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El bloqueo a Venezuela, parte de una doctrina

Con el bloqueo total de los puertos de Venezuela y la confiscación de sus barcos, Estados Unidos no solo buscar robarle el petróleo, sino generar una crisis económica de tal magnitud, que produzca convulsión social y la caída del presidente Nicolás Maduro.

Es que además de las sanciones que ya golpean a la economía venezolana, al no entrar los dólares necesarios de la exportación de petróleo, la inflación vuelve a dispararse en las últimas semanas, a niveles de más del 500 por ciento anual. Los precios suben todos los días, principalmente en cuanto a comida y productos de primera necesidad, y, encima, en épocas de Navidad.

El pasado 16 de diciembre, Donald Trump a través de su red Truth Social, ordenó: “Un bloqueo total y completo de todos los petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela hasta que Venezuela devuelva todo el petróleo, la tierra y otros activos que anteriormente que nos robaron”.

Hay que explicar, para algún desprevenido, que la nacionalización del petróleo venezolano no la hizo el chavismo, sino el ex presidente Carlos Andrés Pérez en el año 1976, mucho antes de que el chavismo existiera. Y Venezuela compensó a todas las empresas estadounidenses que se fueron. Luego, ya en el poder Hugo Chávez, lo que hizo fue permitir que las empresas petroleras extranjeras pudieran hacer negocios en Venezuela, pero como socias minoritarias del Estado. De hecho, la estadounidense Chevron sigue hasta el día de hoy explotando y exportando el petróleo venezolano, incluso en la actualidad, eludiendo el bloqueo norteamericano.

Pero esta no es la primera vez que sucede algo así en Venezuela, ya pasó en 1902-1903. Hace más de 120 años fueron el Imperio Británico, el Imperio Alemán y el Reino de Italia. Pedían una compensación por supuestos perjuicios a sus ciudadanos en las guerras civiles. Bloquearon todos los puertos y llegaron a desembarcar, lo que constituyó una invasión del territorio.

Ayer, Inglaterra y Alemania. Hoy, Estados Unidos.

A diferencia de lo que pasa hoy, en aquel momento hubo protestas de la mayoría de los países de Latinoamérica. ¿Y a que no imaginás cuál fue el país que llegó más lejos con sus protestas? Sí, Argentina. ¿Quién gobernaba la Argentina, quizá la izquierda? NO. ¿Hipólito Yrigoyen? NO, faltaban 14 años para que llegara. ¿El peronismo? NO, faltaban más de 40 años todavía.

Gobernaba Julio Argentino Roca, un liberal de verdad que estaba recorriendo su segundo mandato. Su canciller, Luis María Drago, fue el encargado de llevar adelante esa protesta contra la intervención imperialista contra Venezuela. El 29 de diciembre de 1902, Argentina emite un documento doctrinal sobre la ilegalidad del cobro violento de una deuda, ejercido por grandes potencias en detrimento de Estados pequeños. En su punto final se lee: “En una palabra, la deuda pública no puede dar lugar a la intervención armada, ni menos a la ocupación material del suelo de las naciones sudamericanas por una potencia extranjera”.

El bloqueo a Venezuela de 1902

Eso es lo que se conoce como Doctrina Drago, estudiada hasta hoy en Política Internacional. Y aplica perfectamente a este nuevo bloqueo de Venezuela, para robarle su petróleo, con cualquier excusa inventada.

El bloqueo cesó, pero ese triunfo diplomático de la Argentina fue eclipsado por Estados Unidos. Los acuerdos se firmaron en Washington y el caso dio lugar al Corolario Roosevelt, que es prácticamente una vuelta de tuerca a la Doctrina Monroe, aquella de 1823 que decía: “América para los americanos”. Es decir, ninguna potencia europea podía eclipsar la hegemonía estadounidense en lo que ellos consideraban (y siguen considerando) su “patio trasero”.

Ese Corolario Roosevelt toma el nombre del presidente de principios del siglo XX, Teodoro Roosevelt, y dice más o menos que si en cualquier país de América hay amenazado un interés estadounidense, Washington se siente con la potestad de intervenir, de cualquier manera.

Es lo que está haciendo hoy el Imperio contra un país soberano de Sudamérica.

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