Córdoba

PSG finalista: el día en que París creyó en el equipo y no en las estrellas

El Paris Saint-Germain ha hecho historia una vez más. No por sus nombres brillando en marquesinas globales, ni por alguna jugada mágica de una estrella rutilante. Esta vez, el club parisino escribió su camino a la final de la UEFA Champions League 2025 con algo menos glamoroso pero infinitamente más poderoso: trabajo colectivo, disciplina táctica y una convicción sin adornos.

El martes por la noche, el Parque de los Príncipes fue testigo de un triunfo sin estridencias pero con firmeza. El PSG venció 2 a 1 al Arsenal y, sumado al 1 a 0 conseguido en Londres, selló su boleto a Múnich con un global de 3 a 1. La cita definitiva será el 31 de mayo ante el Inter de Milán de Lautaro Martínez, otro equipo que ha logrado construir más desde el bloque que desde el brillo individual.

PSG VENCIÓ AL ARSENAL Y JUGARÁ LA FINAL DE CHAMPIONS POR SEGUNDA VEZ | PSG 2-1 Arsenal | RESUMEN

Lo que sucedió en París fue más que un simple resultado. Fue la confirmación de una transformación silenciosa. Atrás quedaron los años de la constelación sin constancia, del Mbappé omnipresente, del Messi decorativo, del Neymar iridiscente pero intermitente. Bajo la conducción de Luis Enrique, el PSG apostó por un modelo coral: menos nombres, más sentido colectivo. Y los frutos, finalmente, empezaron a madurar.

El partido comenzó con un dominio claro del Arsenal, que intentó —como quien busca el aire antes de hundirse— empatar la serie a fuerza de presión alta y ritmo inglés. Durante los primeros 15 minutos, los once jugadores del PSG se vieron empujados dentro de su propia área. Pero cuando la tormenta arreció, apareció Gianluigi Donnarumma. A sus 26 años, el arquero italiano confirmó que el apodo de “Gigio” no es una simple caricia fonética: es una presencia gigantesca bajo los tres palos. Sus intervenciones ante Ødegaard y Martinelli mantuvieron intacto el plan de Luis Enrique.

Luego llegó el primer golpe parisino. Khvicha Kvaratskhelia avisó con un tiro al palo y, minutos más tarde, Fabián Ruiz rompió el marcador. Control con el pecho, ajuste con el pie y zurdazo seco al primer palo. Un gol que no solo abrió el partido, sino que demostró que en este PSG todos están habilitados a asumir protagonismo.

En el complemento, el guion no cambió demasiado. El Arsenal volvió a empujar, pero el PSG sostuvo la estructura. Hubo un penal fallado por Vitinha —atajado por David Raya— que podría haber dejado espacio para las dudas. Pero en lugar de eso, llegó el golpe final. Achraf Hakimi, uno de los más persistentes del partido, se encontró con su revancha. Combinó con Ousmane Dembélé y definió con potencia al segundo palo. El 2 a 0 parecía sellar la clasificación, aunque Bukayo Saka descontó minutos después. Fue, sin embargo, un gol más estadístico que simbólico.

Con este pase a la final, el PSG disputará por segunda vez en su historia el partido decisivo por la Champions. La primera fue en 2020, cuando cayó frente al Bayern Múnich. Aquella vez, el equipo estaba repleto de estrellas globales. Hoy, en cambio, el vestuario luce más austero, pero también más unido. El club que durante años pareció obsesionado con comprar talento al por mayor, parece haber descubierto que la grandeza no siempre se cotiza en millones.

El Inter será el rival en la final. Un equipo con solidez defensiva, experiencia y una figura como Lautaro Martínez que atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera. París echa un vistazo al pasado reciente, pero sin nostalgia. Esta vez no llegan con fuegos artificiales, sino con un fuego interno distinto: más callado, más maduro, más creíble.

Y quizá, solo quizá, eso sea lo que les permita finalmente abrazar a “la Orejona”.

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