Córdoba

Clase magistral en Córdoba: Darío Sztajnszrajber y su invitación a repensar el amor

En un mundo donde el amor parece tener un manual de instrucciones, el filósofo Darío Sztajnszrajber nos propone algo radical: desarmar lo que damos por sentado.
En el marco del ciclo “Pensar al otro”, presenta en Córdoba una clase de 3 horas basada en su último libro “El amor es imposible”. En el encuentro se proponeinterrogar las formas hegemónicas del amor que nos dicta el sentido común. ¿Es realmente el amor un ideal natural e inamovible? ¿Qué misterios esconde cuando nos alejamos de sus formas instituidas?
Este viernes 5 de septiembre de 19 a 22 horas en Quality Espacio, el pensador argentino brindará una experiencia reflexiva y llevará al público a un viaje filosófico sobre el sentimiento que lo mueve todo, donde se podrá descubrir una nueva forma de pensar y sentir. Información sobre las entradas aquí.

El amor no existe (como nos lo contaron)

En diálogo con Darío Sztajnszrajber reflexiona sobre su último libro y nos preguntamos si en el amor ya está todo dicho.
-Tu libro “El amor es imposible” plantea una afirmación que a primera vista puede sonar pesimista o provocadora. ¿Qué significa la imposibilidad del amor en tu obra y por qué crees que es una idea necesaria de explorar en estos tiempos?

“El título claramente es una provocación y tiene que ver con esas formas paradójicas que trabaja la filosofía, donde busca como desestabilizar cierto sentido común. Para el sentido común el amor es algo accesible, alcanzable, aproblemático, casi meritocrático en un punto. Si uno hace lo que tiene que hacer, entonces logra lo que se merece. En el desarrollo que intento hacer sobre el amor busco plantear todas sus intermitencias, sus contradicciones, sus zonas grises, sus ambigüedades”, explica Dario.
Inspirado en la frase del mayo francés, "Seamos realistas, pidamos lo imposible", el filósofo nos invita a cuestionar las formas hegemónicas del amor, esas que la sociedad nos presenta como realidades indiscutibles (el amor idealizado, el amor mercantil, el amor institucional). Estas formas, según el autor, son en realidad "más apariencia que realidad".

Tapa del libro "El amor es imposible" de Darío Sztajnszrajber Foto web

El autor agrega: “En el libro intento cuestionar, desarmar las formas hegemónicas del amor que se presentan con la contundencia del sentido común, que es lo que no puede ser de otra manera. Esas problematizaciones que en el libro aparecen como ocho tesis, nos van permitiendo escapar de esos lugares instituidos y estar abiertos a eso que siempre está por venir y que tiene la forma de lo inconsumable… El amor justamente es amor porque siempre está por venir, significa que en la medida en que llega, desaparece. Entonces, cómo sostener ese estado de promesa y no como un estado que nos genere una sensación de falta, sino al revés, cómo reconvertir esa falta en parte también constitutiva del amor".

Abrazar la paradoja

-El amor en general está lleno de mandatos, etiquetas y binarismos. ¿De qué manera la filosofía nos ayuda a desarmar esas ideas preconcebidas y a encontrar una forma de amar más genuina y menos frustrante?

"La filosofía, por definición, es amor al saber. O sea que la propia práctica filosófica es una práctica amorosa que de algún modo se está buscando a sí misma, está intentando entender su propia dinámica al entender el amor. Y entiende estas paradojas. Me parece que llevar al amor al lugar de las paradojas lo vuelve más genuino. ¿Por qué lo paradójico, lo aporético es genuino? Porque de algún modo, se pelea contra esa especie de necesidad casi farmacológica de sostener polos extremos en un binario que nos ordene, nos deje tranquilos, como "esto es amor, esto es desamor", "esto es verdad, esto es mentira", "esto es bueno, esto es malo"".
“La filosofía que a mí me gusta hacer, que tiene en su espíritu lo que es la deconstrucción, de algún modo trata de pensar en el entre de esos polos extremos”, comparte el pensador.

