Crisis económica, el común denominador de las últimas encuestas
El gobierno nacional atraviesa semanas de turbulencia en la economía, lo que permea en las encuestas como síntomas de crisis: según la última medición de Atlas Intel/Bloomberg realizada del 10 al 14 de septiembre, la negatividad atraviesa todos los niveles, con 49% de calificación “mala” en el metro cuadrado del elector (su situación familiar), 63% en la economía del país y 73% en el mercado de trabajo (gráfico arriba). Eso arroja un promedio de pesimismo multidimensional de casi 62%.
A futuro, el optimismo llega a rondar un tercio de las opiniones, pero aun así queda por debajo del pesimismo, que copa 50% de las opiniones sobre la economía nacional, 42% a nivel de la situación familiar y 51% en el mercado de trabajo (gráfico arriba), para promediar casi 48% de negatividad multidimensional.
Las encuestas mensuales realizadas por D´Alessio-IROL/Berensztein ya habían anticipado una ola de pesimismo creciente al cierre del primer semestre. Desde junio pasado, la negatividad va superando a la positividad por una brecha cada vez más amplia, que trepó a 19 puntos porcentuales (pp) en agosto: 59% calificó a la situación económica como peor que la del año pasado, vs 40% que la vio mejor (gráfico arriba). El optimismo tocó un pico de 54%-56% de diciembre de 2024 a enero de 2025, cuando el presidente Javier Milei cumplió su primer año de gestión, y desde febrero comenzó a caer, como grafica la serie evolutiva.
A diferencia de la encuesta de Atlas Intel (que mostraba matices entre la evaluación de la coyuntura y la proyección a futuro), el informe de D´Alessio IROL arroja una negatividad transversal entre la situación presente y la expectativa: 57% de los electores opina que la situación económica dentro de un año será peor, vs 40% que cree que puede mejorar (gráfico arriba). La brecha desfavorable llega a 17 pp, pico desde el cambio de gobierno en diciembre de 2023.
En este contexto, el Índice Líder (IL) que elabora el Centro de Investigación de Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) para anticipar cambios de tendencia en el ciclo económico reportó que la probabilidad de salir de la fase expansiva en los próximos meses se ubica en 98,61% (gráfico arriba): ese salto de 42,45 pp entre julio y agosto augura altísimas chances de estancamiento económico para los próximos meses.
Al pesimismo generalizado de los sondeos realizados entre electores y el cruce de indicadores económicos de coyuntura se suma el escepticismo a nivel de los empleadores argentinos: la última Encuesta de Expectativas de Empleo de Manpower arrojó que el 27% de ellos planea aumentar su dotación de personal vs 24% que prevé disminuirlas, mientras que el 45% no realizará cambios y el 4% restante no sabe. Eso arroja una expectativa neta de empleo (ENE) de + 5% ajustada estacionalmente para el cuarto trimestre (Q4) del año (gráfico arriba). La serie evolutiva muestra una ENE que se mantuvo deprimida durante todo 2024 y lo que va del año, oscilando apenas entre el -1% y el 5%.
Eso ubica a la ENE de Argentina como la más débil de todos los países medidos (gráfico arriba). Esto es consistente con la negativa evaluación del mercado de trabajo que reportó Atlas Intel, tanto a nivel de la coyuntura presente (73% de calificación negativa) como en las expectativas a futuro (51% de pesimismo). En síntesis, estos cuatro informes que repasamos convergen en mostrar una sensación de crisis generalizada que permea desde el nivel micro del metro cuadrado de los electores hasta las expectativas de contratación de los empleadores para el último trimestre del año y, al mismo tiempo, los datos blandos de las encuestas nacionales convergen con los datos duros de la economía en un diagnóstico de crisis.