Córdoba

Murieron Enriqueta Rodríguez de Maroni y Lolín Rigoni, Madres de Plaza de Mayo

Esta semana fallecieron dos referentes fundamentales de los Derechos Humanos en Argentina: Enriqueta Rodríguez de Maroni, expresidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Dolores “Lolín” Rigoni, última integrante activa de Madres de Plaza de Mayo en Neuquén.

Con 98 y 100 años respectivamente, ambas dejaron un legado imborrable en la lucha contra la impunidad de los crímenes cometidos por la última dictadura cívico-militar.

Enriqueta Rodríguez de Maroni

Enriqueta dedicó su vida a buscar a sus hijos María Beatriz (23 años) y Juan Patricio (21), secuestrados el 5 de abril de 1977 junto a sus parejas por un grupo de tareas del Primer Cuerpo del Ejército.

Según testimonios de sobrevivientes, fueron vistos en el centro clandestino de detención Club Atlético. Sin embargo, solo una de las parejas fue liberada, mientras que el resto de sus hijos continúa desaparecido.

Fue docente en el barrio Cildañez de la ciudad de Buenos Aires y una de las impulsoras de la Tecnicatura en Música Popular de las Madres, que hoy funciona en la casa “Nuestros Hijos, la Vida y la Esperanza”.

Entre 2022 y 2024 presidió la línea fundadora de Madres y también fue una de las voces del emblemático documental de la TV holandesa que denunció al mundo la represión ilegal en pleno Mundial de Fútbol 1978.

Dolores “Lolín” Rigoni

Murió Dolores Noemí López Candan de Rigoni a los 100 años, la última madre de Plaza de Mayo neuquina, conocida como Lolín, quien mantuvo su participación activa en las rondas hasta marzo de este año.

Su hijo, Roberto Daniel Rigoni, fue detenido el 16 de abril de 1977 en La Matanza y apareció muerto días después, con su cuerpo arrojado en la ruta provincial 21.

Junto a otras madres de la región (Inés Ragni, Adelina Pons y Zara Arrazola) formó el grupo fundador de Madres en Neuquén y Río Negro.

En cada marcha, juicio o acto conmemorativo, estuvo presente, incluso en años avanzados, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y dignidad.

Un legado que trasciende generaciones

Ambas mujeres enfrentaron el horror con coraje, levantaron su voz cuando pocos se animaban y lograron que la lucha por los derechos humanos siga viva en nuevas generaciones.

En las redes sociales y en espacios de memoria, cientos de mensajes despidieron a Enriqueta y a Lolín con agradecimiento, respeto y admiración.

“Son el símbolo de la dignidad humana, escribió una joven integrante de Jóvenes por la Memoria en Neuquén. Sus vidas, marcadas por el dolor, fueron también faros de esperanza, justicia y compromiso con la verdad.

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