Córdoba

¿La informalidad laboral podría considerarse desempleo encubierto?

En marzo pasado el Gobierno confirmó que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) finalizó los cambios para por fin poder modificar algunos aspectos del modo en que calcula el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mensualmente mide la inflación en la Argentina.

Entre otros aspectos, variará la ponderación que en el índice tienen rubros como alimentos, servicios, vivienda, educación y transporte, por lo que, según advierten algunos economistas, la canasta vigente podría estar subestimando la inflación real.

Desde el Gobierno no le dan crédito a esa explicación y aluden a que “no conviene cambiar el índice ahora, por que se acaba de salir del cepo y esto puede provocar variaciones en los precios relativos”.

Lo cierto es que las modificaciones en la metodología de cálculo de la inflación indefectiblemente actualizarán la canasta del IPC, porque sumarán hábitos de consumo hasta aquí no tenidos en cuenta como los servicios digitales y las suscripciones a plataformas, dos ítems que ya forman parte de la “canasta mensual” de muchos argentinos.

Informalidad

Todas las recomendaciones internacionales de actualizar el sistema estadístico hablan sólo de la fórmula de cálculo de la inflación, pero nada dicen acerca de cómo se mide el desempleo en la Argentina, que en cifras oficiales aportadas por el Indec se estima por debajo del 10%, pese a que, al igual que ocurre con los precios, la percepción colectiva indique otra cosa.

Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA), “el desempleo efectivo en el país sería del 30% si le sumáramos el 23% que hay de informalidad”.

Así lo sostiene Agustín Salvia, su director, en un informe publicado recientemente por la Fundación Colsecor titulado Subsistir en Argentina: el fenómeno de la economía informal.

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el empleo informal es aquel que carece de registro legal y que no le brinda a la persona acceso a derechos como aportes jubilatorios, atención sanitaria y licencias pagas, entre otros aspectos.

La OIT considera que el empleo informal no sólo incluye a los “trabajadores en negro”, sino que en ese rango también se ubican trabajadores y trabajadoras independientes de bajos ingresos y calificación, también llamados cuentapropistas.

Entonces, ¿cómo es posible que en la Argentina hablemos de una desocupación de apenas un dígito si el propio Indec da cuenta de que cuatro de cada diez personas pertenecen a la economía informal?

De acuerdo a la última medición publicada por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), correspondiente al cuarto trimestre de 2024, la tasa de informalidad en el país alcanza el 42% de la población ocupada.

Lógicamente, Córdoba está lejos de ser una “isla”: En nuestra provincia la informalidad está por encima del promedio anual y trepa al 47%, muy por debajo de la peor del grado, que es Tucumán con el 62%, y lejos de la mejor de la clase, Tierra del Fuego, que tiene sólo el 20% de sus empleados de manera informal.

Trabajo encubierto

Este flagelo, de tener uno o más trabajos en los que se gana poco y no se tiene ningún tipo de cobertura legal, afecta principalmente a jóvenes y mujeres. ¿En qué sectores? Los de siempre: construcción, casas de familia, comercio y empleo rural.

Uno de los tantos datos que da cuenta de la problemática laboral que azota a nuestro país es que si bien en la última década en la Argentina se crearon 3,6 millones de empleos, ninguno pertenece a la categoría “registrados” o “en blanco”, que en ese período se estancó en poco más de seis millones.

¿Entonces? El crecimiento del empleo estuvo impulsado por un aumento del 40% de los monotributistas, una modalidad que ofrece escasa formalización fiscal y que por lo general funciona como un vínculo laboral encubierto.

De hecho, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) ya puso en funcionamiento el el Padrón de Trabajadores Independientes con Colaboradores (PADIC).

¿De qué se trata? Ni más ni menos del sistema que habilita a que los monotributistas puedan tener hasta tres “colaboradores independientes” de forma simultánea. Dicho de otro modo, un monotributista puede tener hasta tres colaboradores –también monotributistas- sin que estos necesariamente sean sus empleados.

A este tipo de vinculación en los 90 se la llamaba “precarización laboral”.

Reformas y más reformas

¿Qué medidas está tomando el Gobierno para que en la Argentina vuelva a crecer el empleo registrado como no ocurre desde hace más de una década?

Con la famosa Ley Bases, que el Gobierno puso en práctica gracias al apoyo de la oposición dialoguista pese a tener una marcada minoría en el Congreso, se pusieron en marcha ya algunos puntos de la reforma laboral que tanto pregona el presidente Javier Milei y que por ahora no estarían dando sus frutos.

De todos modos, lo más profundo de dicha reforma podría verse luego de las elecciones legislativas de octubre, donde La Libertad Avanza tiene marcadas expectativas de conseguir el margen suficiente que le permita profundizar aún más los cambios que pretende para el mercado laboral argentino.

Sólo el tiempo dirá si tales modificaciones terminan redundando en una mejora de la ocupación formal, o si simplemente acrecienta la informalidad y precariedad para los trabajadores y trabajadoras que pese a estar en esa condición figuran por debajo de la línea de la pobreza.

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