Francia y el mundo despiden este domingo a Brigitte Bardot, la mujer que transformó el cine europeo y revolucionó los códigos de la feminidad antes de abandonar la gloria para convertirse en la voz de los animales.
La noticia de su fallecimiento, ocurrido a los 91 años, fue confirmada en un comunicado oficial de la Fondation Brigitte Bardot, entidad que manifestó su "inmensa tristeza" por la partida de su fundadora y presidenta desde 1986.
Según el documento emitido por la organización a la agencia AP sin precisar el día ni el lugar del fallecimiento, la artista fue una figura de renombre mundial que "eligió abandonar su prestigiosa carrera para dedicar su vida y energía al bienestar animal y a su fundación".
Nacida en París en 1934 en el seno de una familia burguesa, Bardot alcanzó la cima de la popularidad en 1956 tras el estreno de "…Y Dios creó a la mujer", bajo la dirección de Roger Vadim, cinta que la consolidó como un mito erótico.
Tras casi dos décadas de trayectoria, la actriz participó en más de 50 películas y grabó más de 70 canciones, trabajando con directores de la talla de Jean-Luc Godard en "El desprecio" y Louis Malle en "La verdad", actuación que le valió el premio David di Donatello.
Prisión dorada
Sin embargo, en 1973 y con solo 39 años, decidió retirarse de los sets cinematográficos tras calificar a la fama como una "prisión dorada", volcando desde ese momento toda su influencia hacia el activismo.
Su labor en defensa de la fauna tuvo un impacto global, recordándose especialmente su campaña de 1977 en Canadá contra la caza de focas.
La derecha es el “único remedio urgentísimo para la agonía” de Francia, sostuvo la artista, quien reivindicó su cercanía a la ultraderechista Marine Le Pen.
Igualmente, su vida pública estuvo repleta de controversias: fue condenada cinco veces por incitación al odio debido a sus posturas sobre la inmigración y el islam, y mantuvo una relación conflictiva con su único hijo, Nicolas, a quien describió como un "tumor indeseado" durante el embarazo.
Incluso en los últimos años causó controversia con sus declaraciones sobre política.
En el libro “Mon BBcédaire”, publicado en Francia en octubre pasado, aseguró que su país se había vuelto “sombrío, triste, sumiso, enfermo, dañado, arrasado, ordinario, vulgar…”.
La derecha es el “único remedio urgentísimo para la agonía” de Francia, añadía la artista, quien reivindicó su cercanía a la ultraderechista Marine Le Pen.
A pesar de las polémicas políticas y personales, su influencia estética y cultural permaneció intacta, siendo musa de intelectuales como Simone de Beauvoir, quien escribió que "un santo vendería su alma al diablo por verla bailar".
En sus últimos años, instalada en Saint-Tropez, Bardot mantuvo sus reclamos contra el consumo de carne de caballo y el sacrificio animal sin sedación, sosteniendo hasta el final las convicciones que la alejaron de los focos de Hollywood.
