Infantería a los palos: cortan la última raíz y abren paso a la grúa que ya saca el quebracho
Después de muchas idas y vueltas, el quebracho blanco de la Avenida Luchesse, en el acceso a Villa Allende, estaba listo la tarde del sábado para ser removido pero tanto por la resistencia de los “autoconvocados por el quebracho” como de la mismísima justicia, no parecía estar claro que la remoción tendría curso.
La última semana de junio ya estaba claro que el quebracho sería removido, aún con las escasas chances de sobrevida. Pero aparecerían una serie de “contratiempos” adicionales.
Además, parecía un contrasentido que, en medio de la realización de un evento internacional sobre cuidado del ambiente y circularidad, promocionado por el gobierno provincial hasta el hartazgo, fuese ese mismo gobierno el que, en pleno evento, decidiese la remoción. Tan así fueron las cosas que, terminada la feria, se confirmaba el avance sobre el centenario árbol.
Aún faltaban algunos capítulos más, dado que la resistencia de los autoconvocados intentaba detener el traslado, y así fue como se llegó a una instancia en que las autoridades llegaron a decir que "si el árbol se moría, sería responsabilidad de los manifestantes que impidieron las tareas.
Los manifestantes, denunciaron extorsión, mientras otra empresa retiraba sus grúas, esta vez por que sólo se había comprometido a trasladar el árbol, pero no para seccionar sus raíces, cosa con la que no estaba de acuerdo,
Recta final
En la mañana del sábado el secretario de Gobierno de la Municipalidad de Villa Allende, Felipe Crespo, aseguró que “el árbol está técnicamente liberado”, tras la exposición completa de la raíz principal, que finalmente no era tan larga como se especuló en la previa.
De acuerdo a lo informado por Crespo, el trabajo fue supervisado por un ingeniero agrónomo que tutela la salud del árbol y los trabajos en la zona se realizaron de forma planificada y controlada. También señaló que el proceso ha sido completamente documentado y supervisado por un ingeniero agrónomo y que el pan de tierra se mantenía húmedo para garantizar las mejores condiciones durante el traslado.
Resistencia y amparo
A la siesta del sábado, el grupo de ambientalistas y vecinos autoconvocados que acampan en el lugar leyeron una orden judicial de amparo, que ordenaba paralizar la obra de remoción. Al mismo tiempo, se hizo presente una nueva grúa, procedente de Tucumán, con dos enormes camiones playos, y los vecinos intentaron detener su avance para que se haga cumplir con la medida judicial.
Sería ese el momento en que la infantería comenzó a reprimir, a pesar de que la manifestación hasta allí había sido completamente pacífica, como lo ponen de manifiesto gran cantidad de videos y publicaciones que se han subido a las redes sociales.
Consultado por Cba24n, el ambientalista y fotógrafo Guillermo Galliano resumió el panorama de este modo: “Un desastre; gente golpeada, gente tirada en el suelo, la infantería repartió palos a lo loco, una grúa gigante frenada con dos camiones atrás para el quebracho y una orden judicial que manda a frenar la obra, que no se leyó”.
Según confirmaron diversas fuentes, además de algunos manifestantes, al menos un fotógrafo resultó agredido. En este caso, alguna versiones indicaban que la agresión provino directamente de uno de los operarios que llegó con la grúa, aunque no se ha podido confirmar esta situación.
Cortaron el paso y los desalojaron
Para esa hora, comenzaron a llegar refuerzos de la Guardia de Infantería que se desplegaron en el lugar, mientras muchas personas de acostaron en la calzada para evitar el desplazamiento de la monumental grúa.
Los efectivos de infantería comenzaron un proceso de desalojo en el que advertían que se estaba filmando para la denuncia judicial de los manifestantes. Allí se vivieron momentos tensas mientras la grúa avanzaba lentamente a medida que los efectivos policiales removían manifestantes, hasta que finalmente se liberó el paso y el convoy logró atravesar la manifestación.
La grúa comenzó la remoción
Llegando las 20 horas del sábado, la grúa finalmente había tomado su posición en las inmediaciones del Quebracho y se preparaba para su remoción, mientras los vecinos autoconvocados se mantenían en vigilia en las proximidades, acompañando el árbol, hasta el final, como habían prometido.
Tal vez, tengan consigo la esperanza de que, por enésima vez, el Quebracho, tan sufrido, resista, que se aferre al suelo y se vuelva a frustrar la operación.