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UNCiencia: mitos sobre trabajar para apps de reparto o de servicios

Un proyecto del Observatorio Social y Cultural para el Desarrollo Sostenible de la UNC muestra cómo la precarización atraviesa a repartidores y docentes que trabajan en plataformas digitales.

¿Qué demandan los trabajadores y cómo se podrían incluir en las estadísticas y normativas laborales?

El estudio de la UNC abordó este fenómeno y recogió datos preocupantes sobre el control algorítmico que sufren los trabajadores. El proyecto está radicado en la Facultad de Filosofía y Humanidades.

En el mercado laboral argentino, la llegada de plataformas digitales de servicios (desde el reparto de mercaderías hasta la formación educativa, entre otras) generó un nuevo campo de tensiones. Estas plataformas desafían las categorías tradicionales de empleo y los derechos laborales.

El estudio de campo se centró en dos grupos: los repartidores (o riders) y los profesionales que ofrecen servicios educativos a través de plataformas. Se realizaron encuestas en Córdoba, La Plata y Buenos Aires.

Por ejemplo, el 56% de los repartidores de Córdoba que tiene este único trabajo gana menos de 340 mil pesos (a valores de 2024) y el 24% no tiene interés en continuar trabajando para este tipo de plataformas a futuro.

Entre los trabajadores de plataformas de servicios educativos, el 46% de los encuestados en Córdoba tiene un título de posgrado completo y tomaron ese trabajo como complemento a su trabajo principal.

Se dice que es mejor trabajar sin jefes

Al mito de que estas plataformas permiten una “relación laboral sin jefes”, en la cual cada uno maneja sus propios horarios, se contrapone un control estricto a través de algoritmos e inteligencia artificial.

Este proyecto se inscribe dentro de una iniciativa internacional que está trabajando sobre nuevas medidas que permitan dar cuenta de la multidimensionalidad de las desigualdades en América latina.

“El objetivo es poder construir un instrumento que permita aplicar ese enfoque multidimensional al análisis de las desigualdades en estos dos grupos de trabajadores”, comenta Juan Manuel Barri, director del proyecto y docente investigador de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.

Repartidores, los más precarizados

Los repartidores son el sector más expuesto a la informalidad y bajos ingresos dentro de la economía de plataformas:

-El 67,4% tiene esta actividad como única fuente de ingresos laborales.

-De ellos, el 56% gana menos de 340 mil pesos, una cifra que no alcanza a cubrir la Canasta Básica Total.

-El 71% de los riders no tiene ART y el 66% tampoco cuenta con obra social o prepaga

-Y siete de cada 10 de los repartidores que tiene este trabajo como única ocupación, no pudo encontrar otro empleo en relación de dependencia.

Ocurre que el trabajo de reparto es una opción de fácil ingreso. El trabajador solo debe tener un teléfono y algún vehículo (bicicleta, moto o auto). Ni siquiera se les exige ser monotributistas.

“Hay procedimientos del empleo tradicional que no son aceptados o no se adaptan a esta oferta laboral. Desde cómo se hace la búsqueda laboral, hasta el proceso de selección. Estas plataformas ofrecen una relación con menos intermediaciones que para algunas personas funciona mejor porque efectivamente al día siguiente ya se puede estar trabajando”, asegura Patricia Sorribas, docente investigadora de la Facultad de Psicología de la UNC y codirectora del proyecto.

Trabajo temporal o permanente

La baja expectativa de continuidad refuerza el carácter transitorio de esta ocupación: en Córdoba, el 24% de los repartidores no tiene interés en continuar en la plataforma a futuro. “Hay mucha intermitencia en el trabajo de los riders. Si encuentran otro empleo que les guste más o que pague mejor, lo dejan; pero luego vuelven”, señala Sorribas.

¿Qué ocurre con el mito de manejar tus propios tiempos? El 94% de los trabajadores asegura que debe trabajar los fines de semana y feriados. Y el 83% ocasionalmente debe trabajar más de 10 horas al día.

Además, el algoritmo los penaliza. El 35% manifiesta haber sufrido el bloqueo de la aplicación, una reducción del ranking o disminución de la carga de trabajo. Las calificaciones negativas de usuarios o negocios influyen directamente en la asignación de pedidos.

Foto: UNC

Docentes con pluriempleo

En los profesionales que ofrecen servicios educativos a través de plataformas hay otra realidad, pero también precarizada. El 46% de los encuestados en Córdoba tiene un título de posgrado completo y tomaron este trabajo como complemento a su trabajo principal.

