Córdoba

¿Qué daños hubo en las centrales nucleares de Irán por el ataque de EEUU?

Las bombas y misiles dejaron de surcar por el aire de Israel e Irán, luego del enfrentamiento bélico de los pasados 12 días y cumpliendo el alto el fuego comprometido por ambas naciones. Ahora, el interés está centrado en conocer cuáles fueron los efectos que tuvieron las centrales nucleares iraníes y su impacto en el desarrollo futuro.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán aseguró que las centrales habían sufrido severos daños tras las incursiones aéreas estadounidenses y que eso retrasará los proyectos en materia nuclear que tenía el gobierno del líder supremo, el ayatollá Ali Jamenei.

A pesar de esas aseveraciones, un informe preliminar de los servicios de inteligencia estadounidenses, clasificado como confidencial, concluyó que los ataques producidos por la fuerza aérea de Donald Trump a las tres bases han retrasado su programa nuclear unos meses, pero no lo han destruido como aseguró Washington. Una situación parecida había sido publicada en la víspera por el prestigioso diario español El País.

El diplomático argentino Rafael Grossi, al frente de la agencia nuclear de la ONU, subrayó la urgencia de restablecer la presencia de inspectores en territorio iraní, en un contexto de máxima tensión internacional y con la sombra de la proliferación nuclear. “Volver a las instalaciones nucleares de Irán, bombardeadas por Israel y Estados Unidos en las últimas dos semanas, es la prioridad número uno del OIEA”, afirmó el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica.

Pero esa visita resulta impensable por estas horas, ya que el propio Parlamento de Teherán negó que enviados de cualquier organización tomen conocimiento in situ sobre la realidad actual que muestran los emplazamientos donde Irán desarrolla su programa nuclear y niegan cooperación futura con las entidades internacionales para su contralor.

Los bombardeos israelíes y estadounidenses sobre instalaciones nucleares clave de Irán, incluida la planta subterránea de Fordow, al noreste de Qom, tenían como propósito provocar severas averías y afectar las actividades provocando retrasos o la destrucción total que, a tenor de lo informado por diferentes fuentes no ha sido un logro de los ataques efectuados durante los 12 días pasados.

El ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchí, envió una carta a Grossi donde confirmaba que “se habían tomado medidas de protección” convenientes para resguardar cualquier situación anómala y proteger las reservas de 408 kilogramos de uranio altamente enriquecido al 60 por ciento.

Ese material se encuentra peligrosamente cerca del umbral de pureza necesario para fabricar una variedad de armas nucleares, lo que incrementa la preocupación de los países que sienten que el régimen islamista tiene un poderío militar serio. El destino de ese uranio enriquecido se ha convertido en una de las incógnitas centrales tras los bombardeos.

Desde hace más de una década se viene monitoreando el desarrollo nuclear iraní para verificar el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de no proliferación. Las agresiones bélicas recibidas, según imágenes satelitales, dejaron establecer nuevos cráteres de impacto en zonas cercanas al complejo de Fordow, que se encuentra sumergido a unos 100 metros debajo de la montaña. Natanz e Isfahán también sufrieron ataques que no habrían destruido los elementos centrales del programa nuclear, por lo que deduce que solo lo han retrasado unos meses.

En la década anterior, el gobierno de Teherán planeaba construir 16 nuevas centrales nucleares en 20 años, localizadas con criterios geológicos, sismológicos, topográficos, meteorológicos, hidrológicos, de accesibilidad, ecología, de defensa y de población para elegirlos.

La agencia nuclear iraní había descubierto yacimientos de uranio en el país en 1977, con reservas probadas de material extraíble de este mineral que se multiplicaron hasta alcanzar las 4.400 toneladas en 2013.

Por ahora, el compromiso que han tenido las centrales es todo un gran interrogante que sólo lo conocen las autoridades iraníes y que, seguramente, en el futuro podrá evaluarse en toda su dimensión.

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