Durante la inauguración del jardín de infantes de Potrero de Garay, que lleva el nombre de Luis Valletto, su esposa Miriam Cerutti compartió palabras cargadas de emoción y recuerdos. “Fue un día de muchísima emoción, porque todo se vivió con respeto, cariño y alegría. Ver a los niños del jardín me trajo el recuerdo de mis primeros años como docente. Sentí un gozo muy grande en el corazón”, expresó.
Cerutti destacó el profundo vínculo de su esposo con la naturaleza y con los jóvenes: “Luis siempre buscó que los chicos aprendieran a disfrutar de la vida en contacto con el agua, los animales, las plantas. Decía que la naturaleza era un regalo de Dios, y que el alma se fortalecía cuando se la vivía con alegría y respeto”.
Durante el acto, las imágenes del nuevo edificio despertaron en Miriam memorias de toda una vida compartida. “Apenas entré y vi las fotos, fue imposible no emocionarme. Hay una foto muy especial, donde Luis usa una manga que me regaló cuando teníamos apenas veinte años. También hay imágenes con los nietos, con alumnos, y con niños de una escuela muy humilde de Córdoba. Él decía que si el cielo era como ese día, no le tenía miedo a la muerte, porque había conocido la felicidad en el rostro de esos chicos”.
Sobre la obra educativa que deja su esposo, sostuvo que “todo lo que él soñó se cumplió”. “El Hornero, Potrero de Garay, todo está conectado —contó—. Luis logró unir sus sueños con la educación, con la cultura y con la naturaleza. Este jardín es una forma de que su mensaje siga vivo”.
Finalmente, al ser consultada sobre qué diría Luis si estuviera presente, Miriam respondió con una sonrisa y una frase que conmovió a todos: “Salir de campamento, a festejar en la naturaleza, conocí la alegría de que dio fruto lo que él sembró”.
