El comienzo del invierno de 2025 pasará a ser una fecha emblemática: este 21 de junio, el presidente de los Estados Unidos decidió un quiebre fundamental en su participación y manejo del conflicto en Medio Oriente: entró directamente al conflicto.
En una de las decisiones más trascendentales de su segundo mandato, que podría reconfigurar los equilibrios de Medio Oriente, el presidente Donald Trump anunció este sábado que el Ejército norteamericano atacó tres instalaciones nucleares en Irán, sumándose en forma directa a la ofensiva de su aliado Israel para desmantelar el programa nuclear del régimen de los ayatollahs.
“Hemos completado nuestro exitoso ataque a los tres sitios nucleares en Irán, incluyendo Fordo, Natanz y Isfahan. Todos los aviones están ahora fuera del espacio aéreo iraní. Una carga completa de bombas fue lanzada en el sitio principal, Fordo. Todos los aviones están a salvo en su camino a casa. Felicitaciones a nuestros grandes guerreros norteamericanos. No hay otro ejército en el mundo que podría haber hecho esto. ¡Ahora es el tiempo de la paz! Gracias por su atención a este asunto", escribió Trump en su red Truth Social a las 19.50 (hora de Washington), en un mensaje que generó inmediata repercusión global.
La decisión del mandatario es una arriesgada estrategia para debilitar a un antiguo enemigo ante la amenaza de represalias de Teherán, que podría desatar un conflicto regional más amplio luego del intercambio de ataques entre Israel e Irán desde el 13 de junio pasado. Trump no brindó detalles acerca de cuán dañadas habrían resultado las instalaciones nucleares iraníes tras los bombardeos norteamericanos.
Funcionarios estadounidenses e israelíes habían afirmado que los bombarderos B2 de Estados Unidos y una bomba anti-búnker de 13.600 kilos, que solo ellos podían portar, ofrecían la mejor oportunidad de destruir emplazamientos fuertemente fortificados, vinculados al programa nuclear iraní y enterrados a gran profundidad.
Más temprano se había informado que Estados Unidos había trasladado bombarderos B-2 desde la base aérea Whiteman, en Misuri, a la isla de Guam, en el Pacífico. Los B-2 tienen la capacidad única de transportar la bomba estadounidense más pesada, el Penetrador de Artillería Masiva (Massive Ordnance Penetrator) llamado GBU-57 -coloquialmente, “bombas anti-búnker”-, diseñada para destruir objetivos a gran profundidad. Es la única arma que, según los expertos, podría utilizarse para atacar la inaccesible instalación nuclear subterránea iraní de Fordo.
Los medios del mundo se hacen eco de la confirmación de Trump sin conocerse todavía detalles de la naturaleza de los ataques ni sus resultados.
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