Bolivia elige presidente en un escenario de crisis económica e institucional
Casi 8 millones de ciudadanos y ciudadanas bolivianas elegirán presidente este domingo, en un contexto de crisis económica y sondeos previos que, en caso de cumplirse, propiciarían un histórico giro hacia una conducción nacional de derecha luego de que el aún oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) llegara a la presidencia en 2006 de la mano de Evo Morales, inhabilitado para presentarse como candidato por un fallo judicial.
A primera hora de este domingo el Tribunal Supremo Electoral (TSE) -que en Bolivia es uno de los cuatro poderes junto al Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial- informó que las urnas en los distintos centros de votación se habilitaron sin contratiempos y recordó que durante la jornada “estará prohibida la circulación de vehículos, incluyendo el transporte público”, motivo por el cual las urnas están distribuidas de modo tal que los votantes puedan acceder a ellas caminando.
Según estimaciones del Consulado del Estado Plurinacional de Bolivia, en Córdoba hay cerca de 50 mil residentes, aunque sólo alrededor de 5.000 tienen los papeles requeridos para sufragar.
Las encuestas previas anticipan un escenario inédito: por primera vez el MAS no alcanzaría su histórico 50% de adhesión y apenas llegaría a un exiguo 11%.
De confirmarse tales encuestas, que al igual que en la Argentina están sujetas a “error”, el escenario más probable es que por primera vez en Bolivia la presidencia deba resolverse en segunda vuelta, la cual está prevista para el mes de octubre.
Esto porque el expresidente conservador Jorge Quiroga figura primero en las encuestas con un 22,3% de intención de voto, por encima del también candidato de centroderecha Samuel Doria Medina, con un 18%.
Sin candidatas mujeres a la presidencia, Bolivia también deberá elegir 36 senadores y 130 diputados para el próximo período de cinco años de gestión.
Lo cierto es que el país del altiplano está muy lejos de ser aquel que vivió un auge por las materias primas. Ahora tiene escasez de dólares y de combustible, además de sufrir una incipiente inflación del 25% anual.