Scott Bessent dijo que Argentina es como el hijo de Estados Unidos
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, volvió a menospreciar a nuestro país al caracterizar el acuerdo de intercambio de divisas -el swap- entre Estados Unidos y Argentina. El funcionario estadounidense afirmó que el swap por 20 mil millones de dólares no fue un rescate al gobierno de Javier Milei sino que fue como “un primer préstamo firmado por tus padres”.
Por otra parte, Bessent volvió a marcar que Estados Unidos ganó dinero con la operación por la cual le dio dólares el gobierno argentino a cambio de pesos. “El Fondo de Estabilización Cambiaria nunca ha perdido dinero”, reiteró el hombre de confianza de Trump para las finanzas.
“¿Por qué lo llamas un rescate? En un rescate uno no gana plata, nosotros ganamos plata”, remató en una entrevista con la cadena Fox.
Al mismo tiempo, la portavoz de Trump, Karoline Leavitt, republicó ayer un artículo titulado “Trump vuelve a ganar a lo grande” y está dedicado al caso argentino. Fue publicado extrañamente no en un medio sino en el sitio de una organización de corte conservador: la Asociación de Ciudadanos Americanos Maduros (AMAC por sus siglas en inglés, entendiendo por “americanos” a los estadounidenses en este caso).
La autora del texto, la economista Sarah Katherine Sisk, indicó allí: “Este intercambio funciona como un préstamo garantizado: Estados Unidos recupera sus dólares con ganancias (siempre que la economía argentina se recupere) y los contribuyentes estadounidenses corren un riesgo mínimo”. No aclara de dónde sale esa ganancia. Sí admite que, tal como se especuló en Argentina en las últimas semanas, la parte que se activó del swap asciende a los 2.700 millones de dólares.
Y cuenta abiertamente, sin titubeos, que los dólares de ese swap volvieron por la vía contraria y como por un tubo a Estados Unidos: “Se destinaron a reembolsar intervenciones estadounidenses previas en el mercado cambiario argentino, y que Washington probablemente vendió billetes denominados en pesos con ganancias, debilitando aún más la narrativa del ‘rescate’. Lejos de ser una transferencia unilateral de dinero estadounidense a un gobierno en apuros, el canje se ha presentado hasta ahora como una maniobra financiera rentable a corto plazo”.
O sea: según el artículo, Estados Unidos se quedó con los dólares, con los pesos y con la diferencia por lo ganado en la maniobra financiera surgida de una profecía autocumplida, que fue la influencia de Trump en las elecciones y los efectos económicos del triunfo de Milei.
“Trump había condicionado explícitamente el apoyo estadounidense al desempeño de la coalición gobernante de Milei en esas elecciones. El intercambio nunca fue un paquete de rescate sin límite de tiempo; fue una apuesta condicionada y estructurada”, escribió con la misma claridad Sisk en la nota compartida por la portavoz de la Casa Blanca.
No conforme con eso, también incluyó la variable geopolítica: “Estados Unidos ha reafirmado su influencia en Latinoamérica, contrarrestando el creciente poderío financiero de China en la región sin comprometer un solo centavo en ayuda exterior”.