Para Darío Sztajnszrajber, la relación entre el amor y el desamor no es una línea divisoria, sino un tejido complejo. El amor genuino siempre coexiste con el desamor, no como su opuesto, sino como una presencia espectral que da forma a nuestro deseo. Es por eso que, incluso en los momentos de mayor plenitud, sentimos una "falta" que, afortunadamente, impide que el amor se vuelva algo estático y aburrido. El filósofo declara que el amor es, por definición, un encuentro con la otredad. El otro, esa persona que nos desafía, nos perturba y nos desborda, es el verdadero motor del deseo. La filosofía nos enseña a valorar esa parte del otro que no se deja aprehender, porque es precisamente lo que mantiene la chispa viva. En lugar de buscar lo que nos "cierra", el amor auténtico radica en desear lo que siempre nos desborda.
De este modo, la filosofía nos libera de las etiquetas y mandatos, haciéndonos ver la paradoja no como un problema, sino como la oportunidad de pensar el amor de una manera más libre, honesta y, en última instancia, genuina.

Dario Sztajnszrajber on Instagram: "quedan pocas horas para que nos veamos en la ciudad de córdoba con "el amor, pensar al otro". probablemente algunos saldrán más enamorados y probablemente algunos saldrán más convencidos del carácter ilusorio del amor. sea lo que fuese, lo importante es que todo es "probablemente", porque en el amor no hay nunca ninguna certeza como bien reza el mito de cupido: uno está por ahí haciendo nada y el flechazo nos derrumba, o sea, nos saca de nosotros mismos ante lo imprevisible. nada más ardiente que lo incalculable del amor que siempre está en modo de probabilidad. nos podemos enamorar inminentemente en cualquier momento y en cualquier lugar, así como nos podemos desenamorar en este mismo instante. cupido lanza flechas de oro, pero también de plomo. los espero en el @quality_espacio este viernes 5 de septiembre de 19 a 22 para ir a fondo con el amor, un fondo tal vez sin fondo…"

El duelo en la comprensión del amor

-En entrevistas anteriores, mencionas que el libro surge de un duelo por una separación. ¿Cómo influyó esa experiencia personal en la creación de estas ideas? Y, más allá de lo personal, ¿crees que es en los momentos de pérdida o dolor donde somos más capaces de reflexionar sobre el amor?

“Sí, creo que en los momentos de duelo somos más capaces de ir a fondo sobre el amor, pero no debería ser así. Y no es que no debería ser así, significa, en realidad, que sería muy importante que cuando estamos bien en el amor también podamos darnos la posibilidad de hacer un cuestionamiento a fondo, porque hacer filosofía cuando todo se derrumba es fácil”.
El filósofo reflexiona sobre el papel del duelo en la comprensión del amor. Aunque su libro surgió de experiencias personales de pérdida (una separación, la muerte de sus padres y la pandemia), él cree que no es necesario esperar a que todo se derrumbe para cuestionar el amor. “En la tesis seis de mi libro me pregunto si no es primero el desamor y después el amor y no al revés. No es que el desamor es el final del amor, sino que frente a un desamor originario que implica nuestra existencia, buscamos en el amor eso que Platón decía: algo que nos complete, pero porque de algún modo partimos de un desamor originario. Como si la vida no fuese lo que sucede entre amor y amor, sino entre separación y separación”, expresa el escritor.
“Siempre nos estamos separando de algún modo. Siempre nos estamos separando de algo, que funcionó un tiempo. Incluso cuando uno se enamora se está separando de todo un estado anterior”, agrega Darío.
El filósofo argentino sostiene que el verdadero desafío de la filosofía no es reflexionar en la crisis, sino problematizar el amor cuando todo parece funcionar bien. Esto no es un acto de sabotaje, sino una forma de "rascarse donde no pica" para tomar conciencia de que las tensiones siempre están presentes, aunque las ignoremos.

– En estos tiempos se habla de la “industria del amor", donde se nos imponen formas estandarizadas de vivirlo. ¿Cómo crees que esta mercantilización del amor afecta nuestra capacidad de conectar de manera auténtica con los demás y con nosotros mismos? ¿Qué papel juegan las redes sociales en este fenómeno?

