El sueño de Belgrano de escalar posiciones en la tabla de la liga se topó con una noche aciaga que el propio Ricardo Zielinski, su experimentado entrenador, calificó de "rara" y devastadora. La derrota por 0-3 ante Central Córdoba no solo fue un golpe duro para las aspiraciones del "Pirata", que se ilusionaba con llegar arriba en la tabla, sino que también dejó en evidencia una fragilidad inesperada en un equipo que venía mostrando solidez.
El partido comenzó con un infortunio tempranero que marcó el pulso: a los dos minutos, una "jugada desafortunada" terminó con el primer gol de Central Córdoba. A pesar de este golpe inicial, Belgrano no bajó los brazos en la primera mitad. "Hicimos el gasto, tuvimos situaciones en el primer tiempo", resumió Zielinski, mientras que su rival "no llegó prácticamente nunca" en ese período. Sin embargo, el dominio territorial y la creación de oportunidades no se tradujeron en goles. El "Ruso" fue claro al señalar que "en la efectividad hemos fallado, tuvimos situaciones para convertir y no estuvimos finos", un factor crucial que impidió revertir el marcador desde temprano.
La segunda mitad prometía una reacción. Belgrano "arrancamos bien", según las palabras del técnico. Pero la esperanza duró poco. Un contragolpe fulminante de Central Córdoba derivó en el segundo gol, un momento que Zielinski identificó como el punto de inflexión. "El segundo gol nos mató, y es responsabilidad mía", sentenció con autocrítica el entrenador, asumiendo plenamente el costo de ese tanto. A partir de ese momento, y sumado a una expulsión, el partido se transformó en una "cuesta arriba" insalvable para el conjunto cordobés.
La frustración del "Ruso" fue palpable y se manifestó en una frase que resonó con la dureza de la realidad: "Veníamos sólidos atrás y hoy tiramos todo a la mierda". Este comentario crudo refleja la desazón por la imagen dejada y la ruptura de una fortaleza que el equipo había construido. Zielinski no eludió la complejidad de reconstruir, admitiendo que "es difícil reemplazar a los buenos jugadores" y que ahora deben "trabajar para volver a ser un equipo seguro".
La autocrítica se extendió a la imagen general del equipo. "No era la imagen que queríamos dejar", afirmó, y en un gesto hacia su hinchada, ofreció "disculpas a la gente" por el desempeño. La noche contra Central Córdoba sirvió como un recordatorio contundente de que "a veces tener la pelota no significa ganar el partido", una lección que Belgrano deberá asimilar rápidamente para retomar el camino de la solidez y la eficacia que lo ilusionaban con pelear arriba en la tabla. El desafío ahora es grande: recuperar la confianza y la seguridad para que noches como esta no se repitan.