Francisco y los presidentes: hitos de una relación con idas y vueltas
"Todos, desde nuestras responsabilidades, tenemos que ponernos la patria al hombro", dijo Jorge Bergoglio en el Tedeum del 25 de mayo de 2003. A metros suyo, mirándolo, estaba Néstor Kirchner, que llevaba minutos como presidente de la nación. Esas palabras inauguraron un recorrido de tensiones y acercamientos en la relación de quien después fuera el Papa Francisco con los presidentes argentinos electos este siglo.
Con Néstor Kirchner, dos en la ciudad
Los meses siguientes fueron de rispidez creciente entre la Iglesia -que hablaba de "crecimiento escandaloso de la desigualdad"- y el gobierno de Néstor Kirchner. El santacruceño llegó a calificar a Bergoglio como "jefe espiritual de la oposición política" y decidió federalizar su presencia en los Tedeum contrariando la costumbre de ir a la Catedral. Santiago del Estero, Mendoza, Salta, Puerto Iguazú, Luján, Resistencia, Bariloche fueron las ciudades a las que fue el presidente para dejar vacía la silla en el Tedeum de Bergoglio.
Sin embargo, en 2006 Néstor Kirchner tuvo un gesto de apoyo explícito a Bergoglio al asistir a una misa en la iglesia de San Patricio mientras el arzobispo era atacado por sectores conservadores de la iglesia. Ese mismo año, Guillermo Marcó, que oficiaba como mano derecha de Bergoglio, dijo que Kirchner era "el presidente de la discordia". La respuesta no le bajó el tono: "Hay un Dios y Dios es de todos, pero cuidado, que el diablo también llega a todos, a los que usamos pantalones y a los que usan sotanas, porque el diablo penetra por todos lados".
El arzobispo y el Papa, dos relaciones distintas con Cristina Fernández
La relación de Cristina con Bergoglio cambió cuando este se convirtió en el Papa Francisco. En su libro "Sinceramente" le dedica un capítulo entero, que arranca con el relato de cómo se enteró de su elección: estaba con su peluquera viendo la fumata blanca cuando las palabras "Georgium Marium Bergoglio" la sobresaltaron. Allí relata que la decisión de federalizar los tedeum tuvo que ver con que el arzobispo "amonestaba" a los jefes de Estado.
La teoría de la expresidenta respecto a la relación de su marido con Bergoglio -"Sinceramente" se editó años después, con Bergoglio ya Papa- fue la que según su relato le planteó al Sumo Pontífice en Roma: "Creo que la Argentina era un lugar demasiado chico para ustedes dos juntos". "Ni Néstor quiso cruzar la plaza para ir a la Catedral, ni Bergoglio para ir a la Casa de Gobierno", escribió Cristina.
Con el exarzobispo ya instalado en el viejo contiente, atrás quedaron los dardos por la aprobación de la ley de matrimonio igualitario y aquella reunión tensa en 2011 donde, como máxima autoridad de la Conferencia Episcopal, le dijo a Cristina "a fin de año nos vamos los dos". La historia marcaría otro destino para ambos: la reelección para una, el papado para el otro.
Con Cristina tuvo siete encuentros en solo dos años y medio. Cuatro de ellos en Roma: en marzo de 2013 (con el Papa recién ungido), en abril y septiembre de 2014, y en junio de 2015 en el Vaticano. Además se encontraron en Rio de Janeiro durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 -donde Francisco pronunció el mítico "hagan lío"-, en julio de 2015 en Asunción del Paraguay y en septiembre de 2015 en la Plaza de la Revolución en La Habana, Cuba.
El vínculo con Mauricio Macri: estricta protocolaridad
La relación del Papa con la presidencia de su país natal se enfrió bastante con la llegada de Macri al poder. La reunión del 27 de febrero de 2016 en la Biblioteca del Palacio Apostólico mostró a Francisco muy serio, con un gesto inconmovible. Mucho se especuló respecto de aquellas imágenes.
Como jefe de gobierno porteño Macri desistió de participar de algunos Tedeum. En su lugar asistía María Eugenia Vidal, su segunda. Sin embargo, la relación era de cierta cercanía y la frialdad exhibida luego generó sorpresa. El jefe del PRO esperó siempre una visita papal que nunca llegó (ni en su presidencia ni en ninguna otra).
El 15 de octubre de 2016, a ocho meses del primer encuentro, el papa Francisco y Macri volvieron a reunirse en la Santa Sede. Esta vez, el mandatario asistió con su esposa y su hija menor. Las fotos que quedaron de aquel encuentro son distintas a las de la primera vez. Sin embargo, nada rompió la protocolaridad estricta ni quebró la decisión del Papa de no venir al país. Mucho se especuló de una tensión desde el Vaticano cuando Macri optó por un laissez-faire respecto a la discusión sobre el aborto legal.
Alberto Fernández, el que le pidió que se llame Francisco
En 2010, un artículo del diario Crítica de la Argentina le recomendaba al arzobispo de Buenos Aires mirar el ejemplo de San Francisco de Asís. El texto titulado "El padre Francisco y el cardenal Bergoglio" llevaba la firma de un exjefe de gabinete de la Nación: Alberto Angel Fernández. Nueve años después, el firmante era electo presidente y el aludido ya era Papa y -vaya paradoja- había elegido el nombre de Francisco.
El Sumo Pontífice recibió al flamante presidente en enero de 2020, cuando todavía nadie imaginaba lo que vendría en todo el mundo solo semanas después. Las caras fueron mucho más distendidas que en el primer encuentro con su antecesor.
El segundo encuentro entre ambos fue en mayo de 2021. Habían pasado solo cinco meses desde la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo sobre la cual Alberto Fernández se manifestó a favor. Un tercer encuentro en la segunda mitad de 2023 fue suspendido debido a la brutal inestabilidad político-económica en medio de la transición gubernamental.
Unos meses antes, Francisco habló sobre la Argentina y dijo: “En el año 55, cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza era del 5%, hoy la pobreza está en el 52%. ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”. La crítica era ineludible.
Javier Milei sobre Francisco: imbécil, comunista, representante del maligno
La relación del Papa con el actual presidente no tiene demasiados antecedentes previos a la llegada de Milei a la Casa Rosada ya que el economista llegó como un outsider. Sin embargo, todo estuvo marcado por aquella entrevista en la que el ya candidato Javier Milei dijo que el Papa Francisco era "el representante del maligno en la tierra ocupando el trono de la casa de Dios".
El motivo de esa frase, dicha a los gritos por un transpirado y furibundo Milei, fue que según su opinión "el Papa impulsa el comunismo y eso va contra las sagradas escrituras".
"Este país tiene años de justicia social, que es la envidia, el odio, el resentimiento. La envidia era un pecado capital, habría que informarle al imbécil ese que está en Roma que defiende la justicia social que eso es un robo y va contra los mandamientos", dijo el hombre que cuatro meses después besó el anillo del Sumo Pontífice en el Vaticano cuando fue a visitarlo con su hermana y parte del gabinete.
Francisco nunca respondió directamente, aunque sí dirigió críticas que parecían tener como destinatario al gobierno argentino. "Si no hay buenas políticas, racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo, trabajo, la lógica del descarte material y el descarte humano se va a extender", sacudió el Papa, recuperando el concepto por el que Milei lo criticó inicialmente.