Córdoba

Alerta por el aumento de la morosidad en el pago de tarjetas y préstamos personales

Mientras el Gobierno se aferra a la idea de pisar las paritarias salariales con el sólo pretexto de que eso mantendrá a resguardo la inflación, el propio Banco Central dio a conocer un dato (más) que pone de manifiesto otro de los lados oscuros que aparecen como consecuencia de implementar ese tipo de políticas: en marzo la mora entre los usuarios de tarjetas de crédito trepó hasta el 2,8% y en los beneficiarios de préstamos personales llegó al 4,1%.

Ambos niveles son los más altos desde diciembre y junio de 2024, respectivamente.

Sólo un mes antes, o sea durante febrero, la morosidad en préstamos personales había sido del 2,94%, con lo cual en apenas 30 días el crecimiento fue de más del 1%.

Para los especialistas esto es una consecuencia directa de que la inflación corre por delante de los aumentos salariales; dicho de otro modo, es una muestra más de la pérdida de poder adquisitivo de los argentinos.

Los principales directivos de los bancos que operan en el país acusaron recibo de la situación y admitieron que en los últimos meses “hay un sostenido incremento en la mora de los préstamos del sistema financiero local”.

El problema no pasa tanto por la solidez del sistema, que está fortalecido y a números de abril equivale al 142% del financiamiento en situación irregular, el mayor valor en las últimas dos décadas, sino más bien por cómo afecta a las familias argentinas de clase media o baja, que a la hora de elegir qué pagar han comenzado a dejar de lado la cancelación de sus saldos de tarjetas de créditos o sus préstamos personales, que a su vez utilizaron para solventar gastos corrientes.

Consecuencia

Uno de los que ya admitió la problemática fue Javier Bolzico, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), cámara que nuclea a las entidades privadas pero de capital nacional, para quien el aumento en la morosidad “es una consecuencia no deseada de la baja de la inflación”. "Hay un cambio para quienes antes compraban en cuotas, ya que si lo hacían en 18 meses las últimas eran a tasa negativa por la suba de la inflación. Ahora, con menos suba de precios, la cuota del mes 6 pesa casi tanto como la primera", explicó Bolzico, para quien la quita de los subsidios a los servicios “disminuyó la capacidad de pago de los bolsillos de los argentinos”.

Como se dijo, entre los factores que explican el aumento de la morosidad está el piso que el Gobierno le pone a los aumentos salariales para que no sigan de cerca a la inflación, situación que obliga a las familias a tomar créditos (personales o vía tarjetas) para mantener su nivel de consumo. Como los ingresos van a menor ritmo que la inflación, los hogares comenzaron a retrasar sus obligaciones.

Déficit cero

Disminución del déficit fiscal mediante, progresivamente y desde principios de 2024 los bancos comenzaron a priorizar el crédito privado (a personas) por sobre la antigua metodología que tenían de colocación de deuda pública.

Sólo en mayo, la actividad crediticia mostró un alza del 5,7% explicable mayormente por las financiaciones otorgadas a personas, tal como ocurre desde comienzos de año.

El lado B de esta expansión crediticia son las tasas de interés, que resultan prohibitivas para la mayoría de los hogares y que sus límites de aplicación fueron desregulados por este Gobierno.

Según un reciente informe de Aurum, las tasas para préstamos personales superan el 70%, mientras que las líneas para empresas están en el orden del 37%, con un spread (diferencia entre el precio de compra y de venta) considerable frente a los plazos fijos, que ofrecen alrededor del 31% anual.

Para la consultora, “la acumulación de pasivos es más visible en los hogares de ingresos medios y bajos, que enfrentan mayores restricciones para acceder a créditos y deben pagar tasas más elevadas”.

Serán claves los próximos meses para testear cómo se comporta la morosidad de los tenedores de tarjetas de crédito y de créditos personales, si la tendencia se acentúa o se logra morigerar. Por lo que ha mostrado hasta acá, el Gobierno no parece dispuesto a modificar su postura de que el salario seguirá perdiendo frente a la inflación a costa de sostener el déficit cero. Y, por lo dicho, sólo si el salario real se recupera los hogares podrán hacer lo mismo con su capacidad de pago.

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