Las incógnitas de la muerte de Rodrigo Bueno: ¿accidente o planificación?
La muerte de Rodrigo “El Potro” Bueno cayó como un baldazo de agua helada en medio de una Argentina convulsionada. El país comenzaba a despedir lentamente la década de los 90 y el clima social y político estaba a punto de explotar.
No son pocos los que hablan de que en esa época existía una “mafia de la bailanta” que favorecía o amenazaba artistas según que empresario lo manejaba.
Rodrigo tenía contrato con Magenta Music, pero otra parte de su producción artística era del sello Leader Music y otra parte era dominio de Sony Music. Una disputa entre estas empresas enrareció el clima en el tramo final de la vida de Rodrigo.
Según el entorno familiar, Rodrigo habría afirmado que, durante su viaje a Cuba en abril del 2000, una persona lo amenazó de muerte. Durante el último show del Potro algunos testigos señalaron que ocurrieron varios incidentes extraños en el boliche Escándalo de La Plata (disparos en las afueras, un gas lacrimógeno que alguien arrojó dentro de la discoteca, maltratos a la banda.)
En el accidente automovilístico, que sobrevino horas más tarde, tuvo participación clave otra persona. Alfredo Pesquera, el nombre apuntado, era el conductor de la famosa chata blanca que muchos señalaron como la instigadora del fatal choque.
En los días siguientes a la tragedia, Beatriz Olave, la mamá de Rodrigo, alimentó las teorías conspirativas que sugerían que el Potro había sido objeto de un atentado vinculado con el mundo de la noche.
Se abrió una investigación para determinar la responsabilidad de Pesquera en el accidente y fue imputado por doble homicidio culposo. La causa recayó en el Tribunal Oral Nº2 de Quilmes. Fernando Burlando, fue el abogado defensor de Pesquera.
El juicio, ultra mediático, comenzó en noviembre del 2001 y terminó el 18 de diciembre de ese mismo año. El jurado absolvió a Pesquera y cargó la responsabilidad del accidente al mismo Rodrigo. El veredicto dictaminó que Rodrigo había causado su propia muerte al haber infringido numerosas leyes de tránsito.
No hubo lugar para repercusiones u horas televisivas por el resultado del juicio. Dos días después, el 20, estallaron los tristemente recordados sucesos de diciembre del 2001 que derivaron en represión, muerte y en la renuncia del presidente Fernando de la Rúa.
Lo cierto es que, a pesar de lo resuelto por la Justicia, la figura de Alfredo Pesquera fue siempre sospechosa. Se supo que en 1998 a Pesquera lo habían denunciado por estafas reiteradas, y de hecho estaba “prófugo” al momento del accidente. En 2007 fue detenido de nuevo por estafas pero fue liberado al tiempo.
En diciembre del 2013 a Pesquera lo acusaban de ser el autor material del asesinato del financista Miguel Ángel Graffigna. La Justicia había liberado una orden de arresto y la Policía lo buscaba intensamente. A los días Pesquera apareció dentro de su auto con un tiro en la sien. El empresario había decidido terminar con su vida al verse totalmente acorralado.
Los rumores e hipótesis de un supuesto asesinato nunca se comprobaron, sin embargo algunas incógnitas y dudas sobre lo que pasó ese 24 de junio del 2000 siguen en el aire.
