¿Por qué Diego Maradona trasciende generaciones?
Durante el Mundial 2018 se hizo viral un video muy particular: Daniyar, un niño ruso de 10 años, se emocionaba hasta las lágrimas al darle un abrazo a su máximo ídolo: Diego Armando Maradona.
¿Cómo puede ser esto posible? Maradona se retiró diez años antes del nacimiento de Daniyar y brilló a más de 13.000 kilómetros de Rusia. Sin embargo, aparentemente hay algo de Diego que contagia.
Las comparaciones siempre son odiosas, pero en este caso valen la pena para marcar un punto. La lógica indica que para todos aquellos que hayamos nacido en la década del 90´ o en los 2000, Messi debería ser la figura que eclipse nuestra mentes. Así como nuestros abuelos hablaban de Pelé y nuestros padres de Maradona, nosotros deberíamos hablar de Messi. Y ojo, lo hacemos. Sin embargo, en muchos de nosotros la figura de Diego tiene una presencia y una cercanía inexplicable.
En la época de la inmediatez pareciera no haber tiempo para prestarle atención a algo que ocurrió hace 40 años. De hecho, si me apuran, no recuerdo haber visto nunca un partido completo de Maradona, sacando algún especial que hayan pasado por TV. El tema es que no hace falta, porque el tipo contagia más allá de lo futbolístico. Supongo que se lo puede llamar carisma, simpatía o “aura”, pero lo concreto es que tiene algo que otros no. De hecho, es más fácil emocionarse viendo una entrevista a Maradona que viendo el gol a los ingleses.
Más allá de múltiples actitudes que podrían criticarse, hay algo que nos hace sentir indudablemente que en el fondo era una gran persona. Son miles las anécdotas de colegas, amigos y no tan amigos que cuentan que Diego estuvo allí para poner el hombro o darles un abrazo cuando más lo necesitaban, sin pedir nada a cambio. Incluso post mortem, queda la sensación de que si uno tiene un problema o un escarnio público, Maradona estaría ahí para defenderlo.
¿Hay algo más fuerte que eso? Sentir que un tipo que no conocías te defendería y estaría al lado tuyo. Lo que sigue es un cliché, pero no deja de ser cierto y puede ser clave para entender este fenómeno: en la cancha Diego era un superhéroe, un extraterrestre, alguien que hacía cosas que un humano normal no podría hacer, con las que uno no podría sentirse identificado. Afuera de la cancha era un humano más.
En realidad, Diego era el humano más famoso de la Tierra y por eso conmovía que exponga sus miserias. Lo que conmueve no es solamente un gol eludiendo a cinco tipos o un tiro libre clavado en un ángulo. Conmueve que un ferretero en Varela o un periodista en Córdoba puedan sentirse identificados con quien fue el tipo más exitoso del planeta.
Diego, el humano que trasciende el tiempo.