La Justicia de Córdoba avanza en la investigación del crimen de Milagros Bastos, cuyo cuerpo fue hallado dentro de un ropero en una propiedad que ocupaba Horacio Antonio Grasso.
La joven, de 22 años, permanecía desaparecida desde agosto de 2024, y su identidad fue confirmada tras un cotejo genético que comparó muestras halladas en el lugar con las de sus familiares.
El inmueble, ubicado en el centro de la ciudad, era alquilado por Grasso, un expolicía que cumplía una condena de 27 años de prisión por el homicidio de Facundo Novillo Cancinos. Si bien estaba bajo arresto domiciliario con tobillera electrónica, había sido trasladado días antes del hallazgo al penal de Bouwer por incumplir las condiciones impuestas por la Justicia.
Su hermano, Javier Grasso, también fue señalado como presunto partícipe en el hecho y figura imputado en la causa.
De acuerdo con lo informado por la fiscal Silvana Fernández, las pericias preliminares indican que la muerte de Milagros podría haberse producido unos seis meses antes del descubrimiento de sus restos.
Los investigadores buscan ahora establecer cómo ocurrió el crimen, cuál fue la relación entre la víctima y los acusados, y el rol que cada uno de ellos habría desempeñado.
Con las recientes imputaciones, la causa judicial ingresa en una etapa determinante. La fiscalía de Distrito 1, Turno 6, a cargo de José Bringas, será la encargada de definir en los próximos días las medidas procesales que permitirán esclarecer el caso y avanzar hacia un eventual juicio.