Javier Milei volvió a embestir contra el Congreso Nacional
La máxima autoridad del país brindó un nuevo discurso luego de la difusión de los audios sobre pedidos de coimas por parte del ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spanuolo. No hizo ninguna referencia al escándalo que ha puesto en jaque al círculo íntimo presidencial.
El mandatario comenzó relatando su experiencia en la empresa de Eduardo Eurnekián, exaltando la importancia del sector privado para el desarrollo de un país. También agregó que le tocó trabajar con economistas de diferentes partidos como Guillermo Nielsen o Carlos Melconián.
No se privó de volver a criticar duramente a los integrantes del Congreso Nacional. Aprovechó el reconocimiento que le tributó al jefe de gabinete, Guillermo Francos, también compañero de trabajo en la Corporación América, para referirse a los “orcos” que lo habitan. En otro orden, agregó que diputados y senadores son destituyentes que sólo quieren destruir al gobierno y romper el plan económico aprobando cualquier proyecto sin tener en cuenta el déficit fiscal.
En una renovada versión de su pulsión contra otro poder del Estado, los vinculó como ejes del mal, que sólo quieren destruir al país y a la “buena gente”.
Negó que a su gobierno le falte hacer política y aseguró que, como en el ajedrez, “las negras también juegan”, sobre todo en un año electoral.
En paralelo, Milei también le agradeció a Francos que lo haya motivado para escribir un libro donde esbozó las líneas generales de lo que es actualmente el plan económico de su gobierno. Aprovechó la instancia para volver a arremeter contra los periodistas rastreros, míserables y mentirosos que siguen insistiendo con el grado de improvisación de su gestión.
Por último, aseguró que la Argentina tiene todo para convertirse en una potencia tecnológica. Reiteró que el tamaño del siniestro e infame Estado no es lo que destaca al país, sino la dignidad de cada ciudadano.
Pidió, no obstante, que el sector público y el privado hagan lo posible para que el país crezca, a pesar de los obstáculos de un Congreso que sólo quiere impedirlo.