En el día en el que Diego Maradona estaría cumpliendo 65 años, y en tiempos insensibles para con las personas con discapacidad, recordamos la historia de Pedro Brendel, un niño con Síndrome de Down.
*
El recuerdo, como refugio de memoria, de Pedro Brendel, va mucho más lejos. A inicios de los ‘90, cuando lo mejor de la historia del Napoli había pasado, el Diego y toda la familia decidieron veranear en el ignoto balneario Marisol, en la costa bonaerense: tranquilidad y lejanía del ruido y el infierno.
Maradona atravesaba una de sus suspensiones por doping y no podía jugar ni partidos a beneficio. Pero, fiel a su costumbre, cuando lo invitaron a colaborar con el “Centro de Día de Tres Arroyos”, un centro de ayuda a discapacitados que estaba a 80 kilómetros de aquella playa, fue el primero en ponerse los cortos. Diego era uno de los 11 de Marisol y enfrentaba a Mercado Los Tigres. El mejor del mundo, de la historia, jugando con dos equipos de barrio.
Aquí interviene Pedrito Brendel, un pibe con síndrome de Down al que Diego había conocido en un comercio y a quien invitó al partido. Pedrito no le aseguró su presencia:
– Le tengo que preguntar a mi mamá -fue su razón-.
No hizo falta que Pedrito preguntara. El mismo Diego fue a la casa, tocó la puerta, pidió el permiso correspondiente y la vieja de Pedrito dijo que bueno, pero que Pedrito se tenía que bañar.
– No hay problema señora -dijo el Diego-. Lo espero.
Contexto: Maradona ya había sido campeón mundial. Maradona era el argentino más famoso en el mundo entero. Maradona ya era, para muchos, D10S. Y ahí estaba, esperando que Pedrito terminara de bañarse.
Al rato los dos viajaron juntos hacia la cita, Diego manejando, Pedro sentado en el asiento de acompañante. Jugaron el partido, juntaron los fondos para el “Centro de Día Caminemos Juntos” y a la noche metieron cena show donde comieron un asado, el Diego cantó Cucusita y llorando les dijo:
– Acá hay gente que trabaja para los discapacitados, que muchos creen que son inferiores, pero eso no es verdad.
Muchos años después de aquella noche histórica, Pedrito comenzó a asistir al centro de día Caminemos Juntos, el que Maradona había ayudado a crear. Aquel niño amigo del Diego murió en 2019. El salón principal del centro que lo contuvo hasta su muerte se llama Diego Maradona.
