Como cada 7 de agosto, se dedican a recordar, homenajear y dirigirse al santuario de Cayetano de Thiene. Este personaje de la cultura argentina está envuelto no solo en hechos religiosos, sino también en un contexto social y una devoción popular que creció con fuerza en tiempos de crisis.
Ubicado en el barrio porteño de Liniers, el Santuario de San Cayetano, miles de personas van a agradecer o pedir por trabajo y alimento.
¿Cuál es la relación con la Argentina?
Durante la década de 1930, la Argentina sufría las consecuencias del colapso económico global de 1929, con altos niveles de desempleo y pobreza. En ese contexto, el sacerdote Domingo Falgioni, director espiritual de los Círculos de Obreros Católicos, promovió la figura de San Cayetano como intercesor por el trabajo y el pan.
El sacerdote utilizó como estrategia colocar a Cayetano de Thiene como protector en tiempos difíciles. En función de esto, diseñó una estampa en la que el santo aparecía con el Niño Jesús en brazos y una espiga de trigo, símbolo del alimento.
El Santuario de San Cayetano en Liniers fue fundado en 1875 por la Sociedad Hijas del Divino Salvador y se transformó con el tiempo en uno de los principales puntos de peregrinación del país.
La imagen difundida por Domingo Falgioni se consolidó como patrono del pan y del trabajo. Los favores atribuidos a la oración a Cayetano en esa época expandieron con rapidez la confianza en su intercesión divina entre los sectores más necesitados.
La oración a San Cayetano
Muchos fieles recitan una oración tradicional al acercarse a su imagen. Una de las más difundidas es la siguiente:
¡Oh glorioso San Cayetano! Aclamado por todas las Naciones; Padre de Providencia, porque con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe en sus necesidades. Te suplico me obtengas del Señor oportuno Socorro en las angustias presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna. Amén.
Santísima Trinidad, ¡oh Divina Providencia! Concédeme tu clemencia, por tu infinita bondad, arrodillado a tus plantas, a Ti portento de toda caridad, te pido por los míos casa, vestido y sustento.
Concédenos la salud, llévanos por buen camino, que sea siempre la virtud que guie nuestro destino. Tú eres toda mi esperanza, eres el consuelo mío, en Ti creo, en Ti confío. Que tu Divina Providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido, sustento y los Santos Sacramentos en el último momento.