Córdoba

Sufre violencia de género y pide ayuda a la Justicia

Carolina pide celeridad a la justicia: el agresor está libre y ella sigue vulnerable; tanto que pide ayuda para trabajar y solicita al Polo de la Mujer y al Banco de la Gente que le flexibilicen las condiciones para poder obtener un crédito que le sirva para rehacer su vida y la de su pequeña hija.

Una problemática inquietante es, sin dudas, la violencia de género: la situación que viven muchas personas, mujeres violentadas incluso desde hace años. Muchos casos tienen un proceso judicial en curso, con orden de detención. En el caso de Carolina y su ex pareja, él la ha maltratado, estuvo preso y hoy está en libertad. Esta historia tiene ribetes cruentos e increíbles y un Estado que, por ahora, no la está ayudando como ella necesita; por eso quisimos conocer la historia de Carolina.

En el programa FUERTE Y CLARO de Canal 10 y el Streaming de SRT Media, Carolina, en primera persona, nos relató la dramática situación que está viviendo: “Yo vengo desde 2018 con el tema de la violencia con mi ex pareja; desde 2020 que me quiso matar. De ahí, hostigamientos, amenazas, seguimientos, me hizo perder trabajos, siempre con violencia. Me destruyeron todo lo que tenía: lo que iba comprando lo destruía. En enero de este año me quiso matar…”

Respecto de la actuación de la justicia, la mujer nos contó que al agresor “lo detienen 20 días, sale con una tobillera y, a partir de ese momento, empieza otro hostigamiento de terceras personas”.

Al consultarle cómo fue la situación después de que finalmente lo denunció tras años de violencia de género, nos detalló: “Yo estuve con botón antipánico; él violaba las restricciones, nunca lo detuvieron. Renegué un montón yendo al Polo (de la Mujer), yendo a la justicia; nadie me escuchó, literalmente estaba sola. En enero de este año logré que lo detuvieran 20 días solamente. Salió con tobillera y, como él no se puede acercar, mandó personas a amenazarnos donde vivíamos mi hija y yo, parientes a atacarme: primero a amenazarme y el último episodio, el 5 de agosto, literalmente la orden de ellos era que Andrés dijo que me mataran”

Foto: captura de pantalla de Canal 10

Al ver las consecuencias de las agresiones, las secuelas de esos golpes que se observan a simple vista y que permanecen hasta hoy, nos contó: “Tengo fisurada la nariz, estoy recuperándome de golpes internos; quedé internada 3 días, de los cuales mi nena me vio y no me reconoció de lo desfigurada que estaba”. Agregó: “Hablé a través del Polo de la Mujer para la contención; busqué psiquiatra y psicóloga por mi cuenta en el San Roque. Yo no sabía que te brindaban el Apross para tener apoyo psicológico; hay cosas que yo no sabía y, gracias a Sandra, mi abogada, se logró mover la causa, pero estaba todo archivado. O sea, nos enteramos de que no figuraba nada en el Polo sobre mi caso”, se quejó Carolina.

El agresor, la ex pareja, está libre

Carolina nos confesó que su ex pareja “estaba internado en un psiquiátrico; la madre lo había internado ahí, y estaban esperando que lo detuvieran, que es como corresponde, porque no sólo nos destruyó la vida a mi nena y a mí, también destruyó los elementos. Nosotros vivíamos con cosas prestadas de vecinos; yo tenía armado un consultorio. Soy profesional, hago estética, lo armé especialmente para estar con mi nena, independiente, pero ahora tampoco tengo esa posibilidad laboral: no tengo nada. Lo que yo pido no es que me regalen nada, sino que me den la posibilidad: por ahí colegas que les sobren me puedan dar elementos para trabajar y por ahí empresas que vendan aparatos, a pagar en cuotas. O sea, yo conseguí un espacio para trabajar, pero no tengo nada para empezar”.

Carolina no encontró respuesta en el Polo de la Mujer

“Me dijeron que vaya al Banco de la Gente, donde me piden garantías y donde tardan meses para un crédito. Como yo les dije a ellas, la contención: yo volví re mal ese día, con mucho dolor en el pecho y ataques de pánico. Las dos veces que me hicieron ir, yo no tengo ni para los pasajes; estoy viviendo ahora de lo que me ayuda mi mamá y mis hermanas. Mi mamá es jubilada; hay vecinos que ayudan, y no podemos vivir así. Mi hija necesita una vida digna, vivir bien, y yo pido solamente trabajar. Por ahí alguna empresa que venda aparatos me lo puede dar a pagar; yo no tengo problema”.

Mientras tanto, el Polo de la Mujer, que está para ayudar a personas como Carolina, no le está brindando todavía la contención necesaria: le exigen muchas cuestiones que, en su situación de vulnerabilidad, no puede cumplir.

Carolina dijo estar muy vulnerable: “Tuve consigna policial; me acompañan porque me cuesta salir a la calle y también en la puerta de mi casa, 24 horas. Mi nena tiene 10 años y está plenamente consciente de este sufrimiento; todos los días ella pide cosas. Es una niña y merecemos vivir tranquilas; merecemos estar en paz. Que nos dejen en paz y me dejen trabajar y estar con ella bien, una vida nueva, es lo que yo pido”.

Para ayudar a Carolina

Mientras espera la ayuda del Estado, esta mujer solicita colaboración a través de un Alias (JAMON.CABINA.LOGRO) para que la gente pueda ayudarla con lo que sea; ella agradece que la escuchen, le ayuda un montón. A la vez recibe “mucho apoyo de mucha gente, de muchos grupos contra la violencia. He armado un grupo bastante bueno donde me apoyan constantemente y ese apoyo me ayuda muchísimo en la contención, porque mi familia —mi mamá— está grande”.

Un pedido a la justicia

Carolina se expresó a través de Canal 10 para pedirle a la justicia que por favor detengan a su agresor: “Que lo detengan, que se haga el juicio como corresponde, no un juicio provisorio; que hagan un juicio como corresponde. Yo tengo todo: fotos, pericias; que lo detengan y que él vaya preso como corresponde. Y el entorno de él: yo ya di nombres de todo el entorno de él y todavía no han hecho nada. Necesito que la justicia se mueva en esa parte, para salir tranquila con mi hija y volver a empezar de nuevo, volver a tener nuestras vidas, porque vivimos desde 2018 hasta ahora con miedo y con amenazas…”

La causa está judicializada; ella aguarda que la justicia finalmente detenga a su agresor para poder vivir tranquilas con su hija, que tan solo tiene 10 años, y pide algún aporte, alguien que pueda ayudarlas, mientras se espera la ayuda del Banco de la Gente y del Polo de la Mujer. Necesita poder trabajar y generarse un sustento, porque su situación de vulnerabilidad es realmente grave.

Nos alejamos del lugar con un raro sentimiento de impotencia, porque fue su rostro surcado por lágrimas donde se evidenciaba el sufrimiento de esta mujer llamada Carolina.

No debemos olvidar la faz humana: viene denunciando reiteradamente la morosidad de la justicia, el llegar tarde; esa justicia con sus recovecos y sus incomprensibles demoras. También es cierto que hay ausencia de recursos en determinadas áreas, pero tenemos una víctima de violencia de género que reclama, ni más ni menos, que la protejan y que la dejen trabajar, y que cuiden a su hija.

El agresor está identificado y denunciado; el entorno del agresor se siente con derecho de salir a hostigarla porque ella denuncia. Hay una cantidad de evidencias que ameritan celeridad por parte de quienes deben cuidar a esta y a tantas otras mujeres que sufren violencia de género.

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