Córdoba

El 17 de octubre queda muy lejos, como a 80 años de distancia

Hace exactamente 80 años nacía el peronismo, con aquella épica pueblada que confluyó en la Plaza de Mayo para exigir la liberación del entonces Coronel Juan Perón, quien, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, había conseguido muchos derechos laborales para la clase trabajadora argentina.

Básicamente, esos derechos eran: condiciones dignas de trabajo, aguinaldo, vacaciones, indemnización por despidos y por accidentes laborales y una JORNADA DE TRABAJO DE 8 HORAS.

Esta última conquista, venía siendo una lucha de la clase trabajadora mundial desde el siglo 19, cuando los obreros decían que una vida digna incluía 8 horas de trabajo, 8 horas para dormir y 8 horas para esparcimiento, capacitación o lo que decida el ser humano.

Es más, por ese reclamo de las 8 horas de trabajo diario, fueron a la horca en 1886 los Mártires de Chicago, y en homenaje a su lucha y martirio, se conmemora en todo el mundo, menos en Estados Unidos, el Día del Trabajador el 1° de mayo. Aquellos 8 Mártires de Chicago, alemanes, ingleses y estadounidenses, eran verdaderos libertarios, los libertarios anarquistas que luchaban contra la explotación y por un mundo más solidario. Hoy, hasta la palabra “libertario” se han robado y la han prostituido.

Han pasado 139 años desde aquel 1° de mayo de 1886, y 80 años desde aquel 17 de octubre de 1945, y la Humanidad, en vez de evolucionar, involuciona. En Grecia el Parlamento acaba de sancionar una ley para permitir que, en el sector privado, los patrones puedan hacer trabajar a la gente hasta 13 horas por día. Y en Argentina, el gobierno mal llamdo “libertario” le promete a Donald Trump y a los empresarios del Coloquio Idea, que si ganan las elecciones de la semana que viene, también van a restringir todos los derechos de los trabajadores.

Cuna de la democracia, tumba de los derechos

En Grecia nació el concepto occidental de democracia, que es “gobierno del pueblo y para el pueblo”, en contraposición a la tiranía, que es la imposición del más fuerte. Pero 2.500 años más tarde, lo que se impone en Grecia es una tiranía disfrazada de falsa democracia.

Una mayoría del Parlamento, votada por el pueblo, acaba de aprobar este jueves un proyecto de ley del gobierno de derecha que extiende la jornada laboral en el sector privado hasta un máximo de 13 horas diarias. Esta ley pone un límite: 37 días al año. Pero cuando ya se rompe una barrera, mañana los 37 día pueden transformarse en 80, o en 365. La “flexibilización” ya se instaló.

Por supuesto, los parlamentarios de derecha, al servicio del gran capital, dijeron lo mismo de siempre, aquella cantilena de que “la flexibilización incentivará la inversión de capitales y aumentará los puestos de trabajo”.

Una gran mentira porque está claro que la inversión no tiene que ver tanto con la quita de derechos laborales sino todo lo contrario, con el crecimiento del mercado interno. Si hay mercado interno, el empresario vende más, y por ende invierte más y genera puestos de trabajo. Pero para que haya mercado interno, tiene que haber buenos salarios, que permitan que las mayorías trabajadoras puedan consumir.

Lo contrario, quitar derechos laborales, bajar salarios, pauperizar a los trabajadores, puede beneficiar a una minoría muy pequeña de especuladores, pero no a los verdaderos empresarios. Voy a poner un ejemplo extremo. Si usted tiene una pizzería, ¿cuál de los dos modelos le conviene?

Si se les da derechos laborales y buenos salarios a los trabajadores, usted tendrá más costos laborales con sus propios trabajadores, pero se cansará de vender pizza a todos sus clientes, que, en su inmensa mayoría, son trabajadores, y como tendrán poder adquisitivo, saldrán con sus familias y amigos a comer pizza.

Si le les quitan derechos laborales y se empobrece a la clase trabajadora, usted tendrá menos costos laborales en su pizzería, pero no le venderá pizza a nadie. Con la “flexibilización” laboral, usted podrá pagarles una miseria a sus empleados y obligarlos a trabajar 13 horas por día, esclavizarlos incluso sin feriados ni vacaciones, pero seguirá sin vender pizza, porque los otros trabajadores que podría comprarle, también estarán esclavizados y empobrecidos. ¿Qué es mejor?

El 26 de octubre votás por tu futura vida

En Argentina, también el 17 de octubre queda muy lejos, como a 80 años de distancia. Ya hoy, una enorme proporción de los y las trabajadoras está precarizada, o bien porque está directamente en negro, o bien porque son monotributistas, o sea, trabajadores sin relación de dependencia. En los últimos tiempos (podríamos decir últimos meses, porque esto es muy dinámico) la Argentina fue fagocitada por la “uberización” de los trabajadores. Todos son ahora “emprendedores” y esto no solo afecta su vida cotidiana, sino también su conciencia de clase. Le hacen un favor al gobierno y al sistema porque ahora son ellos mismos los que se autoexplotan, trabajando 12, 13 o más horas por día, sin obra social, vacaciones ni aguinaldo.

Pero la clase dominante argentina, y sus verdaderos amos, los popes del capital internacional representados por Donald Trump, quieren más, y más, y más. Por eso, el presidente del Imperio le dijo a un genuflexo presidente argentino que el “salvataje” de 20 mil millones de dólares estará supeditado a que gane las elecciones de medio término, dentro de poco más de una semana.

En el Coloquio de Idea en Mar del Plata, el ministro de Economía Luis Caputo, y el vocero presidencial, Manuel Adorni, hicieron la misma promesa a los directores ejecutivos y empresarios reunidos.

“Necesitamos reformar el mundo del trabajo, para que el dinamismo económico pueda estar acompañado del dinamismo laboral", dijo Adorni, apuntando a una reforma laboral después del 10 de diciembre cuando asuma el nuevo Congreso. Siempre y cuando ganen las elecciones. Si eso llegara a ocurrir el 26 de octubre, lo que buscará el gobierno de Milei será la eliminación de las paritarias y su reemplazo por "negociaciones libres". Eso significa: que no haya más indemnizaciones por despidos, que el trabajador no pueda hacer juicios laborales por abusos patronales, y la eliminación de los convenios colectivos de trabajo y su reemplazo por negociaciones por fábrica o incluso individuales con el trabajador.

Es decir, volver mucho más atrás del 17 de octubre de 1945, quizá incluso hasta el 1° de mayo de 1886. Ojalá no hagan falta nuevos “Mártires de Chicago”.

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