Destino y ovación: la noche de película de Nacho Russo en la Bombonera
Emoción y victoria en La Bombonera
La noche en que Boca Juniors venció a Tigre por 2-0 y aseguró el primer puesto en la Zona A del Torneo Clausura, estuvo marcada por un profundo momento de emoción. Los hinchas de Boca brindaron un emotivo recibimiento a Nacho Russo, delantero del Matador e hijo del recordado entrenador Miguel Ángel Russo, quien falleció el pasado 8 de octubre.
Apenas los equipos saltaron al campo de juego de La Bombonera, los fanáticos del Xeneize ovacionaron al difunto director técnico, coreando: "Olé, olé, olé, olé, Russo, Russo…". El atacante de Tigre respondió con aplausos este noble gesto de la afición. Nacho Russo, quien previamente había asistido al homenaje realizado en el duelo de Boca contra Belgrano, regresó esta vez al estadio como jugador visitante. Antes del encuentro, había anticipado el dramatismo de la situación, describiéndola como algo "de película" o que "parece guionado".
La alegría del primer puesto y la conexión familiar
El encuentro fue una experiencia "emocionalmente muy fuerte" para Nacho Russo, quien recordó que su padre había estado en ese mismo lugar hacía poco. Aunque estaba enfocado en su rol como jugador de Tigre y en la necesidad de ganar, intentó disfrutar de lo que pudo en medio del enojo (por la derrota). El joven delantero afirmó que siente que su padre "está acá conmigo".
Al término del partido, y con la victoria local sellada, Nacho Russo sentenció una frase que resonó en el ambiente: "Debe estar contento que quedaron primeros".
Además de recibir la ovación de los hinchas, Nacho pasó por el banco de suplentes de Boca para saludar a Claudio Úbeda y a todo el cuerpo técnico que trabajó junto a su padre.
El regalo que regresó de Uruguay
La carga emotiva de la noche se completó con un regalo sumamente especial. Tras el partido, a Nacho le fue entregada la famosa camiseta conmemorativa que el club había utilizado para homenajear a Miguel Ángel Russo.
Esta camiseta había sido enviada al cielo con globos durante el partido contra Belgrano. Semanas después, la prenda apareció en un campo de Uruguay, y finalmente, regresó a las manos de su hijo en La Bombonera. Nacho Russo se retiró del estadio con esta camiseta, símbolo del cariño del club hacia su padre.