Racing Club se prepara para un encuentro crucial en la Copa Libertadores, enfrentándose a Peñarol con la imperiosa necesidad de revertir el 0-1 sufrido en Montevideo. Este martes por la noche, desde las 21:30, el Cilindro será testigo de un partido que determinará el futuro copero de la Academia, un objetivo central para el club que solo logró la Libertadores en 1967.
El desafío de un presente complicado
El equipo de Avellaneda atraviesa un momento futbolístico delicado. Racing ha perdido 4 de sus últimos 5 partidos como local y protagoniza el peor arranque de su historia en el campeonato local. A esto se suma una sequía goleadora de "Maravilla" en los últimos cuatro encuentros, y la sentida ausencia de Maximiliano Salas, quien se fue a River dejando un gran vacío en el ataque, a pesar de los dividendos económicos.
El técnico Gustavo Costas, quien se ha puesto como meta personal volver a celebrar en la Libertadores tras ganar la Sudamericana y la Recopa, ha realizado ajustes tácticos. Ha probado con Torres y Adrián Balboa, buscando alternativas para acompañar mejor al goleador y que este no salga del área. Sin embargo, los refuerzos como Torres, Duvan Vergara, Tomás Conechny y Franco Pardo, por ahora, no terminan de convencer, aunque Pardo tuvo dos buenos partidos antes de su expulsión. La esperanza recae también en Marcos Rojo, que debutó en Montevideo y sería titular.
Un eco del pasado que invita a soñar
La esperanza de los hinchas de Racing se aferra a un antecedente histórico que resuena con fuerza. Hace tres décadas, en 1997, Racing también perdió 0-1 en Montevideo ante Peñarol por los cuartos de final de la Libertadores. En aquella ocasión, con un Cilindro colmado, la Academia logró empatar la serie con un gol de Rubén Capria y se impuso en los penales gracias a un extraordinario Nacho González, bajo la dirección de Alfio Basile. Aunque el sueño de ese equipo terminó en semifinales, marcó una época.
Hoy, existen similitudes con aquel momento, y el actual DT Gustavo Costas es visto como un "heredero del Coco". Los aficionados esperan un desenlace idéntico al de 1997, aunque esta vez sea por los octavos de final.
El rival: peñarol y sus inquietudes
Peñarol llega con la ventaja del gol de David Terans en el partido de ida. No obstante, el equipo uruguayo también sufrió una derrota en su torneo local (2-1 contra Boston River), lo que llevó a su técnico, Diego Aguirre, a guardar algunos jugadores para esta revancha. Una de las principales preocupaciones de los "carboneros" es el estado de Leonardo Fernández, quien se lesionó la rodilla derecha en la ida y su presencia es dudosa, a pesar de haber viajado con el plantel. Los dirigentes de Peñarol, incluso, se quejaron públicamente de Nazareno Colombo, acusándolo de haber golpeado a su estrella con intención de lastimarlo.
Logística y un factor climático preocupante
El operativo de seguridad para el encuentro será amplio, con una custodia especial para los hinchas de Peñarol. La Aprevide ha dispuesto 850 efectivos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, 160 de seguridad privada, 280 empleados de Utedyc, 7 ambulancias, 20 socorristas, 2 carpas sanitarias, autobomba y una comisaría móvil. La apertura de puertas para el público local será tres horas antes, mientras que la parcialidad de Peñarol podrá ingresar a partir de las 17 horas.
Más allá de los movimientos de los equipos y la seguridad, hay un factor que genera inquietud: las condiciones climáticas. Se esperan tormentas, y la Conmebol ya advirtió que el árbitro Wilmar Roldán definirá el destino del partido tres horas antes de su inicio, dependiendo del clima.
Con todos estos elementos en juego, la noche en el Cilindro promete ser intensa y llena de emociones, en la búsqueda de Racing por una ansiada revancha copera.