De esta forma, alcanzan ingresos más altos que los repartidores, pero por esta pluriactividad. El empleo formal es el que les garantiza el acceso a derechos y una estabilidad de la que carecen en la plataforma.

El trabajo se realiza frecuentemente desde el propio hogar (71%). Esto implica que la persona debe asumir los costos de electricidad, Internet, del equipamiento y la actualización constante de software.

El trabajo de los educadores en estas plataformas se diferencia del modelo tradicional formal (universitario o escolar) por la fragmentación de tareas, la estandarización y la intensificación de los ritmos.

Las plataformas imponen tiempos estrictos para tareas que tradicionalmente requerían juicio profesional, como la corrección de proyectos. En algunos casos solo tienen ocho minutos para corregir cada proyecto de los alumnos.

A su vez, el control de sus tareas se realiza mediante robots e inteligencia artificial que monitorean la interacción y detectan “palabras o un tono particular” del alumno o profesor, generando alertas automáticas para los supervisores. Esta vigilancia constante genera presión.

“La plataformización de los servicios educativos no está muy estudiada y están siendo un problema incluso en universidades prestigiosas del norte global. La precarización de las grandes ocupaciones, como la de docente universitario, se está dando por una fragmentación en microtareas que ahora pueden hacer muchas personas, pero que tradicionalmente tienen la identidad de un profesor universitario”, comenta Sorribas.

¿Hay un lado positivo?

Los encuestados valoran estas formas de trabajar porque permiten sumar un ingreso extra casi sin sacrificar el tiempo familiar y el cuidado de sus hijos, por ejemplo.

A su vez, en muchos de los empleos tradicionales se trabaja más horas de la que dice la ley, pero no se reciben más ingresos (salvo que se paguen horas extras). En cambio, en los trabajos de plataformas hay una relación muy clara entre cuánto tiempo se trabaja y el nivel de ingresos.

“Este razonamiento no está mal, no están tan equivocados. Claro que este tipo de trabajos puede tener consecuencias en el corto plazo, porque exponen su capital de trabajo que se puede romper (vehículo o computadora) y a largo plazo, porque la mayoría no hace aportes para la jubilación, por ejemplo”, señala Sorribas.

Ausencia estadística y en normativas oficiales sobre empleo

Los investigadores aseguran que los trabajadores de plataforma no están correctamente incluidos dentro de las estadísticas oficiales sobre empleo. “Figura la ocupación o la actividad, y si lo hace en relación de dependencia, o autónomo (monotributista, etc), pero no figura la categoría de trabajo de plataforma, que no es ni lo uno ni lo otro”, explica Sorribas.

Un avance sencillo sería incluir una pregunta en la Encuesta Permanente de Hogares para saber si el trabajo principal o secundario lo hacen mediante plataformas. Sorribas agrega que también deberían incluirse preguntas sobre el nivel de control que tiene la plataforma y si existe o no una mediación humana entre la plataforma y los trabajadores.

“Es clave medir qué tan fuerte es la gestión y control algorítmicos. Por ejemplo, cómo se definen las tarifas dinámicas, los tiempos muertos y si hay penalidades por no trabajar determinada cantidad de horas”, detalla la investigadora.

No los amparan les leyes laborales

Los trabajadores de plataformas tampoco están incluidos en las normativas laborales. Ese dato no es menor en este contexto en el que el gobierno nacional quiere modificar este cuerpo de leyes.

Barri señala que hay demandas urgentes de estos trabajadores que podrían atenderse. “Generar algún tipo de cobertura por robo en el caso de los riders, o rever las sanciones que a veces impone el algoritmo sin tener en cuenta particularidades que requieren una intermediación humana”, enumera.

En el caso de los educadores, piden que las plataformas asuman los costos de equipamiento y funcionamiento y que se actualicen las tarifas y honorarios.

Sorribas menciona el caso de España que ha generado una normativa para incluir una categoría intermedia entre el trabajador autónomo y el asalariado, pero está teniendo muchos problemas de implementación.

Chile también modificó la ley laboral para incluir a estos trabajadores de plataforma y que puedan inscribirse tanto en relación de dependencia como trabajadores independientes. “Se pueden hacer modificaciones sin caer en una relación laboral tradicional”, asegura.

Es que muchos de estos trabajadores, no piden ser encuadrados como empleados de las plataformas, pero sí demandan un seguro o la cobertura de una ART. “También demandan la posibilidad de que haya control humano del algoritmo y una participación de los trabajadores en ese control, sin que sea una representación sindical”, señala Sorribas.

Fuente: UNCiencia

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