"Sobre lo que llamamos la mercantilización del amor, a mi entender, prioriza en el amor lo que el amor “me” (destaca en comillas) provee haciendo del otro un medio, un insumo, un recurso para mi acumulación y acaparamiento, que es la forma desde la cual, en general, entramos en el circuito amoroso".
En esta respuesta, Darío explora la noción de la "mercantilización del amor", un fenómeno que, según él, está ganando terreno en nuestra sociedad. En este esquema, el amor deja de ser un encuentro con el otro para convertirse en un medio para nuestra propia satisfacción y acumulación. Buscamos a alguien que "me provea", que nos haga sentir bien, y en el proceso, el otro se convierte en un recurso, un insumo más en nuestro inventario de bienestar.
La clave para romper con este ciclo mercantil, propone el autor, es la prioridad del otro. El amor genuino no es una inversión para ganar algo, sino un acto de dar que no espera nada a cambio. En este sentido, el amor se convierte en una "forma de pérdida" porque no busca acumular, sino que se entrega. El autor lo describe como una experiencia de "derrumbe", un escape de ese yo encerrado en sí mismo. Amar es, en esencia, una forma de libertad que nos permite salir de nuestra propia órbita.

Redes Sociales: ¿Amor en la era digital?

El filósofo también aborda cómo la tecnología y las redes sociales condicionan nuestras formas de amar. Si bien han modificado cómo nos presentamos y nos relacionamos, el núcleo del problema sigue siendo el mismo: la identidad y la autenticidad. La disociación que se crea entre la persona digital y la real hace que, a la hora del encuentro, no sepamos quién es el otro. Sin embargo, el autor concluye con una nota esperanzadora: si el amor sigue siendo, ante todo, un encuentro con el otro, su esencia "todavía pervive" a pesar de los cambios tecnológicos.

“Me parece que las redes han hecho como implotar ciertas formas que venían funcionando, que tienen que ver con la identidad, lo auténtico e incluso con la seducción, una especie de disociación que después se vuelve cada vez más difícil poner en el cuerpo, porque está todo tan etéreo que después a la hora de encontrarse con el otro no se sabe quién llega ahí al encuentro. Es obvio que hay mutación en ese sentido… pero me parece que lo más importante del amor sea ese paréntesis, ese encuentro con el otro, hay algo del amor que todavía pervive”, revela Sztajnszrajber.

La belleza de la confusión: el regalo de la incertidumbre

-Te has convertido en una figura clave en la divulgación de la filosofía en Argentina. ¿Por qué será que la gente se siente tan atraída por estos temas? ¿Crees que hay una necesidad de encontrar herramientas de pensamiento que nos ayuden a enfrentar la complejidad de la vida contemporánea?

“La gente se acerca a la filosofía no desde un vacío de sentido, sino, al revés, frente a una sobre presencia de sentido", explica Darío Sztajnszrajber

Sobre el acercamiento de la gente a la filosofía, Dario describe: "No es tanto la sensación de la nada como del todo. Como que todo ya está dado y como que la sensación, es una especie de opresión de un mundo en el cual todo tiene su receta, su manual de instrucciones, su forma de ser manipulado, operado, ejecutado”, detalla Darío.

De este modo, el filósofo describe que la filosofía nos salva del "exceso de sentido" en un mundo de recetas. Contrario a la creencia popular de que la gente busca la filosofía por un "vacío de sentido", sugiere que la realidad es justamente la opuesta. Nos acercamos a la filosofía para escapar de una "sobrepresencia de sentido"; es decir, de un mundo donde todo parece tener una receta, un manual de instrucciones y una forma predeterminada de ser.
El experto argumenta que el verdadero problema no es la nada, sino el todo. Vivimos en una "dictadura de lo uniforme" donde la repetición y la certeza nos agobian. A diferencia de lo que se podría pensar, la ausencia (el autor cita el desierto en el sentido clásico de Nietzsche) ofrece espacio para el movimiento y la pérdida, mientras que la plenitud de un mundo con respuestas para todo se convierte en un desierto de estancamiento. En este contexto, la filosofía se presenta como una vía de escape, una oportunidad para perderse.
El filósofo relata que, en sus charlas, el mayor cumplido que recibe es que la gente se va "confundida". Y es que esta confusión es precisamente lo que rompe con el agobiante mandato de la claridad y la certeza. La filosofía nos enseña que detrás de todo hay una incertidumbre de trasfondo que es vital. Es esa incertidumbre la que mantiene vivo nuestro deseo de saber y nuestra voluntad de explorar, recordándonos que no todo está resuelto y que siempre hay algo más por descubrir.

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