El año 2025 se ha convertido en un punto de inflexión para el tenista argentino Federico Gómez. Este jugador de 28 años, originario de Merlo, ha transitado en pocos meses de una dolorosa confesión pública sobre su salud mental a celebrar logros deportivos significativos que lo han catapultado al centro de la escena del tenis profesional.
Un Grito de Auxilio que Conmovió al Mundo
La historia de Gómez tomó un giro inesperado el 2 de marzo, cuando compartió un mensaje "inesperado y doloroso" en sus redes sociales. En una extensa carta, confesó haber experimentado pensamientos suicidas, puso en duda su continuidad en el tenis y expresó que no encontraba sentido en seguir adelante. Esta publicación generó un impacto inmediato, conmoviendo a figuras como Novak Djokovic, quien replicó su mensaje y le dedicó palabras de aliento en español: “Fuerza amigo. Siempre hay luz al final del túnel”. La respuesta del ex número uno del mundo fue interpretada como un "gesto de enorme apoyo" hacia un jugador que enfrentaba una profunda crisis emocional.
El impacto también se sintió en su círculo más cercano, donde sus padres y entrenador redoblaron el acompañamiento. Incluso colegas como Paula Badosa se comunicaron para brindarle contención. Posteriormente, Gómez compartió en una entrevista con ESPN que "haberlo contado fue un alivio muy grande", lo que le permitió comenzar a sentir una mayor tranquilidad personal.
El Resurgir en Roland Garros
Dos meses después de su confesión, llegó el primer gran símbolo de su recuperación en París. Aunque perdió en la qualy de Roland Garros, Gómez ingresó al cuadro principal como "lucky loser". Allí se enfrentó al estadounidense Aleksandar Kovacevic (entonces número 76 del ranking) y lo derrotó en cuatro sets, marcando su primera victoria en un Grand Slam. Más allá del triunfo, fue la confirmación de que había vuelto a disfrutar en la cancha. Visiblemente emocionado, expresó: “Todavía no caigo. No fueron meses fáciles, pasé por momentos duros y hubo mucha gente que me dio fuerza para seguir”.
Esta victoria no solo le permitió embolsar 117.000 euros en premios (casi la mitad de lo acumulado en toda su carrera profesional), sino que también le valió un reconocimiento sin precedentes en el circuito. En esos días, volvió a entrenar con Djokovic, quien lo elogió públicamente: “Bravo Fede, es una persona muy buena. Es un jugador competitivo que lucha todo el tiempo”. Las palabras de "Nole" y el respaldo general del circuito lo hicieron sentir parte de una comunidad que en marzo parecía distante.
Tensión y Triunfo en el US Open
El camino de Gómez continuó en agosto, cuando viajó a Nueva York para disputar la clasificación del US Open. En la última ronda de la qualy, se enfrentó al francés Hugo Grenier (188° del ranking ATP) en un "duelo caliente" que se convirtió en uno de los encuentros más tensos del torneo. Tras perder el primer set (6-7 (5)) y quedar 0-4 en el segundo, logró una remontada "épica", ganando 6-7 (5), 7-6 (5), 6-2 para acceder al cuadro principal del último Grand Slam de la temporada.
El partido estuvo cargado de tensión. Luego de igualar el marcador con un ajustado tie-break en el segundo set, Gómez celebró con gestos provocativos hacia el box rival. Grenier lo increpó cara a cara y lo acusó de “deshonesto”, requiriendo la intervención de la jueza de silla. El argentino explicó que se "prendió por un par de cosas que me dijeron de afuera, que no son lindas". Su declaración final, cargada de ironía, se volvió viral: “Primero me enfoqué en ganar. Y segundo, Francia”.
Con esta victoria, Gómez, actual número 206 del ranking ATP, se convirtió en el único argentino proveniente de la qualy en acceder al cuadro principal del US Open, donde ya había otros seis compatriotas clasificados directamente. El incidente con Grenier también lo puso en el centro de la conversación mediática, exhibiendo su carácter competitivo y la intensidad con la que afronta cada desafío.
Un Ejemplo de Resiliencia
En apenas cinco meses, Federico Gómez pasó de una "confesión desgarradora" a celebrar sus primeros triunfos en los grandes escenarios del tenis. Su trayectoria no solo narra una lucha personal, sino también un "resurgir profesional" que lo posiciona en una nueva etapa. Como él mismo repite ahora, haciendo eco de las palabras de Djokovic: “siempre hay luz al final del túnel”, consolidándose como un "ejemplo de resiliencia".