El freno de la compra de carne argentina y el duro cruce por el pretexto norteamericano
La secretaria de Agricultura de EE. UU., Brooke Rollins, enfrió el anuncio del presidente Donald Trump sobre la ampliación de las compras de carne argentina para estabilizar los precios en el mercado norteamericano. La funcionaria sí confirmó que se negocia un aumento en el cupo con arancel reducido, aunque advirtió que el volumen importado “no será mucho”, bajando la expectativa de industriales y exportadores de carne de nuestro país. El día del anuncio de Trump, Daniel Urcía (presidente de FIFRA, federación que nuclea a los industriales de la carne) había calificado el anticipo como “una buena noticia”. Ahora los dichos de Rollins generaron una fuerte respuesta por parte del presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino.
Rollins, en declaraciones a medios especializados, intentó llevar calma a los ganaderos norteamericanos que habían cuestionado los dichos de Trump, y utilizó como principal argumento las preocupaciones sanitarias. La secretaria afirmó que Argentina enfrenta “un problema de fiebre aftosa” y que el Departamento de Agricultura debe garantizar la seguridad de su industria ganadera. Además, señaló que la fiebre aftosa es “un desafío” y que deben asegurarse de que “la industria estadounidense” esté protegida. Cabe recordar que Argentina tiene estatus libre de aftosa, con o sin vacunación según la región, tras el último brote que ocurrió hace más de dos décadas. Esto encendió a referentes de la ganadería de nuestro país.
La respuesta argentina
Las declaraciones de Rollins provocaron la reacción inmediata del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, quien le respondió a la funcionaria en un programa de una radio porteña. Pino calificó a Rollins de “mal informada”.
El dirigente de la mesa de enlace agregó que “prefiere creer que la afirmación fue un error, ya que la intención de Estados Unidos es buena en querer comprar más volumen de carne argentina. Para nuestro país es una buena noticia”. La postura del dirigente buscó descomprimir la tensión generada por los dichos de la funcionaria de Trump.
Una mirada sobre la aftosa
La fiebre aftosa es una enfermedad viral grave, que afecta, entre otros, a bovinos, con pérdidas económicas importantes. Argentina tiene estatus libre de aftosa, reconocida por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). El país está dividido en dos zonas sanitarias, aunque en su totalidad es libre de la enfermedad que en el pasado provocó suspensiones de exportación de carne ante el más mínimo brote.
MundoAgro consultó a dos especialistas en materia ganadera sobre la mención de la Secretaría de Agricultura de EE. UU. sobre la presencia de aftosa en Argentina.
Para el especialista en ganadería, docente de la UNC, asesor CREA y consultor en Smart Meat, Osvaldo Luna, “el país se preocupó en los últimos años en tener un plan sanitario serio para la ganadería”. De esa forma, “Argentina logró tener un estatus en materia de sanidad adecuado, con prevención y contención de la aftosa. Gracias a eso nuestro país puede exportar carne a la Unión Europea, China, Israel y Chile, con exigencias similares a las que pide Estados Unidos”, explicó Luna. El asesor reconoció que el control de las enfermedades es fruto del trabajo de instituciones como el SENASA, siempre preocupadas por los planes de vacunación. Sí advirtió el especialista que “tal vez a nuestro país le falte el número de cabezas necesarias para enfocarse en exportar más carne a Estados Unidos”, por lo que consideró que ampliar esa cuota a la que aludió Trump “sería con una cifra poco significativa”.
Por su parte, para el consultor Federico Santángelo, de AgroIdeas, “los dichos de Rollins fueron para la tribuna interna en Estados Unidos. Los farmers pusieron el grito en el cielo con las retenciones cero que beneficiaron a China, y ahora se quejaron por el anuncio de Trump con la intención de ampliar la cuota de carne de nuestro país. Hoy Estados Unidos tiene un déficit de producción muy importante de carne y en eso ha pensado Trump. También le subió los aranceles de exportación de carne a Brasil, con lo que se presenta un nicho para la carne de nuestro país. Según comentarios, la idea del país del norte es ampliar la cuota argentina de 20.000 a 70.000 toneladas. Habrá que ver si las negociaciones pueden llevar a ese volumen, que tampoco parece significativo. Al final, Santángelo consideró que “no hay que considerar como serios los dichos de la funcionaria estadounidense: si Argentina ya le vende a Estados Unidos, la aftosa es una cuestión superada”.
Contexto del mercado y promesa presidencial
La intención de Rollins de bajar el perfil a las compras de carne por parte de Estados Unidos contrasta con la propuesta inicial de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos había afirmado que su gobierno “compraría algo de carne de Argentina” con el objetivo de reducir los precios internos. Trump analizó que si se concretaba la compra, los precios de la carne de res en EE. UU. bajarían. A comienzos de esta semana, el mandatario había prometido abordar el tema como parte de sus esfuerzos para mantener la inflación bajo control. También para ayudar a Argentina, con el planteo de que nuestro país “está luchando por vivir”.
El mercado interno estadounidense presenta desafíos para la gestión Trump: los precios de la carne vacuna han subido fuertemente este año debido a la sequía y a los problemas sanitarios en México. La idea de importar carne de Argentina era una de las salidas, aunque Rollins puso el volumen en duda. Estados Unidos consume aproximadamente 12.000.000 de toneladas de carne bovina al año. De ese total, solamente 2.000.000 de toneladas son importadas. Para sortear reclamos de productores estadounidenses, Rollins prefirió que el volumen de compra a nuestro país “no sea mucho”, como ya opinó.
En la actualidad Argentina tiene con EE. UU. un cupo anual de carne deshuesada, fresca, enfriada o congelada de 20.000 toneladas con aranceles bajos. Tras varios días del anuncio de Trump, la posibilidad de ampliar ese cupo parece haberse enfriado.