Córdoba

Cambio de época en Bolivia: entre el ocaso del MAS y los desafíos del nuevo gobierno

Rodrigo Paz Pereira logró un contundente triunfo en el primer balotaje de la historia en Bolivia frente a Jorge “Tuto” Quiroga, inaugurando una nueva etapa política, luego de casi veinte años de hegemonía del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido político inaugurado por Evo Morales en el año 2006.

La llegada de Paz fue una absoluta sorpresa para los analistas políticos, con fuerte presencia en redes sociales, bajo el lema del “capitalismo para todos” tratando de captar a trabajadores informales y no sólo a grandes empresarios, como método para salir de la crisis económica que se está viviendo.

Su figura como presidenciable fue favorecida por la división del oficialismo actual que le permitió acercarse a los sectores populares descontentos y apoyado en su vicepresidente electo, Edman Lara, un expolicía desafectado de la fuerza que derivó en un influencer de las redes sociales, con mucha llegada hacia el voto joven, descontento con las políticas económicas actuales.

La historia del presidente electo

Rodrigo Paz Pereira, de 58 años, es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora. Nació en Santiago de Compostela en España, producto del exilio que sus padres debieron enfrentar perseguidos por la dictadura de Hugo Banzer. Se formó en Economía y Relaciones Internacionales y tiene una maestría en Gestión Política en la American University de Washington, donde conoció a María Elena Urquidi, su esposa, con la que tiene cuatro hijos.

A lo largo de su carrera política fue concejal, diputado y alcalde de la sureña ciudad de Tarija y, actualmente, ejercía como Senador por ese mismo departamento. El exilio le otorgó una sensibilidad social hacia los perseguidos y los marginados que se tradujo en un apoyo electoral, obteniendo una amplia ventaja en las regiones rurales y periurbanas.

Los desafíos del nuevo gobierno

La figura de Paz creció en la consideración del electorado con su “capitalismo popular” siendo una tercera opción entre el modelo estatizador del MAS y la otra opción que llegó al balotaje representado por la extrema derecha, bajo la figura de Jorge “Tuto” Quiroga, que prometía un ajuste en modo “shock” y sin anestesia.

En este aspecto, la economía del país se encuentra sumida en una fuerte inestabilidad producto de altos índices de inflación, falta de dólares y, especialmente, una crisis de abastecimiento de combustible. Por ello, el nuevo gobierno que asumirá el próximo 8 de noviembre tendrá múltiples desafíos. Primero, empezar a revertir la crisis económica realizando ajustes, pero pretende realizarlo en forma gradual y con sensibilidad social. Asimismo, deberá tender puentes con otros sectores políticos, ya que el Parlamento boliviano tendrá una composición dividida en tercios.

El papel de Evo Morales

Evo Morales continuará siendo una importante figura política para la nueva etapa que se inicia ya que su posicionamiento será fundamental para los movimientos sociales e indigenistas, quienes aún le responden y, a pesar de que en la primera vuelta electoral llamó a votar nulo, en la segunda vuelta electoral, implícitamente apoyó al presidente electo. El expresidente, dio señales de apoyo a Paz, para diferenciar de la extrema derecha de Quiroga.

Morales se encuentra actualmente recluido en la región del Chapare, protegido por sus simpatizantes en relación a una orden de arresto producto de un presunto abuso sexual de una menor de edad.

La política exterior y su relación con Argentina

En materia de inserción internacional, el presidente electo manifestó que Bolivia debe “volver a recuperar su lugar en el escenario internacional”, evidenciando un plan de posicionamiento de centro, buscando diferenciarse del alineamiento irrestricto con Rusia y China, pero prometió también un acercamiento a Estados Unidos, país con el que Bolivia rompió relaciones desde el año 2009.

Asimismo, ha declarado que el proceso de incorporación de Bolivia como miembro pleno del MERCOSUR, no ha sido descartado, pero entiende que primero debe estabilizar la economía local, para luego concentrarse en el complejo proceso que significa la entrada en el bloque regional.

Respecto a Argentina, si bien el gobierno argentino a través de Javier Milei saludó su elección, lo cierto es que se sentían más cercanos a las ideas que encarnaba Tuto Quiroga, quien planteaba recetas ortodoxas. No obstante, se ofreció a prestar ayuda para superar la profunda crisis de abastecimiento de combustibles.

En definitiva, el nuevo gobierno en Bolivia deberá enfrentar una multiplicidad de desafíos de cara a la nueva etapa: afrontar la crisis económica, mostrar una cintura política flexible para lograr los acuerdos con las fuerzas políticas que conforman el Parlamento y, finalmente, lidiar con las facciones de los sectores populares e indígenas que aún responden a Evo Morales.

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