Estados Unidos vive este sábado una jornada de altísimo voltaje político.
En lo que se perfila como el mayor desafío callejero al segundo mandato de Donald Trump, decenas de miles de personas participan en todo el país de las manifestaciones bautizadas “No Kings” (“No a los reyes”), convocadas para repudiar lo que los organizadores denuncian como una deriva autoritaria del presidente, destinada a sofocar las protestas en Los Ángeles.
Mientras tanto, el líder republicano encabezará esta tarde un grandilocuente desfile militar en Washington, el primero de semejante escala en décadas.
Las manifestaciones, en ciudades como Nueva York, Filadelfia, Chicago, Houston, Atlanta, Los Ángeles, Boston, San Francisco, Charlotte y la propia Washington quedaron sin embargo marcadas por la noticia que esta mañana conmocionó al país: el asesinato de una legisladora estatal de Minnesota y su esposo al ser baleados en su casa, y el ataque a un senador estatal y su mujer en el mismo episodio, en lo que las autoridades denunciaron como “un acto de violencia política selectiva”.
Ante el clima enrarecido por el crimen, que fue condenado por Trump, autoridades políticas y de seguridad de todo el país animaron a los manifestantes a marchar en forma pacífica, y los organizadores de “No a los Reyes” pidieron que se centraran en la “acción no violenta”. Las manifestaciones en todo Minnesota fueron suspendidas, mientras la policía busca al agresor, que ya estaría identificado.
Las protestas -unos 2000 actos de costa a costa- se producen en medio de la creciente indignación por las redadas migratorias de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Los Ángeles, que provocaron manifestaciones masivas, disturbios y choques con las fuerzas de seguridad. La ciudad se convirtió en el epicentro de la resistencia a Trump, y las autoridades dijeron que esperaban una manifestación “sin precedente” este sábado.
Miles de manifestantes se concentraron temprano en el centro de Los Ángeles, algunos con banderas mexicanas y carteles que denuncian las redadas federales contra los migrantes ilegales.
En San Diego, en el sur de California, unas 20.000 personas asistieron a la marcha. “Organizamos esto porque los habitantes de la ciudad, de todos los ámbitos, están muy preocupados por la crueldad, la corrupción y el autoritarismo del régimen de Trump”, dijo Wendy Gelernter, organizadora de Take Action SD.
En Washington, mientras miles de personas se movilizan al National Mall para presenciar el desfile (empieza a las 18.30, hora local, las 19.30 hora de Argentina), cientos de personas llegaron hasta Lafayette Square, el parque actualmente vallado frente a la Casa Blanca.
En Atlanta, las fuerzas de seguridad usaron gases lacrimógenos para desviar a centenares de manifestantes que se dirigían hacia la carretera interestatal 285, en el norte de la ciudad. La policía afirmó que era una “reunión ilegal” y que debía ser “dispersada”. Dos helicópteros de la policía sobrevolaron la zona mientras la multitud se desplazaba. Aunque algunos manifestantes iban equipados con máscaras antigás, la mayoría no llevaba equipos de protección.
En Filadelfia, los manifestantes gritaron “¡¿Las calles de quién? Nuestras calles!”, mientras se acercaban al Museo de Arte de la ciudad de Pensilvania, donde escucharon a los oradores en la escalinata que se hizo famosa en la película Rocky.
En tanto, en Houston, Texas, algunos manifestantes repartieron flores a los agentes de policía que aseguraban el recorrido de la protesta. En Columbus, Ohio, los manifestantes marcharon pacíficamente, en medio de bloqueos de calles de la policía. Llevaban carteles con leyendas como “Resistir” y “Deportar a Trump”.
También se registró una protesta cerca del resort de Trump, Mar-a-Lago, en West Palm Beach, Florida. “Sin corona para el payaso”, decía uno de los carteles que portaba una mujer.
Los manifestantes piden que Trump sea “destronado”, ya que comparan sus acciones con las de un rey y no con las de un presidente elegido democráticamente. “Desafiaron a nuestros tribunales, deportaron a estadounidenses y atacaron nuestros derechos civiles”, denunció el grupo en su página web. “Han hecho todo esto mientras siguen sirviendo y enriqueciendo a sus aliados multimillonarios. La bandera no pertenece a Trump. Nos pertenece a nosotros. El 14 de junio, nos presentamos en todos los lugares donde él no está para decir no a las coronas y no a los reyes”, añadió.
Desfile en Washington
El desfile por los 250 años del Ejército en Washington, que coincide con el cumpleaños 79 de Trump, incluirá a cerca de 6600 soldados, 50 helicópteros, aviones militares y carros de combate M1 Abrams de 60 toneladas. Los organizadores esperan unos 200.000 asistentes, en medio de un impresionante operativo de seguridad que en los últimos días trastocó por completo la zona centro de la capital.
Los críticos del presidente han calificado el desfile militar como una exhibición autoritaria de poder y despilfarro, sobre todo teniendo en cuenta que Trump impulsó fuertes recortes de gastos en varias agencias del gobierno federal.
La celebración le costará al Ejército de Estados Unidos entre 25 y 45 millones de dólares, según estimaron funcionarios estadounidenses a la agencia Reuters, entre el despliegue de tropas y la movilización de los distintos vehículos militares.
El desfile militar a gran escala es el resultado de una confluencia de intereses: un presidente que durante mucho tiempo ha abogado por el tipo de gran espectáculo que había presenciado en otros países, y un Ejército que ahora está dispuesto a mostrar su poderío.