El final de Rodrigo Bueno: cómo fueron sus últimas 24 horas
El viernes 23 de junio Rodrigo “Potro” Bueno volvió a Buenos Aires a la mañana desde Ushuaia donde había tocado la noche anterior. Esa tarde de viernes el Potro fue el invitado de lujo en la grabación del programa La biblia y el calefón conducido por Jorge Guinzburg.
Luego del programa, cerca de las 22:30 fue a cenar a El Corralón, un bar restaurante ubicado en el barrio de Balvanera. En El Corralón conoció a Fernando Olmedo, el hijo del reconocido actor Alberto Olmedo. Rodrigo le rogó a Olmedo que lo acompañe al show que daría esa madrugada.
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Tras la cena, Rodrigo partió rápidamente a La Plata donde debía tocar en la discoteca Escándalo. Allí se subió a cantar cerca de las 01:30 de la madrugada. Cantó durante una hora y media frente a más de 4000 personas. “Que ironía” fue la última canción de Rodrigo esa noche y también la última de su vida.
Cerca de las tres de la madrugada Rodrigo volvió a la ruta y emprendió el regreso a Capital. Siempre manejaba el su propio vehículo, una Ford Explorer color rojo. Al Potro lo acompañaban su ex mujer Patricia Pacheco y su hijo Ramiro, el músico Jorge Moreno, el locutor Alberto Pereyra y Fernando Olmedo.
En la autopista, a la altura de Berazategui, a la camioneta de Rodrigo se le acercó una chata blanca con vidrios polarizados con la que empezaron una disputa vehicular. Señas de luces, aceleradas a fondo, maniobras extrañas e imprudentes entre una y otra.
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En el instante final la Chevrolet Blazer blanca encerró a la de Rodrigo que volanteó de manera brusca, impactó contra el guardarraíl y perdió el control. La chata de Rodrigo dio siete tumbos y el Potro, que no tenía puesto cinturón de seguridad, salió despedido del vehículo y murió en el acto. Igual suerte corrió Fernando Olmedo, quién falleció horas más tarde.
A pesar del impresionante accidente, el resto de los acompañantes sobrevivieron.Las 03:20 AM marcó la hora final de Rodrigo, que con 27 años, abandonó este mundo y dejó tras de sí, todo su legado.