió a Córdoba, porque después, cuando ya Córdoba dominada, elige su representante para hacer la Junta Grande, que fue una farsa, porque Buenos Aires tenía nueve representantes y las demás provincias tenían uno cada uno, y no los dejaron ingresar, los metieron presos a Deán Funes, etc. Ahí defendió, y defendió muy fuerte, defendió lo que habían defendido algunos porteños en mayo de 1810, que era que Buenos Aires no tenía ningún derecho a decidir por todas las provincias, por todas las ciudades. Lo que se invocó para formar una Junta era lo que se había hecho en España, que ante la ausencia del rey se aplicaba lo que se llamaba el principio del padre Suárez, que era que volvía la potestad al pueblo y el pueblo la depositaba en alguien hasta que el rey volviera, hasta que se estuviera de nuevo. Y está bien, era correcto, pero la diferencia fue que en España ninguna ciudad pretendió gobernar toda la península. Al contrario, gobernaba sólo su ciudad y se juntaron todas e hicieron la Junta General del Reino”, destacó el historiador que además dijo que “los porteños dijeron, mandamos nosotros.” Y bueno, no nos gustó nunca, los cordobeses ni nos gusta ahora que nos manden de afuera. En Córdoba ya se había hablado de independencia, pero se había hablado con propuestas que no pasaron de eso. Los cordobeses no hemos sido menos independentistas que los porteños ni que de ningún otro, sino que simplemente acá no se hablaba de independencia, la palabra independencia no estuvo presente. Y si alguna vez aparece, está referida a la independencia de España con respecto a Napoleón, no a independizarnos. Y las manifestaciones eran, “jamás vamos a dejar de amar a nuestro monarca y de reconocerlo.” Permanentemente, lo sacaban en la Gaceta, Moreno, Belgrano, todos ellos. Sinceramente o no, no lo sé, pero no hubo una propuesta de independizarnos hasta 1816.”
La conformación social de la época
¿Había fuerte diferencia de clases sociales en Córdoba como en Buenos Aires? Los caballeros, los vecinos, ¿eran más numerosos en Córdoba que en Buenos Aires?, se le preguntó a Bustos Argañaraz que señaló que “en 1810 estaba más poblada Buenos Aires, y sí, era una sociedad clasista, estamos hablando de 1810. En todo el mundo occidental era clasista, lamentablemente sí, había esclavos, había todavía nobleza, es decir, nobleza titulada o nobleza de sangre, pero había privilegios. Sí, estábamos hablando de hace 200 y pico de años, no era como ahora que somos todos iguales ante la ley, al menos en teoría, algunos son menos iguales. En Córdoba no estaba más marcada esta diferencia de clases que en Buenos Aires en aquél momento, no he visto ningún elemento que me permite aseverarlo. Lo que sí había en Córdoba es que era mucho más criolla Córdoba, tenía muchas familias, las familias principales eran descendientes de los primeros fundadores, de los primeros pobladores, en Buenos Aires en cambio, no quedaba ninguno. En 1588, ocho años después de fundar Córdoba, ya lo dice el gobernador Ramírez de Velasco, que no quedaba ningún vecino fundador, ninguno de los que había estado en la fundación. ¿Por qué? Porque estaba dominado el puerto por comerciantes que habían llegado para enriquecerse con el comercio ilegal, con el contrabando de esclavos, con los ingleses y se trabajó con los ingleses siempre. En la Revolución de Mayo, mientras se producía este fenómeno, había cuatro buques de guerra ingleses anclados en el puerto.”
“Al día siguiente, del 25 de mayo, invitaron a tres de los marinos ingleses que estaban con los barcos a una reunión secreta en el Cabildo. De ahí venía posiblemente, el odio de Moreno, por ejemplo, a Liniers, porque Moreno era abogado de los ingleses y trabajó siempre con ellos. En su plan de operaciones quería que les entregáramos la isla Martín García, y Sobremonte y después Liniers se opusieron. Sobremonte incluso, que eso también fue el odio de los porteños a Sobremonte.”
Concretamente hubo rechazo desde Córdoba a este grito de libertad, pero finalmente terminó designada la primera junta de gobierno. ¿No salieron las cosas como se pretendían aquí?, le consultamos al historiador quien nos dijo que “Hago la salvedad nuevamente. No hubo ningún grito de libertad. En ningún momento se habló de libertad entendida como separación de España e independencia. No lo hubo. O sea que ese primer grito de libertad es un invento posterior”, puntualizó el historiador y aclaró que “lo que sí es absolutamente cierto es que Córdoba tuvo que resignarse. Imagínate que estaba un ejército de ocupación. Habían matado a cinco que quisieron no rebelarse siquiera, sino se opusieron abiertamente. Y acá la gente empezó a cuidarse. Destituyeron a todo el cabildo, nombraron cabildantes, y empezaron a aparecer, como aparecen siempre, algunos que vieron la conveniencia de hacerse amigos. Entonces aparecieron mutaciones.”
Según nuestro entrevistado el proceso de adaptación a esta primera junta de gobierno devino en “aceptación, resignación. No quedó más remedio que eso. Ya te digo, el Deán Funes fue el delegado, el diputado a la junta grande y lo metieron preso, lo terminaron metiendo preso en Buenos Aires. A todos los demás los echaron de Buenos Aires, los hicieron volver a sus provincias. Fue sometido el país a la fuerza. Es como si hoy de Buenos Aires mismo viniera un ejército, que tienen los ejércitos más poderosos, y nos dominaran por la fuerza. Se ocuparon el Montserrat, se instalaron ahí, nombraron a un gobernador, daban órdenes, y bueno, no quedaba otra.”
Córdoba siempre revolucionaria
“Córdoba es revolucionaria cuando hace falta serlo. Lo que es Córdoba es que no acepta intromisiones externas, no acepta sujeción a una orden que venga de afuera. Córdoba es independiente en el sentido de que quiere decidir por sí misma. Y bueno, eso ha hecho que en muchos casos haga saber eso, y algunas veces le ha ido bien y otras no tanto”, concluyó Prudencio Bustos Argañaraz.